Maquillaje y pelo primavera-verano 2013
El maquillaje de las pasarelas oficiales suele ser un viaje que no distingue demasiado entre invierno y verano y que, ineludiblemente, se entrega a la tentación de rejuvenecer la marca a la que honra afirmándose en referencias pop. Fue lo que sucedió en las propuestas primavera-verano 2013 de Nueva York, Londres, Milán y París.
Paula 1106. Sábado 13 de octubre 2012.
El maquillaje de las pasarelas oficiales suele ser un viaje que no distingue demasiado entre invierno y verano y que, ineludiblemente, se entrega a la tentación de rejuvenecer la marca a la que honra afirmándose en referencias pop. Fue lo que sucedió en las propuestas primavera-verano 2013 de Nueva York, Londres, Milán y París.
Oda al pop
Hay dos grandes corrientes que suelen repetirse en la pasarela primavera-verano, y este 2013 no ha sido la excepción. Por un lado están los que optan por maquillajes frugales, naturales y refrescantes y, por el otro, los que hurgan en referencias que trasladen sus marcas a un lugar en que puedan conectarse con una audiencia joven. Muchas casas de moda, algunas de ellas muy antiguas y de facturas muy tradicionales, necesitan un puente que las vincule con la juventud, la calle y lo contemporáneo. El camino más corto que da la pasarela está en las decisiones de pelo y maquillaje; este último un accesorio cuyo efecto en el look
final puede situar a la audiencia exactamente donde el diseñador lo requiera. Los grandes fichados para estos efectos suelen ser divas o divos del rock o artistas de cine. En la semana de la moda de París la literalidad en el recurso
tuvo su peak en el desfile de Jean Paul Gaultier, quien citó sobre la pasarela a cuanta estrella de la música devenida en ícono de moda se pueda reconocer. Sade,
Madonna, Annie Lennox, Boy George, entre otros, desfilaron en múltiples versiones de sí mismos.
Las apuestas de Givenchy y Dior
El clásico look de la pasarela, el look comodín para crear el efecto sexy, sofisticado y un poco alien en su uniformidad; el de pelo tirante partido al medio y con la boca y/o los ojos muy marcados, siempre cruza las preferencias y se eleva como lo más recurrente. Givenchy mostró una versión moderna de ello, al tomar la formalidad del look, pero con un acabado un tanto marciano. El esperado desfile de Christian Dior –en manos de Raf Simons– fue todo lo minimal que la
casa francesa acostumbrada a la exuberancia de Galliano puede permitirse, pero el belga apaciguó la frialdad de su mano, que ha caminado demasiado tiempo por el camino del no exceso de recursos, con un maquillaje moderno y fantasioso que creó un buen toque de jovialidad.
Las melenas descuidadas y desordenadas que recuerdan el pelaje del músico ícono de grunge Kurt Cobain destacaron entre las muchas formas en que los diseñadores eligieron para acompañar sus ropas.
Tendencia de pelos
Desprolijidad (o Kurt Cobain manía)
El fantasma de la melena desprolija de Kurt Cobain, pelo insignia del grunge de los noventa, se paseó con todo desparpajo por las pasarelas.
Los descuidos de pelos cuya imagen emana un soplo a falta de champú, y que la estética hipster insiste en cultivar, tuvo un momento ejemplar en la pasarela de Proenza & Schouler en Nueva York. El elaborado desorden "a lo Kurt" en el pelo produjo un interesante contraste con el perfecto acabado de la ropa, cuya propuesta está muy lejos de la moda grunge. La pasarela 3.1 Phillip Lim también mostró lo suyo en una riña sin cuartel entre la peineta y el pelo.
En París, las referencias al grunge y a Cobain llegaron más lejos y de la mano del genio Dries van Notten, cuyos pelos sí estaban en perfecta sintonía con una colección que no ahorró en guiños a la importante corriente musical de los años 90. El joven diseñador estrella de la casa Balmain, Olivier Rousteing, no pudo dejar los pelos en su lugar, incluso cuando el afán estaba en crear un look inspirado en la diva del pop Sade, cuyo eterno moño tirante es un ejemplo de prolijidad. El verano que nos presentaron las pasarelas oficiales de la moda verano 2013 parece ser un campo fértil donde poder desordenar las melenas que han sobrevivido al invierno.
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