Sin tele

–Creció en Las Vizcachas, donde sus padres tienen una parcela que visita con frecuencia. Ahora vive en Ñuñoa con su pareja –la actriz Natalia Aragonese– y la hija de dos años que tienen juntos.

–Su primera incursión en la tele la hizo a los 10 años, cuando fue el niño protagonista de un comercial de yogurt. Pero jamás pensó en ser actor.

–Estudió en el colegio Altamira, conocido por su educación alternativa y, cuando salió de cuarto medio, se metió a estudiar Sociología en la Universidad Arcis.

"Influido por una familia y un colegio bien politizados quería encontrar una carrera que me permitiera canalizar mi discurso político. Al año descubrí que la pega de sociólogo, por apasionante que sea, no me iba a permitir hacer algo más activo y dinámico, que era lo que yo buscaba".

–En la Arcis se hizo amigo de los estudiantes de Teatro. Fue a ver sus exámenes y descubrió que la actuación era su camino. Se cambió de carrera aun sabiendo que no iba a ser una profesión fácil.

"En Chile egresan 600 alumnos de Teatro por año y no todos consiguen pega. Igual es algo súper bonito como fenómeno político: así como nuestros padres –independiente de las ideas que hayan tenido– tenían espacios para desarrollar sus inquietudes, hoy los jóvenes, mucho más confundidos que antes, encuentran de forma intuitiva en el arte y las comunicaciones un lugar para expresar sus ideas".

–En la escuela empezó a trabajar como actor profesional. Apareció en la tele de la mano de Carlos Pinto en El día menos pensado y su profesor, el director teatral Ramón Griffero, lo invitó a participar en varias obras como Chile Bi 200. También fue profesor de Actuación en la Arcis y, aunque le gustó, no siguió con la docencia por falta de tiempo. Justo comenzó a grabar de corrido distintas teleseries de

Canal 13.

"Antes tenía prejuicios con la tele. Ahora tengo juicios, porque la conozco de adentro. Cuando tenía 20 años, la tele era el paradigma del consumo y estar ahí era venderse. Ahora, sé que desde cualquier lugar puedo contribuir. Me permite opinar, conocer gente, armar proyectos y ganar plata, que no es menor".

–Había participado en Papi Ricky y Feroz, entre otras teleseries y estaba haciendo el protagónico de Primera Dama –donde encarna a Mariano, el amor verdadero de la protagonista– cuando salió al aire también en Los 80 interpretando a Gabriel, un frentista aguerrido. Aunque el papel es menor, dice que fue éste el que más le valió el reconocimiento de la gente.

"Interpretar este rol no me fue difícil. Mi padre fue mirista, exiliado y retornado. Los códigos de Gabriel me son familiares y al actuar el personaje no sólo reviví la historia de mi padre, sino que también pude manifestar un discurso que me convoca".

–En honor a su papá fundó una compañía de teatro con su pareja que se llama MAR, por Movimiento Artístico Revolucionario. Con la compañía desplegó su carrera como director teatral estrenando en 2009 la obra Rota, una reescritura de Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño, que trata sobre dos hermanos huérfanos inmersos en la pobreza.

"Leí la novela y dije 'esto es'. Le pedí a mi amigo, el dramaturgo Luis Barrales –autor de Niñas Araña–, que la reescribiera. Me cautivaron temas como el amor entre una adolescente y un viejo; la infancia; la marginalidad y la pobreza".

–Ahora, por fin de vacaciones luego de dos años sin ningún día libre, tiene tiempo para dedicarse a sus proyectos personales.

"El tiempo libre es el mejor semillero de ideas. Y tengo varias. Soy un omnívoro del cine y quiero meterme en el tema. Lo bueno es que la tecnología permite hacerlo de manera fácil. Basta tener una cámara y listo. De  hecho, estoy revisando los avisos en El Rastro para comprarme una cámara HD y lanzarme".

–En marzo comienza otra temporada de la obra Intrusión, donde comparte roles con el actor Ricardo Fernández y su mujer, Natalia