Paula 1084. Sábado 3 de diciembre de 2011.
De la cueva a Balmaceda
Arte Joven Inspirados en la obra del poeta chileno Mario Borel, los artistas visuales Constanza Cox, Felipe Santander y Carolina Silva, todos de la agrupación La Cueva del Conejo, expondrán hasta fines de diciembre la muestra Materiales ligeros en la galería Balmaceda Arte Joven. Toda la muestra quedará en un políptico –coeditado con Balmaceda 1215 y que será la primera publicación experimental de Editorial Conejo, uno de los proyectos culturales asociados al colectivo. Solo se imprimirán 600 ejemplares, a la venta en diversas librerías.
Con una plaga de cucarachas, llena de ratones y deteriorada por el terremoto. Así recibió Constanza Cox (27, artista visual), la casona de calle San Isidro que hoy es la sede principal de La Cueva del Conejo, una agrupación de tres casas-taller donde trabajan 25 artistas entre pintores, ilustradores, escultores, grabadores y diseñadores. Antes, la casa había sido una imprenta que por casi 20 años no recibió ni una mano de pintura. "Estaba como una pocilga, pocos me tenían fe, me decían 'cómo vas a arrendar esto, estás loca'", cuenta. Se demoró tres meses en restaurarla y lo último que hizo fue pintar en la fachada una liebre gigante –la prefirió en vez de un conejo– que es el sello distintivo de este colectivo que ahora tiene otras dos sedes, General Jofré y Juan Vicuña. Más allá de arrendar talleres, la intención de Constanza es que La Cueva del Conejo se perfile como un centro de producción artística y cultural que genere un diálogo entre disciplinas. En menos de dos años, ya tienen una sala multiuso que comúnmente usan compañías de teatro y tres proyectos a punto de consolidarse: la galería Conejo, el taller Aguafuerte, donde darán clases de grabado y dibujo, y Editorial Conejo, iniciativa del artista Felipe Santander para difundir el trabajo de artistas a través de libros-objetos. www.lacuevadelconejo.cl.
Taller León
Cada vez que le preguntaban a José Pedro Godoy (26, pintor) cómo se llamaba su taller no sabía qué responder. Hasta que un día paseando por una feria de cachureos, compró el busto en yeso de un león, lo puso sobre la chimenea y le empezó a decir a quienes le preguntaban que su taller se llamaba así, como el animal. Ahora, en la casona de Seminario con Santa Isabel, donde comparte taller con otros nueve artistas, hay dos bustos de león: el del living, sobre la chimenea, y otro en el patio. En tres años han rotado parte de los integrantes, pero Felipe Muhr, Paz Ortúzar y José Pedro Godoy, los primeros en reunirse para encontrar una casona, continúan ahí. Después de haber visto unas 30 casas, están seguros que no hay otra con ocho piezas tan espaciosas ni tan bien ubicada, lo que les ha permitido, incluso, organizar ventas de arte. Pero por ahora no planean realizar otra; actualmente, la mayoría prepara las exposiciones que presentarán el próximo año: Godoy, trabaja en El progreso del amor, una serie de pinturas que expondrá en el Museo de Artes Visuales; Paz Ortúzar en Misodendro, una intervención que realizará en la fachada del Centro Cultural España, y Constanza Alarcón prepara Y, sin embargo, se mueve, una instalación que exhibirá en galería Die Ecke.
El amor según Godoy
Con 26 años, José Pedro Godoy, uno de los fundadores de Taller León se ha posicionado como un pintor consagrado en la escena artística emergente. El año pasado expuso Heliogábalo, en la Sala Gasco, y ahora prepara El progreso del amor, muestra que ocupará los cuatro pisos del MAVI con pinturas rococó que repasan las distintas etapas del erotismo. "Representan una naturaleza lujuriosa y coqueta. La idea es que, al bajar por los cuatro pisos del museo, te encuentres con un estado nuevo del enamoramiento", adelanta. Más de su trabajo en www.josepedrogodoy.cl.
Hasta mediados de diciembre, Constanza Gazmuri, una de las primeras en instalarse en el taller Boonen, estará exhibiendo Desplazamientos, en la galería Isabel Aninat. La muestra consiste en una serie de fotomontajes construidos mediante la repetición de formas arquitectónicas que la artista fotografió durante viajes dentro y fuera de Chile.
Taller Boonen
En varias piezas del taller Boonen hay camas. Nadie vive ahí, pero muchas veces suelen pasar de largo trabajando. La casa, una construcción de 1950 que funcionó como una residencia para extranjeros, la encontró Constanza Gazmuri (24) y Natalia Holvoet (26), cuando estaban a punto de titularse de licenciatura en Arte en la Universidad Católica. Con seis piezas, un patio delantero amplio, y a pocas cuadras de la Alameda caminando por Salvador, les pareció ideal para instalarse. Hoy, tras dos años de funcionamiento, se han integrado varios ex compañeros y algunos arquitectos. En total son 12 personas que hacen que la casa siempre se mantenga activa en una diversidad de disciplinas: Natalia Holvoet, además de artista visual, es diseñadora de vestuario; Ives Sepúlveda, es pintor y músico; Rafael Guendelman, videoartista e ilustrador, y Francisca Eluchans y Constanza Gazmuri trabajan especialmente con la fotografía. Para concertar visitas y conocer sus trabajos hay que escribir a tallerboonen@gmail.com.
Provincia, de Natalia Holvoet
Después de titularse de Arte en la Universidad Católica, Natalia Holvoet se fue a estudiar Corte y Confección a Buenos Aires. Pero no aguantó mucho y al poco tiempo volvió a Chile para crear Provincia, su propia marca de vestuario que diseña en el taller Boonen. Basada en el imaginario de fiestas criollas del norte de Chile como La Tirana, Holvoet trajo telas de Ecuador, Argentina y Copiapó –su ciudad natal– para armar una colorida colección de cortes geométricos. Ahora, está a punto de lanzar su segunda colección, fuertemente atraída por el espíritu de los años sesenta.