Motivo decorativo que reproduce total o parcialmente tanto la configuración de las mariposas como el diseño, la textura y el colorido propios de sus alas. Se aplica de manera plana o volumétrica en diferentes tipos de ropa, bisutería, joyas, sombreros. Representa las distintas fases del crecimiento humano y la inmortalidad del alma.
Origen
Una de las primeras indumentarias europeas donde aparecen mariposas remite al 1600 d. C. Se trata de una falda que habría sido utilizada por la reina de Inglaterra Elizabeth I. El patrón de la tela, de inspiración botánica, incorpora sobre una base tejida con hilos de plata, rosas, narcisos y otras flores bordadas, así como también ranas, ardillas, orugas y mariposas. Durante la segunda mitad del XIX el insecto en cuestión adquiere un inusitado protagonismo. Los adornos en forma de mariposa, de metal esmaltado o diamantes, resultan ideales para sombreros y peinados a la moda. Hacia el fin de siglo, el estilo art nouveau propone figuras que exponen distintas fases del vuelo y movimiento de las alas.
Tendencia
Las mariposas se ponen de moda en los 30, vinculadas a la estética surrealista cultivada por Elsa Schiaparelli. En 1937 la italiana inventa una chaqueta ajustada, sin solapas, con cuatro ojales de sastre emplazados entre el hombro y la cintura. En el lado opuesto, cuatro mariposas de diferente tamaño, fabricadas en acetato de celulosa pintado en rojo lacre, turquesa, blanco y negro, simulan los botones. La pieza se complementa con un pequeño canotier decorado con idénticos elementos. Ese mismo año Schiaparelli crea vestidos de noche de seda cruda donde imprime mariposas de los más variados tipos y colores. Una síntesis de ambas ideas es desarrollada por Mary Katrantzou para la primavera de 2019. Sobre un vestido largo de línea trapecio se ubican mariposas cuyo tamaño se incrementa proporcionalmente entre los hombros y el ruedo.