“¿Cómo vestirte si tienes hip dips?”, “rutina de ejercicios completa para decirle adiós a los hip dips”, “cómo eliminar las hendiduras de cadera”. Estas y muchas otras frases son las que se pueden leer en revistas o portales fitness, aconsejando cómo eliminar o esconder esa característica en la cadera que acompleja a muchas mujeres. Las llamadas hip dips son hendiduras o un hueco que se forma entre la pelvis y el muslo, y la razón de inseguridad de muchas mujeres que ignoran que se trata de algo completamente natural del cuerpo.
Para la kinesióloga y fundadora de Casa Mujer, Andrea García, es importante señalar que anatómicamente todos los cuerpos son diferentes, y en el caso de la articulación de la cadera, formada por la cabeza del fémur y la pelvis, también se puede encontrar una gran variedad de ángulos entre ellas. Según explica, existen distintos tipos de pelvis, unas más anchas y largas que otras, lo mismo ocurre con el fémur. “El término hip dips se refiere a una hendidura que se encuentra en esta articulación, y su apariencia puede variar en función de la masa muscular y la forma en que el cuerpo distribuye la grasa. Generalmente, son más notorias en mujeres con caderas más anchas y una mayor distancia vertical entre el ilion y la cavidad de la cadera”, explica.
En particular, la visibilidad de las caderas dependerá de diferentes aspectos como el tamaño del trocánter mayor, que es la parte superior o cabeza del fémur; la distancia entre el ilion (hueso grande de la pelvis), el acetábulo o cavidad donde se forma la articulación de la cadera y el trocánter mayor, longitud del cuello femoral, la masa muscular, entre otros. En conjunto, esto puede crear un espacio más amplio entre los huesos, lo que en última instancia conduce a hip dips más pronunciados. “Presentar más o menos hip dips es totalmente normal, como mencioné, son el resultado de la estructura única del cuerpo y no una indicación del estado de salud. Asimismo, su presencia no refleja necesariamente el porcentaje de grasa corporal y saber esto ayudará a aceptar la normalidad de las caderas y, en cambio, a concentrarse en las cosas que puede hacer para fortalecer y estabilizar las caderas”, comenta Andrea.
“Es súper fuerte cómo los estereotipos nos van ‘moldeando’ en la medida que vamos creciendo porque cada quien se forma una imagen de lo que espera la sociedad de uno y de lo que deberíamos hacer. En ese sentido, es importante destacar el rol que tiene la publicidad a lo largo de la vida de las personas con respecto a perpetuar esto estereotipos del cuerpo perfecto, lo que se considera belleza”, explica la psicóloga Valentina Zúñiga, quien agrega que cuando una persona se cuestiona si está cumpliendo los cánones de belleza, puede afectar negativamente en la autoestima y en la valoración de uno mismo.
En relación a esto, la mindset reset coach Paula Alcalde, asegura que las personas no suelen usar la comparación a su favor y al mismo tiempo se normaliza decir que no existe el cuerpo perfecto, cuando en realidad cada quien tiene su propia perfección: “La verdadera orden que nos tenemos que dar para poder tener una mentalidad sana es considerar que sí somos perfectas, cada una en su propia perfección. A mi juicio el autoestima está ligado a las cosas que pensamos, más de lo que vemos. Cuando empezamos a entender y elegimos pensar bien de nosotras, nos vamos dado cuenta de lo fácil que es cambiar esa elección”.
Valentina, por otro lado, considera que la crianza tiene un papel fundamental en esto, ya que durante esta etapa se le pueden entregar valiosas herramientas a los niños para que sepan valorarse y descubrir sus gustos. Pero en la adultez, también hay un camino de superación en este tema a través del autoconocimiento, de descubrir en lo que somos buenos, los gustos o en aquellas cosas en las cuales probablemente uno se sienta más contento y así, saber abordarlas. Por su parte, Paula comenta que como padres el mayor regalo que podemos hacer es dejar de hablar del cuerpo de los demás. “Los niños, así como nosotros, aprendieron escuchando lo que sus padres dicen. Cuando un niño aprende que no se opina sobre otra persona, en el fondo también es un niño que deja de castigarse a si mismo. Pero para generar ese cambio, hay que empezar a dejar de opinar del otro, de cómo se viste, como se peina, sobre su apariencia, entre otras cosas. Se produce un corte de alimentar de que yo tengo la verdad sobre otra persona”, explica.