Madrid: Corazón castellano

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Relato de un viaje de Trinidad Id (@trini_id). Publicista de profesión y ex productora de moda, con estudios en Fotografía (Parsons NY) y Redacción Creativa (NYU). Actual directora de la agencia de marketing digital Chok Chok Social, radicada en Nueva York.




Paula.cl

La cosa es normalmente así: o amas Madrid o amas Barcelona. No existe la poligamia en este tipo de relación. Por alguna razón que aún desconozco, quienes visitan España nos (me incluyo) abanderamos con alguna de estas dos preciosas y únicas ciudades de la madre patria.

La primera vez que visité España tenía 16 años, y mientras yo pasaba por la etapa más poco agraciada de mi existencia, todo el tour del país de costa a costa me hizo ver la preciosidad que hay en la tierra de quienes nos colonizaron.

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Vi la belleza gótica catalana de Barcelona, pasando por la infinidad de ciudades amuralladas en toda Castilla –donde nos dedicamos a recolectar todo el turrón de la madre patria– y por la calidez de la ciudad de Córdoba y sus alrededores, donde la influencia marroquí es tan fascinante que todo se tiñe de baldosas blancas y azules.

La costa Sur es de donde los chilenos heredamos esa maña por los diminutivos en cantadito. La zona de Málaga es pura calma y placer, y el "pescaíto" es siempre fresco y a la mano para disfrutarlo con una cañita helada y un pan con tomate como solo lo saben hacer en España.

He vuelto a este país más veces para reivindicar mi imagen, y siempre es Madrid la ciudad que me vuelve a cautivar de verdad. Creo que el aire señorial, majestuoso pero cercano, cálido. Son los libros que me leí de Juana la Loca cuando era chica, o el amor que tengo por una rutina de abuela: recorrer, comer y tomar rico, dormir la siesta, caminar por El Retiro, comprar plantas en la plaza, ir al mercado, salir a correr por el parque, esperar a que llegue el invierno para comer churros con chocolate.

Madrid es hermosa por donde se la mire, y para quien tiene una visita flash como la mía de este año al ir a ver a una amiga que vive y disfruta de esta ciudad, mis imperdibles son:

Gran Vía y Plaza España

La primera es una de las principales arterias de la ciudad, que aglomera el comercio y el turismo a la vez. Comienza en la Calle de Alcalá y termina en Plaza España. Su arquitectura de principios del siglo XX no deja de cautivar, especialmente por la esquina en que se junta el Edificio Metrópolis y el Gran Vía 1, ambos excelentes cartas de presentación de este tramo.

Hoy lo que abunda es el shopping y si bien en antaño Gran Vía brillaba por sus inolvidables cines, de a poco estos han ido cerrando o transformándose en teatros. Hoy Gran Vía es también conocida como el Broadway de Madrid.

Plaza España marca el término de este lugar, pero da la bienvenida a una zona más residencial, y a los parques y monumentos más inolvidables de la ciudad. Si bien sigue siendo parte del casco antiguo, Plaza España respira un poco más tranquilo que Gran Vía, y a su alrededor tiene jardines donde los madrileños se pierden en las mañanas sacando a pasear a sus perros. Colindando Plaza España, hay que ir a ver el Templo de Debod, un monumento de más de 2 mil años que Egipto le regaló a España como un gesto de agradecimiento al Estado por haber ayudado a salvar los templos de Nubia.

Debajo de la colina del templo, nada mejor que perderse en los parques aledaños con vista a la ciudad y que, además, esconden el maravilloso parque del Rosedal de Madrid.

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Malasaña y La Latina

Pero entremedio de Gran Vía y Plaza España, está el barrio de Malasaña, epicentro de la vida nocturna y del arte urbano. Ahora, para ser honestos, Malasaña es un ex barrio de abuelitos que disfrutaban el café matutino en el bar de la esquina, y que hoy conviven con un sinfín de hipsters que han hecho del lugar el "it place" de Madrid. A su vez han repletado las calles de bicicletas y subido los decibeles de las calles. Si bien suena caótico, Malasaña es encantador ya que hace que esos dos mundos convivan. Se siente el respeto y la sensación de comunidad. Imperdible en una noche en Madrid es partir a la plaza del Espíritu Santo en Malasaña e irse de copas, o comer algo en el pintoresco restorán Ojalá, que por módicos precios es una excelente experiencia entre pisos de arena.

El barrio La Latina queda al otro lado de Gran Vía, más cerca del centro de la ciudad en el Barrio de Palacio. Su distribución medieval y su arquitectura del siglo XIX la hacen uno de los lugares más fascinantes de la ciudad. Color, vida de barrio, plazas copadas de gente, mercados e iglesias, de todo hay en este lugar de colores aduraznados y balcones en los que abundan plantas y enredaderas que miran a la actividad social que nunca falta en sus plazas.

Parque del Retiro

Una amiga que vive en Madrid me dice que cuando busca la paz temporalmente perdida, va al Parque del Retiro a encontrarla. Al recorrerlo, sus palabras me hacen sentido. Construido a mediados del siglo XVII con un fin únicamente recreacional de la monarquía española, recién a partir de mediados del siglo XVIII los plebeyos –como nosotros– pudimos entrar y darles afecto y una razón especial de ser en nuestras vidas.

Imperdible es su Palacio de Cristal y también es bueno perderse en su infinidad verde de aires monárquicos, pero mi punto preferido es el monumento a Alfonso XII, donde las familias y parejas se pasean en botecitos que rodean el monumento.

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¿Madrid o Barcelona? Como buena viajera siempre diré ambas, pero por alguna extraña razón es mi corazón castellano el que volvería a recorrer las callecitas de La Latina una y otra vez, y se perdería en el rosedal en las mañanas, soñando esos paisajes de los cuentos de nuestra infancia, con los ojos abiertos.

4 IMPERDIBLES

  • Churros con chocolate: La Chocolatería San Ginés fue fundada en 1894, y en pleno centro de Madrid sirve el clásico churro con chocolate hasta altas horas de la noche. Dónde: Pasadizo de San Ginés, 5, 28013 Madrid, España. 
  • Mejor turrón de Madrid: Pegada a la Plaza Mayor, Torrons Vincens hace degustaciones y tiene desde el clásico duro de almendras hasta el tipo nougat con frutos secos. La variedad es infinita y el hambre también. Dónde: Calle Mayor, 41, 28013 Madrid, España.
  • Tapas en el Mercado de San Miguel: No importa la hora, vayan con hambre. Pequeño pero contundente, el Mercado de San Miguel está ahí para mostrarte, en pocos metros cuadrados, que hay pocos lugares con tantos "manjares" como España. Cafecito negro, sangría, quesos, jamón de pata negra, dulces y turrones, ¡tú escoges! Dónde: Plaza de San Miguel, s/n, 28005 Madrid, España.
  • Hotel Emperador: En medio de la Gran Vía, a pasos del Mercado de San Miguel, Malasaña o Plaza España, este hotel español de tomo y lomo, además, tiene una piscina en su techo con la mejor vista a Madrid y la mejor manera de capear un calor madrileño que no da tregua en verano. Dónde: Gran Vía, 53, 28013 Madrid, España.

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