Con la masificación de las redes sociales, postear fotos de nuestras familias se ha vuelto la norma. Sin embargo, los riesgos de exponer a menores en línea muchas veces son mayores a los beneficios.
Wren es una niña estadounidense, de 4 años, que se ha vuelto el foco de un escándalo. Con 17 millones de seguidores en Tiktok, la cuenta manejada por su madre muestra a la infante probando comidas nuevas u outfits temáticos, contenido inofensivo a primera vista, pero que al observar las interacciones de los consumidores de los videos, se torna bastante preocupante. Sus videos tienen un promedio de 8 millones de visualizaciones, algunos llegando a los 30 millones.
La explicación, puede ser por el mismo algoritmo de Tiktok. Los videos inofensivos son los que se suelen recomendar a nuevos usuarios. Sin embargo, la gran cantidad de “guardados” (videos que se pueden categorizar en carpetas privadas en los perfiles de la red social) ha llevado a usuarios a cuestionar los motivos de algunos de los consumidores. “¿Por qué querría guardar el video de un niño que no es familiar mío?”, fue una de las preguntas de quienes pusieron el tema en la palestra.
Pero Tiktok no es la única red social en la que pasa esto. En un estudio de 2019, investigadores del Centro Berkman Klein de Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard, notaron que el algoritmo de YouTube tendía a sugerir videos de niños comunes y corrientes, en contextos sugestivos como piscinas y en trajes de baño. Si bien el contenido no es sexual de por sí, para pedófilos que no tengan acceso a contenido explícito, es más que suficiente y el algoritmo le otorga al consumidor recomendaciones “perturbadoramente acertadas”, según Jonas Kaiser, uno de los investigadores.
En Meta, el conglomerado de redes sociales que acoge a Facebook, Instagram y WhatsApp, entre otros, se descubrió una tendencia aún peor. Padres de niños influencers han estado usando las suscripciones para ofrecer contenido exclusivo a los consumidores, hacer que sus hijos interactúen con ellos e, incluso, vender ropa usada de los menores.
“Se ha determinado que muchos hombres, posiblemente con un interés inapropiado en niños, siguen estas cuentas”, dice Katherine Blunt, reportera del Wall Street Journal que sacó a la luz algunas de las conclusiones de una investigación interna de Meta este año. “El uso indebido se produjo cuando algunos padres interactuaron con estos suscriptores, entendiendo que consumían el contenido para su propia gratificación sexual”, agregó Blunt. Se trata de padres como Jacquelyn, la madre de Wren, que lucran con el contenido de sus hijos, incluso cuando hay claras señales de que los videos no caen en buenas manos.
A finales de 2023, la mamá de Wren se refirió a los comentarios de usuarios preocupados quienes le decían que quienes consumían los videos de su hija no eran necesariamente buenas personas. En un video de casi 3 minutos, Jacqueline afirmó que se había contactado con el FBI y que la agencia le había dicho que no hay rastros de Wren en sitios inapropiados. Sin embargo, como ya se estableció, los videos no necesitan estar en la deep web para llegar a los ojos de depredadores sexuales.
El caso de Wren no es único pero llama la atención por la poca preocupación de la madre quien pareciera ser la única presente en la vida de su hija. Más que eso, Jacqueline constantemente sube videos de la menor probando alimentos con formas fálicas como pepinillos y miel congelada, poniendo de miniatura imágenes sugestivas de su hija con dichos alimentos cerca de su boca, e ignorando los reproches de usuarios preocupados por la situación.
De la misma manera, es importante entender que, si bien estamos hablando de una cuenta con millones de seguidores, debido a cómo funcionan los algoritmos de RRSS, las imágenes de cualquier persona pueden llegar a las manos equivocadas y con el rápido avance de las IA y las imágenes generadas por estas, nunca se puede ser muy cuidadoso.
¿Qué hacer?
Aún con estos riesgos, es posible compartir parte de la vida de tus hijos en línea pero con ciertas restricciones. Una de las recomendaciones es postear imágenes donde los rostros de los menores no sean visibles o ponerlas en una cuenta privada, en donde los seguidores sean personas de confianza.
Asimismo, es relevante pensar en la voluntad del menor antes de publicar imágenes de él o ella. Preguntarles a los niños –incluso a los que son bastante pequeños aún– si dan su consentimiento para ser posteados, es una manera de enseñarles que su privacidad y reputación importa. Esto afirma Devorah Heitner, autora del libro Creciendo en público: La experiencia de madurar en la era digital.
Otro consejo es ser selectivo con lo que se comparte en línea. A todo padre le gustaría mostrar su alegría ante los reconocimientos de sus hijos como diplomas, premios, etc. Son eventos especiales, por lo que se entiende el entusiasmo. Pero en otras ocasiones, quizás es mejor no postear.
Heitner propone esperar 24 horas antes de publicar sobre algún acontecimiento, regla que se puede aplicar a todo contenido, no sólo el de menores. Esta espera es por seguridad pues los expertos recomiendan no postear que estás en un lugar hasta que ya te hayas ido de ahí.
Aunque la pregunta principal debería ser: ¿Es estrictamente necesario tener imágenes de un hijo en su vida diaria en redes sociales? La mayoría de las veces, la respuesta es no.
Finalmente, es relevante recalcar que, si bien no es la intención inspirar un estado de histeria por los riesgos del Internet, es necesario tenerlos en cuenta, especialmente cuando se trata con personas tan vulnerables como los menores de edad. Reflexionar sobre los peligros y tomar las medidas necesarias es prácticamente una obligación para una paternidad responsable en la era digital.