María Jesús Leturia y su trabajo acompañando psico-afectivamente a la mujer en la etapa de gestación, parto y el posparto
En sus orígenes la palabra griega doula se usaba para referirse a mujeres dedicadas al servicio. Hoy las doulas siguen estando dedicadas al servicio de otros pero a uno muy especial: se trata de mujeres que acompañan física y emocionalmente a otras durante el embarazo, el parto y el cuidado de un recién nacido.
María Jesús Leturia es psicóloga de profesión y doula hace 9 años. Inició su formación como acompañante de mujeres en gestación cuando en Chile el doulaje era algo de lo que prácticamente no se hablaba. Sin embargo, su interés por la forma en la que se aborda la salud obstétrica y los nacimientos viene desde mucho antes. “Me acuerdo de un reportaje que leí cuando tenía 14 años sobre la violencia obstétrica. Era un concepto que se hablaba en España no acá en Chile. Si bien trataba una situación que estaba ocurriendo allá, recuerdo perfecto que lo leí y la cabeza me explotó. ¿Por qué si el parto se puede llevar de una manera fisiológica, estamos haciendo todo lo contrario con intervenciones que muchas veces no son necesarias y que finalmente terminan perjudicando más que ayudando?”, me pregunté. Y es que hasta el día de hoy –por poner un ejemplo– por rutina se hace a la mujer parir acostada siendo que no es una posición que favorece el proceso.
¿Cómo podrías definir el rol de una doula?
Mi trabajo consiste en acompañar psico-afectivamente a la mujer en la etapa de gestación, el parto y el posparto. A la pareja y también a la familia. Ayudo a que cada mujer pueda explorar las posibilidades que tiene, porque al final hay un autoconocimiento corporal y emocional que hacer para poder enfrentarse al parto y eso permite tomar las decisiones que cada una considere pertinentes, que a cada familia los haga sentir cómodos. El objetivo es que encuentren la forma de hacer que su parto sea lo más positivo para ellos porque no hay una sola forma de parir, ni un solo lugar, ni un solo equipo que acompañe sino que hay diversidades y es súper importante que cada familia pueda tomar esa decisión.
¿Y en el nacimiento de una guagua cómo participa específicamenre una doula?
En el parto lo que yo hago es sostener a la mujer que está pariendo con su guagua e integrar a la pareja u otro acompañante que participe y cuidarles esta especie de burbuja de seguridad alrededor del parto. Para que la mujer pueda parir tranquila. Y también ayudo con técnicas concretas no farmacológicas como posturas, masajes para transitar y manejar el dolor, para hacerlo llevadero y que la intervención solo se haga por motivos de salud y no porque es algo que hacemos por rutina. Antes de la pandemia yo podía entrar a la clínica con mayor facilidad y acompañar todo el proceso. Hoy por la pandemia no se puede. Hago una visita en la casa y la idea es que la mujer llegue al hospital lo más avanzada posible y también que esa experiencia en la casa sea acompañada, sea sostenida y amable. Otra tarea muy importante que me gusta hacer y que creo que muchas doulas ya lo han incorporado es el de ayudar a la pareja a integrarse en el proceso. Si bien el rol que tiene es desde otra vereda completamente distinta porque no está pariendo, es muy relevante el papel que tiene ahí como acompañante.
¿Cómo llegaste a ser doula -un oficio usualmente asociado a enfermeras o matronas- desde la psicología?
Siempre digo medio en broma medio en serio que no sé si esta profesión me encontró a mí o si yo la encontré a ella, porque se fue dando de manera muy natural. Desde chica quise estudiar psicología, pero en mis últimos años de colegio me di cuenta de que también me interesaba la obstetricia y matronería. Pero finalmente persistí con mi plan original y entré a psicología. En ese momento no tenía idea de lo que era una doula, no sabía siquiera que existían. Cuando mi hermana estaba embarazada de su primera hija se enteró de que existía esta figura de la doula y como sabía de mis intereses, me lo comentó. Ahí me rayé completamente, me interesó muchísimo. Empecé a averiguar pero en Chile hace 9 años el doulaje era un tema que estaba en pañales y no veía un camino para formarme en ese momento. Lo dejé en stand by. A los pocos meses se inició una formación para doulas y por su puesto no lo pensé y desde entonces no he parado. Sin duda sentí que ese yo, ese interés por la matronería pero no desde lo médico, sino que desde la psicología y el doulaje, fue la combinación perfecta.
¿Qué es lo más gratificante para ti del proceso de acompañamiento?
Por lejos lo más gratificante es ver mujeres, parejas, familias completas que gracias a la información, a la confianza de trabajar juntos logran tomar un rol activo en su experiencia de gestación y de parto. Tienen experiencias positivas, gratificantes y nacimientos amorosos de sus hijos. Independiente del contexto, más allá de si fue un parto natural o si fue un parto normal, cesárea, si es que hubo que hacer alguna intervención por por salud, termina siendo una experiencia en la que ellos fueron protagonistas y donde pudieron recibir a su guagua en un contexto amoroso.
¿Qué es lo más difícil? ¿Hay aspectos frustrantes?
Lo más frustrante y difícil es ver cómo todavía hay prácticas que no van en pro de la mujer. Que no van en pro de ese nacimiento porque hay intervenciones innecesarias que finalmente terminan afectando a esa mujer de parto tanto física como emocionalmente. A veces eres testigo de violencia obstétrica y es difícil cuando ves que se pasa a llevar o cuando no se respeta, porque se sigue priorizando el bienestar o la comodidad del equipo médico por sobre el proceso natural, el bebé, la mujer y esa familia completa. Eso es lejos lo más frustrante. Ver cómo prácticas añejas que no tiene ningún beneficio se siguen llevando acabo.
¿Te has enfrentado a prejuicios? ¿Existen muchos mitos en relación a las doulas?
Yo creo que al principio me pasó más que habían mitos o prejuicios entorno al trabajo de un doula, pero sobre todo resistencia. Había resistencia a lo nuevo porque las cosas se empezaron a hacer distintas y siempre cuando hay un cambio en cualquier cosa eso genera reticencia. Me acuerdo que se pensaba que la labor de la doula era solamente para partos naturales o que veníamos a reemplazar a la matrona. Había ese recelo de que queríamos ocupar el puesto de una matrona y de manera muy irresponsable además, porque claramente no tenemos formación médica para cumplir ese rol. Pero la verdad es que ahora no me pasa. De hecho tengo muy buenas experiencias con equipos médicos. Creo que la evidencia es suficiente para demostrar los beneficios que genera tener una doula en el parto, las estadísticas comprueban que los partos son mas rápidos, que hay menos intervenciones, que disminuye el porcentaje de cesáreas, etc. entonces desde ahí también se empezó a hacer un trabajo muy complementario con equipos de doctores, matronas y doulas. Creo que se han ido dejando atrás los mitos y el desconocimiento y se ha integrado todo bastante, al menos en mi experiencia veo que hemos avanzado bastante desde que yo empecé hasta ahora.
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