Mamá yo te recuerdo
Hace un año el fotógrafo Emiliano Valenzuela (32) se dedicó durante tres meses a fotografiar a su madre, recientemente diagnosticada de Alzheimer. Así, el hijo registró con delicadeza los silencios, los olvidos cada vez más hondos, las expresiones de ternura y los recuerdos de su madre.
Paula 1120. Sábado 27 de abril 2013.
"Mi mamá estudió Pintura en el Bellas Artes. Desde niño la vi haciendo grabados, pegando dibujos y papelitos en la pared. Trabajó 40 años como profesora de Arte y todas las mañanas salía temprano a enseñar en las escuelas y barrios más difíciles de Conchalí, una labor que le fascinaba. Ella es una persona que me enorgullece tremendamente. Tiene 67 años y cuando jubiló, para no quedarse en la casa, empezó a estudiar para ser profesora de Religión. Ahí nos dimos cuenta de que le costaba mucho concentrarse y entender la materia y no entendíamos por qué, si siempre fue una persona ágil y brillante. Empezó a dedicarse a cosas aparentemente raras, como comprar generitos, porque dice que va a hacer algo que después jamás hace. Y empezó a tener problemas de desorientación y a vivir de una manera muy errática, perdiendo las llaves, perdiendo la ropa y su memoria.
Como les pasa a muchas familias, nosotros al principio no entendíamos. Egoístamente, me enojaba con sus constantes olvidos y silencios cada vez más hondos. Hasta que un amigo me dijo: 'Oye, tu mamá está enferma'. Y uno, que es joven y estúpido, no se resigna a un proceso que es irremediable", reflexiona el fotógrafo.
"Durante varios meses seguí a mi mamá por la casa para sacar fotos de sus espacios, donde ella tiene su propio mundo poético. Están esas murallas absolutamente blancas donde a veces ella pega dibujos, papelitos y santitos que reúne de distintos lugares, y tiene esta foto de Allende, que es muy significativa, porque para ella siempre fue su presidente. Busqué también imágenes de ella junto a sus alumnos. El retrato (arriba) es el primero que hice de mi mamá. Llegaba esa luz de la tarde que la iluminaba a ella y a su territorio, donde están presentes los espacios de su memoria y también sus constantes olvidos", dice Emiliano Valenzuela.
"Hay elementos que se repiten en estas fotos, que son las ventanas, que en realidad también son retratos de mi madre, de lo que ella ve. Esos paisajes quebradizos, lejanos, que se van llenando de manchones, como las cosas que se van olvidando. Los espacios que reflejan luz y los que reflejan sombra, que tienen que ver con esta dualidad de la memoria y el olvido. Hay una frase del fotógrafo Sergio Larraín que me encanta: 'Entra luz, sana todo'. Los lugares donde entra mucha luz, como las ventanas por las que a menudo se asoma mi madre, son quizás como esas búsquedas de sanación", explica Emiliano Valenzuela.
"Hace un año empecé a hacer fotos de mi madre, de lo que le pasaba a ella, y de lo que me pasaba a mí también, el sentimiento inconsolable que uno tiene ante las pérdidas. Cuando pierdes el vínculo de alguna manera con tu mamá, es como quedar huérfano sin ser huérfano y quedar vacío en una parte de ti que es absolutamente mágica y creadora, porque la madre es una figura creadora. Cuando hice este trabajo pensé mucho en ella, en sus esfuerzos en los años ochenta, en todo lo que había significado nuestra vida juntos, porque siempre fuimos grandes amigos. Hacer estas fotos me ayudó mucho a asumir lo inapelable y a entender quién soy también y que mi madre está siempre presente en mí. A reconstruir el vínculo con ella dentro de mí mismo. Y aunque ella está cada vez más desconectada del lenguaje, ella se comunica conmigo a través de los abrazos y del cariño infinito que existe entre nosotros".
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