Los Números: Héctor Soto

Paula 1172. Sábado 25 de abril de 2015.

Nacido y criado en Valparaíso, abogado de formación y periodista por oficio, columnista político de larga trayectoria, cinéfilo compulsivo y también un buen lector. Este es su recuento personal.

4 lecciones que la elite chilena debiera aprender luego de los casos Dávalos, Penta y SQM

1. A tener mucho cuidado, porque al final todo se sabe.

2. A que es una estupidez rasgar vestiduras por la paja en el ojo ajeno cuando se tiene una viga en el propio.

3. A que en política, nada se gana o se pierde para siempre.

4. Y a atinar, aunque sea tarde: la ley es y debe ser igual para todos.

2 razones por las que tengo gatos

1. Ronronean, y quizás no haya mejor manera de manifestar la plenitud.

2. Son rutinarios, y eso garantiza –importante– conexión con la estabilidad y el orden.

4 escritores que me rescatan cuando me siento extraviado

1. Borges (que nunca falla).

2. F. Scott Fitzgerald.

3. Richard Yates.

4. Karl Ove Knausgård.

2 directores sobrevalorados

1. Tim Burton, porque después de haber sido un cineasta notable (El joven manos de tijera, Ed Wood) se entregó en los 2000 a la estupidez rampante en fantasías tipo Charlie y la fábrica de chocolates, y varias otras leseras también protagonizadas por Johnny Depp.

2. Peter Jackson, porque su imaginería de El señor de los anillos, aparte de insufrible y latera, se volvió una peste dentro de la industria.

3 mejores películas chilenas de todos los tiempos

1. El húsar de la muerte, la obra clásica de Pedro Sienna, por sus alcances fundacionales.

2. El Chacal de Nahueltoro, de Miguel Littín, por los horizontes que abrió a nuestro cine a fines de los años 60.

3. La vida de los peces, de Matías Bize, por las pequeñas verdades que rescata de una historia de amor que no fue.

2 personajes públicos en alza

Ahora no se me ocurre ninguno; pero fácilmente podría hacer una lista con unos 200 a la baja.

3 lugares de mi Valparaíso natal

1. El Café Riquet, por los recuerdos que me trae y en tributo a la nostalgia.

2. El paseo Rubén Darío y Las Torpederas, por su belleza abandonada,

secreta y púdica.

3. Los restoranes del Cerro Concepción, porque –descontando lo que puedan tener de onda– a veces logran un buen equilibrio entre vista, ambiente, precio y sabores.