Luciano Brancoli: "La ropa usada es una maravilla"
El diseñador de alta costura, favorito de novias y misses, dice que no es trapero, que nunca se hace ropa a sí mismo y que, en cambio, adora ir a Bandera a comprar ropa usada.
Paula 1130. Sábado 14 de septiembre 2013.
Llamarse Luciano Brancoli te hizo diseñador desde el día en que te bautizaron, encuentro yo.
Sí. Es bien divertido porque cuando, hace muchos años, conocí a Oscar de la Renta, me preguntó: "¿Ese es tu nombre verdadero o es de fantasía?" (Risas).
¿Y es cierto que tu abuelo también era modisto y les cosió los uniformes a los soldados?
No. Mi abuelo era fabricante de telas en Lucca, Italia. Fue mi bisabuelo el que se vino a Chile e hizo el uniforme de la Guerra del Pacífico. Yo he hecho uniformes, pero nunca el de un militar.
¿Y estarías dispuesto a hacerle el diseño a la Escuela de Carabineros o a la Escuela Militar?
He hecho tantos uniformes en mi vida: en la Feria de Sevilla, para la selección de atletas de Barcelona, los de la Chile también. Pero no a militares. Yo estaría dispuesto a hacer cualquier cosa, lo que me pidan, mientras le pueda meter diseño y me aguanten.
¿Sabías que Evelyn Matthei se cose ella misma harta de la ropa que usa?
Es que ella tiene estilo y facha. La pobre Michelle a la que conozco desde chico y a la que le tengo mucho aprecio, le ofrecí un lote de diseños, pero me los devolvió todos, así que no me metí más.
"La gran diva de Chile es la Cecilia Bolocco, siempre. La Diana es un amor pero nunca va a ser la diva que es Cecilia. No tiene parangón".
¿Por qué la conoces desde chico?
No puedo contar. Ella no quiere que lo cuente. Pero la conozco por unos amigos de esa época, desde jovencita. Fuimos juntos al Festival de Piedra Roja, lo que era el Woodstock de los 70. Y resulta que cuando asumió, la fui a ver, ella siempre amorosa, me recibió, pero me dijo: "Gracias, muy amoroso, pero tengo mi costurero que me arregla mis cosas".
Quizá, ahora tienes una nueva chance Luciano.
Yo creo que ella ya no tiene ánimo de vestirse. Es buenaza para comprar telas, pero tiene su propio estilo, hay que dejarla. Cómo podría decirle, ¿cómo te pones eso? No. No se le puede imponer nada.
¿Y a la Cecilia Morel la has vestido?
Pero antes de ser primera dama. Tiene un vestido de madrina que le hice cuando se casaron las niñitas, un vestido que sigue usando. Después ella me llamó, pero nunca llegamos a acuerdo. Incluso le ofrecí hacerle un maniquí de su talla para que no tuviera ni que venir a probarse pero no resultó. Es que las cosas han cambiado.
¿Te refieres a que hay más competencia?
No. Más bien a que la gente es más libre para vestirse que antes. Recuerdo a Ximena Lyon, la mujer de Ravinet, que se cambiaba de tenida en el auto, cuando era alcaldesa. Una combinación de pantalones y chaqueta para el almuerzo, otra para una inauguración, etc. Ahora no. Son más informales. Salen con una tenida en la mañana y con esa se quedan. Claro, ocupan un chal si hace frío, se pintan o se ponen un collar si tienen algún evento, pero no es nada del otro mundo. Si dicen black tie, llegan de blue jeans.
¿Tú eres trapero?
No. Me cuesta mucho. ¡Y eso que ando todo el día comprando telas para mujeres! A veces me da por buscar ropa para mí pero combino H&M con cualquier cosa, hago combinaciones de las que me río de mí mismo, pero es que el cuerpo va cambiando. Ya no tengo el cuerpo de los 30, a los 60 tengo que buscar ropa más suelta.
