"¿Por qué el buen sexo se desvanece tan frecuentemente aun en parejas que continúan amándose tanto como siempre? ¿Por qué una buena intimidad no garantiza buen sexo, contrario a la creencia popular? ¿Podemos desear lo que ya tenemos?". Con estas preguntas la psicoterapeuta y autora belga, Esther Perel comienza su charla Ted sobre el deseo en las relaciones a largo plazo. Y es que puede que la clásica canción de Aleste que titula este articulo tenga un punto: cuando llega el amor, termina el deseo.

Así al menos lo asegura Perel: "En todas partes donde el romanticismo ha entrado parece haber una crisis del deseo, como en poseer lo querido, como una expresión de nuestra individualidad, de nuestra libre elección, de nuestras preferencias y de nuestra identidad". Esto, porque se entiende el deseo como querer y al amor como tener, entonces la disyuntiva está en cómo seguimos queriendo algo que ya tenemos a nuestro alcance.

¿Acaso cuando amamos a nuestras parejas y estamos en una relación a largo plazo dejamos de desearlas o ese deseo disminuye? Y si es así ¿cómo seguir juntos si ese ardor, por así decirlo, se apaga? "El deseo se puede aprender a cultivar", asegura la sexóloga y directora de Sexología Chile, Valeria Rosales, pero advierte: "Si las personas creen que el deseo cae del cielo y se quedan con las primeras experiencias que se tuvo en la pareja, pero no aprenden a cultivarlo, generalmente va a la baja".

Es importante, según la sexóloga, saber que el deseo a lo largo de la vida tiene fluctuaciones, por ejemplo, si uno está con estrés o ansiedad el deseo será diferente (más alto o más bajo dependiendo de la persona), pero también va a variar dependiendo del momento o etapa de la vida en se encuentren. "Pero la fecha de caducidad del deseo solo va a ser para las personas que no aprenden a cultivarlo, ni individualmente ni en pareja, y que lo van a tener como última prioridad cuando requiera más esfuerzo".

Rosales es tajante en señalar que "así como podemos potenciar y cultivar la mente para que esté en un estado de bienestar y menor sufrimiento, podemos cultivarla para aumentar el deseo, el placer y el goce".

Herramientas para el deseo

Existen distintas maneras de cultivar el deseo cuando sentimos que lo estamos perdiendo. "Practicar la monogamia exclusiva es como comprometerse a comer siempre lo mismo, entonces cuando nos empezamos a aburrir, podemos renovar el deseo incorporando elementos que le den un gusto distinto", explica la sexóloga Karen Figueroa, Presidenta del Instituto Americano de Sexología.

"En terapia siempre recomiendo ampliar las herramientas que tenemos en sexualidad, incorporar nuevas prácticas con la pareja y así aprender juntos y explorar fantasías, ya sea con juguetería, cosmética o todo aquello que enriquezca a la relación", dice Karen, y añade: "Luego de esta exploración se puede agregar a la práctica tradicional aquellas nuevas herramientas que le haya agradado más a la pareja".

La especialista pone como ejemplo una caja de herramientas. Puede que siempre hayamos tenido una caja surtida a mano, pero que por años solo estemos usando el martillo. Si no has tenido problemas usando solo el martillo está todo bien, pero la idea es que si en algún momento necesitas usar otra herramienta, seas capaz de hacerlo. "La pareja no va a practicarlo todo ni incorporar todo lo que pruebe en la exploración a su sexualidad habitual, pero va a conocer algunas herramientas que antes no sabía usar y que sí va a querer incorporar", explica Karen.

En esto coincide Esther Perel, en cuanto no podemos esperar que el deseo vuelva mágicamente una vez que está en problemas, sino que debemos buscarlo. De esta forma se aprende qué hacer cuando la libido va en baja y cómo se puede resucitar: "Esas parejas han desmitificado un gran mito, que es el mito de la espontaneidad", concluye Esther en su charla Ted, y remata: "Sexo comprometido es sexo premeditado. Es con voluntad. Es intencional. Es foco y es presencia".