“Katia Alejandra fue un pintoresco personaje que complementó el gran guion de La Fiera, la teleserie que en 1999 dio TVN. Interpretado por Tamara Acosta, era una chica retraída, con un estilo único de vestir marcado por coloridos polerones, lentes y exceso de pinches repartidos por la cabeza. Y era también una apasionada por la música electrónica, un ritmo que claramente no coincidía con el perfil de los personajes de la novela y que, por lo mismo, desde su primera aparición hizo que llamara la atención de los espectadores. DJ Katia atraía por lo rara y nerd que se veía en tiempos en los que burlarse de las personas que no encajaban con el promedio era lo normal.

Más de 20 años después tuve la oportunidad de ver la repetición. Como estudio vespertino y trabajo los fines de semana, tengo la dicha de compartir las tardes con mi hija. Así fue, mientras ella jugaba o dibujaba que aproveché de ver otra vez La Fiera, y recordar esos hermosos momentos en los que junto a mi familia me sentaba a tomar once con la novela de fondo. Esta vez, eso sí, mis ojos ya no veían al personaje de Katia Alejandra de la misma manera. Y si bien seguía llamando mi atención, ahora lo hacía no solo por sus salidas humorísticas, sino por ser una chica empoderada y feminista. Alguien absolutamente consecuente en su forma de pensar y vivir, al punto de ser ella quien le ensañaba a sus padres –quienes la criaron con todo el amor y respeto del mundo– sobre rectitud.

Su relación con Santos para mí también fue algo genial, porque al comienzo de la teleserie luchó con sus sentimientos y se le hizo difícil reconocer que sentía algo especial por él. Y es que para DJ Katia el enamorarse suponía un riesgo para su carrera. Si se reconocía enamorada, debería aceptar tener un pololo y eso no era lo que la movía. Tanto así, que desde el primer momento le dejó claro que su carrera en la música era lo más importante. Esto en una sociedad en la que aún se trataba a las mujeres que ponían su carrera por delante como egoístas. Así y todo Santos la comprendió y apoyó en su propósito. Como también lo hizo en su vida íntima y sexual. Y es que Katia Alejandra tenía claro que nadie podía exigirle hacer algo que no quisiera y entonces más de una vez tuvo que explicarle a su pololo que debía respetarla hasta que se sintiera segura, pues para ella la sexualidad debía ser consentida y responsable.

Katia Alejandra no solo era un personaje humorístico. Era una adelantada para su época y quizás por eso incomprendida; una mujer más bien perteneciente a las nuevas generaciones, esas que comenzaban a comprender que no podían seguir postergando sus sueños ni por nada ni por nadie. Que no podían hacerse cargo de los sentimientos o frustraciones de los demás y así ser consecuentes con sus principios y valores. DJ Katia hoy sería una mujer normal, sin embargo hace dos décadas era mujer extraña, incluso objeto de burlas. Una señal de que hemos avanzado. Por eso me encanta recordarla, porque detrás de sus lentes, ropa llamativa y voz extraña, Dj Katia fue un personaje único, admirable y digno de valorar”.