¿Y vas a la ropa usada de repente?
Sí. ¡Me encanta! Es lo que más me gusta. Esa sí la transformo. Pero nunca me he hecho ropa para mí, ¿lo puedes creer?
¡Mentira! ¿Nunca te has hecho una camisa, un pantalón?
Las veces que lo he intentado me ha quedado la crema, así que no. Me queda pésimo.
¿Y vas a Bandera a buscar ropa usada?
Cada vez menos porque desde que salgo en televisión me conocen y pueden pensar que ando comprando ropa para vender, así que lo evito. Pero me encanta. Yo que hago ropa de teatro voy encantado allá a encontrar prendas que después transformo. ¡Es una maravilla la ropa usada! La prefiero a un vestido mal hecho o barato, porque tiene una caída y una calidad que la hace especial.
¿Y nunca te has encontrado con un vestido de Luciano Brancoli en la ropa usada?
No. En internet a cada rato, pero no en la ropa usada. No sé qué hará la gente con mi ropa; bueno, algunas la guardan. Ahora me pasa que estoy casando a la segunda generación; a la hija de la mamá a la que le diseñé un vestido hace 30 años. Y llegan con los vestidos de esa época.
¿Y los reciclan? ¿La hija ocupa el vestido de la mamá?
A veces. Pero no tanto, porque siempre hay un cambio. Aunque vuelvas a recrear una época como los 50 o los 60 siempre tiene algo nuevo, en el corte, en la forma, entonces cuesta transformar la hombrera inmensa o estos cuerpos más encerrados de antes, hacerlos más libres, como son hoy.
Y ahora hay hartas novias que se visten con un poco de rojo o verde.
Sí. ¡De todos los colores! Estoy haciendo muchos vestidos con dorado, metalizado, plateado. Mucho "Gran Gatsby", porque les da por época. Todos los vestidos de la película les encantan, mucha pedrería. Es que la novia ya es otra cosa. La de hoy tiene su fiesta y quiere ser chora. Dejar la cagá, matar. No es la novia cartuchona, sencilla, perna de antes.
Tú fuiste jurado del Miss Chile, ese programa que se hizo en formato de docu-reality en Canal 13. ¿La miss Chile de ahora nunca será la de antes?
Yo trabajé en el docu-reality tres meses y medio, pero había trabajado, veinte años antes, en el Miss Chile años de Gonzalo Bertrán; les hacía la ropa a todas. Ahora es un docu-reality que tiene una cosa horrorosa: vota el público y se fue a la mugre nuestra votación. Tres meses y medio preparando a una niña y después vota el público en las redes sociales y se acabó. Estamos dirigidos por otro medio. Es de un horror.
¿Al punto de que no volverías a participar?
Sí, pero con la condición de que el público tuviera un porcentaje menor de votación, que la votación del público fuera más decente, hecha de antemano y la preselección hecha por nosotros.
¿Quién es para ti la gran diva del Chile de hoy?
Siempre la Bolocco. El otro día la miraba en un evento de Elite y ella llegó con zorro y cosas, no tiene parangón. La Diana es un amor pero nunca va a ser la diva que es Cecilia. No hay Miss Chile como ella. Cuando ella desfiló conmigo ¡tenía 15 años! ¡Y llegó con un traje de dos piezas de la mamá! Se sentó conmigo y me dijo: "¿cuánto pagan?". Recuerdo que en ese tiempo se pagaban 5 mil pesos por todo un día de grabación y ella por una foto ¡me cobró 10 mil pesos! No se me va a olvidar nunca.
Un consejo o recado de Luciano Brancoli para Sebastián Piñera.
Él fue mi patrón en LAN y en Chilevisión, ¿cómo lo voy a pelar? Igual yo quisiera que no se compre los ternos, que se los haga, porque hay un cuento con la proporción de los brazos que él tiene. O podría andar sin chaqueta también, más suelto. No tiene para qué andar siempre tan formal, de chaqueta tan armada.
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