Paula 1097. Sábado 9 de junio de 2012
Crónicas, ensayos y textos autobiográficos reúne un libro recién lanzado por Ediciones UDP donde el escritor argentino demuestra prodigio de soltura e inteligencia para tratar asuntos de alta y baja cultura.
Escriba sobre Borges o Bolaño, sobre hablar por celular o dejarse las canas, ir a Berlín o a Uruguay, en temas lentos hay básicamente dos tipos de textos: unos muy documentados, en los que Pauls reflexiona profundamente sobre su materia, cercanos a un periodismo ensayístico (muchos aparecieron en el suplemento Radar, de Página 12); y otros absolutamente personales, en los que la experiencia física y síquica absorbe el asunto. Editado por la periodista Leila Guerriero, las suculentas 350 páginas del libro incluyen desde crónicas de cine y ensayos literarios de fines de los 90, hasta textos autobiográficos inéditos o nuevísimos, como el diario de su estadía académica en Princeton.
El autor de la novela Historia del pelo y del ensayo El factor Borges se explaya aquí sobre el espíritu de esta recopilación recién lanzada por Ediciones UDP. Estos textos se reúnen bajo la categoría no ficción, pero tienen muchos elementos narrativos. ¿Qué comparten la crónica y el ensayo con la novela? Escribir no ficción, para mí, no es otra cosa que ver cuánta tasa de ficción se le puede inyectar a una crítica de cine, una crónica de viaje o un ensayo literario sin que estallen en el aire. Por eso no me interesan tanto las diferencias entre los géneros como las zonas donde resbalan, se contagian y vampirizan. Me gusta –y trabajo mucho para eso– que haya suspenso en una reseña bibliográfica, casi tanto como que haya rigor conceptual y argumentación en un pedazo de diario íntimo o una crónica autobiográfica.
En un momento dices: "Era tan joven, tan pre-Puig". ¿Por qué Manuel Puig marca una madurez? ¿Qué otras lecturas son claves para ti? Hay un antes y un después de Puig para mí y para la literatura latinoamericana. Después de Puig (gracias a él) dejamos de creer en ciertos valores literarios como la imaginación, el estilo (o buen escribir) y la importancia (es decir: la trascendencia, el compromiso, los temas de peso), y descubrimos y nos entusiasmamos con otros: lo trivial como música y campo de batalla; la productividad de toda forma de parasitismo (ventriloquia, playback, karaoke); las potencias del montaje (contra las continuidades narrativas, el arte de la transición, etc.); la posibilidad de hacer todo con nada (lo que se llama la cocina del pobre). El único que tuvo (y tiene) un efecto parecido en mí es Borges.