"Un amigo que está fotografiando todos los parques nacionales de Chile se consiguió el dato de una barca que durante treinta años funcionó como embarcación pesquera y que hace algún tiempo fue refaccionada para viajes turísticos con el nombre de Cabo Tamar I (www.cabotamarturismo.com). Con mi mujer decidimos acompañarlo y partimos a navegar por la Patagonia durante una semana. Después de zarpar de Punta Arenas y cruzar el Estrecho de Magallanes, recorrimos los canales de Tierra del Fuego, recalamos en pequeñas bahías con playas recónditas y caminamos hacia algunos de los ventisqueros que hay por esos lados. El barco es híper básico, pero limpio y, como es chico, puede parar en cualquier parte. Uno duerme en los camarotes que habilitaron en la bodega donde antes se guardaban las centollas, y la ducha es con agua fría. Pero vale mil veces más la pena que embarcarse en un crucero con salón de baile. Arriba se come centolla todos los días, porque como antes la barca se dedicaba a la pesca de este crustáceo, la tripulación conoce los sitios donde están las trampas y los pescadores los abastecen con ejemplares enormes. El dueño de la barca es un pescador sureño. Él y su hijo se preocupan de todo a bordo y, además hay una tripulación de tres personas para la navegación. Nos contaron que nosotros éramos los primeros chilenos en viajar con ellos en cuatro años, desde que empezaron con su mini empresa turística. El resto, dijeron, habían sido puros extranjeros".