Las mujeres que tienen una pareja sexual activa, no necesitan masturbarse.
Javiera Henríquez, sexóloga y diplomada en Sexualidad Humana y Terapia Sexual, afirma que este es un mito muy común. “La masturbación no está relacionada con la disponibilidad de una pareja sexual, sino que es una forma natural de explorar y experimentar con el propio cuerpo, de conectar con lo que nos gusta”, dice. Y agrega: “El autoconocimiento es lo que va a hacer que cualquier encuentro que tengamos con otra persona sea satisfactorio”.
La especialista aclara que, si no tenemos esa conexión con nuestra propia satisfacción, no podemos dejar nuestro placer en las manos de otro, ya que, si llega a hacer algo que no nos gusta, caemos en el riesgo de pensar que es nuestra culpa o que “no estamos hechas para esto”.
Los hombres necesitan masturbarse más que las mujeres.
Si bien no hay una norma establecida y cada persona tiene sus propias preferencias, es una realidad que para los hombres el hecho de tocarse está mucho más naturalizado y hasta visto como una necesidad. Según el estudio de Womanizer, los hombres se dan placer a ellos mismos 2,8 veces por semana, el doble que las mujeres, que lo hacen 1,4 veces en el mismo periodo.
“Está mucho más naturalizado para ellos, porque lo ven como una necesidad, como si fuese parte de su instinto, mientras que las mujeres hemos sido juzgadas por esto durante décadas”, opina Henríquez. “El hombre está permanentemente estimulado en esta sociedad y la mujer, al contrario, se ha silenciado a lo largo del tiempo. Nos cuesta conectar con nuestra propia sexualidad sin pensar en esas creencias limitantes que tenemos de que si nos expresamos vamos a ser catalogados de cierta forma”.
Las mujeres mayores no se masturban.
A pesar de que en la teoría la masturbación no tiene límite de edad y muchas mujeres mayores continúan explorando su sexualidad de manera saludable, Javiera Henríquez cree que las mujeres mayores, en general, están desconectadas de su cuerpo. Esto ocurre muchas veces por su historia y educación. “Siempre se habla de que para el hombre es una necesidad hasta el final de su tiempo, pero que las mujeres parece que llegan a la menopausia y hay una castración. Pero no tiene por qué ser así”, aclara.
Lo que puede ocurrir es que después de la menopausia haya una disminución de la lubricación a nivel hormonal, pero muchas mujeres se reencuentran con su sexualidad después de que los hijos se van de la casa. Según la experta, en esta etapa tienen más tiempo para ellas y más momentos de intimidad, que no han tenido a lo largo de la vida.
La psicóloga y sexolóloga, Javiera Urrutia, agrega que si bien la sexualidad sí cambia en la adultez, ya que quizás esta no es tan genital, hay mujeres que siguen teniendo deseo tras la menopausia y que esta no marca el fin de la sexualidad.
La masturbación femenina es menos satisfactoria que la penetración.
El porcentaje de mujeres que alcanza el orgasmo sólo con penetración vaginal oscila entre el 20 y 30%. Esto significa que casi el 80% de las mujeres necesita estimulación externa (en el clítoris u otras partes del cuerpo) para llegar al climax, según un artículo de ABC.
“La mayoría tiene la creencia de que a través de la penetración se va a llegar al orgasmo, pero al contrario, el clítoris, si uno lo estimula con una técnica manual, es más importante que cualquier otra cosa”, explica Henríquez.
Según la experiencia de Javiera Urrutia, a varias mujeres les resulta más fácil acceder al orgasmo en la masturbación que con su pareja. “Esto porque con la pareja aumenta la ansiedad de rendimiento, y surgen pensamientos del tipo: “cómo lo estaré haciendo”, “cómo lo estará pasando el otro”, “me estaré demorando mucho en llegar al orgasmo” “me estaré viendo bien”, entre otros”.
Si te masturbas significa que no estás satisfecha sexualmente con tu pareja.
La masturbación no excluye la satisfacción en una relación. Puede ser una forma normal de exploración personal, independientemente del estado de la relación.
Javiera Henríquez propone que este mito viene de un pensamiento más bien machista porque el hombre cree que solamente a través de él nos satisfacemos. “La responsabilidad de la satisfacción sexual no está en manos de otro, está en nuestras propias manos, y lo más importante, lo que más nos va a acercar a ello, va a ser primero conocer nuestra vulva, nuestra anatomía”.
Siempre se necesitan juguetes sexuales.
La masturbación puede ser con o sin juguetes sexuales. Cada persona tiene sus preferencias, y no hay una única manera “correcta” de masturbarse.
Las expertas coinciden con que el pensar que sólo a través del juguete podemos alcanzar el placer, puede llegar incluso a ser peligroso. La vibración puede hacer que te habitúes a un estímulo falso, por lo que Urrutia sugiere ir intercalando la actividad sexual con y sin juguetes. Javiera Henríquez opina que para no caer en la idea de que sólo a través del objeto sentiremos placer, tenemos que tener en consideración que, a través de las manos, también podemos alcanzar grandes cumbres. Propone que existen muchas otras formas de conectarnos, como poner un ambiente cálido, música, velas, literatura erótica, entre otros.
Squirt, orgasmo y eyaculación, ¿son lo mismo?
Una creencia muy común es pensar que el squirt, el orgasmo y la eyaculación son lo mismo. Sin embargo, Javiera Urrutia nos explica la diferencia.
Orgasmo: Es la cima de la excitación sexual caracterizada por sensaciones intensas de placer y una serie de contracciones rítmicas en los músculos pélvicos. Puede ocurrir con o sin estimulación genital y es tanto una experiencia física como psicológica.
Eyaculación: En las mujeres, la eyaculación se refiere a la liberación de un líquido claro o lechoso de las glándulas parauretrales y es menos abundante que el squirt.
Squirt: se refiere a la expulsión de un líquido claro y a menudo abundante de la uretra durante la excitación o el orgasmo sexual en algunas mujeres. Este fenómeno es distinto, tanto de la eyaculación femenina, como de la lubricación vaginal. El líquido liberado durante el squirt es principalmente orina diluida con pequeñas cantidades de creatinina y urea, y a veces incluye secreciones de las glándulas parauretrales. Al contrario de lo que muchas personas piensan, el squirt no es un indicador de mayor placer.
Los tres son procesos independientes que pueden o no darse de manera conjunta.
La masturbación puede hacer que se pierda deseo sexual.
Muchas mujeres piensan que si se masturban mucho, su deseo sexual va a estar más bajo. Sin embargo, es justamente lo contrario. Urrutia explica que el deseo sexual es provocado a partir de nuestro imaginario y nuestras fantasías, y por tanto, el estar más conectadas con nuestro cuerpo y pensar más en nuestra sexualidad, puede hacer que éste aumente.
“Testosterone and Sexual Desire in Healthy Women and Men”, un estudio realizado en 2007, desmiente el mito al descubrir que la frecuencia de la masturbación en mujeres estaba estrechamente relacionada al deseo de hacerlo, es decir, mientras más se masturbaban, más aumentaban las ganas y el deseo sexual.
Si no se llega al orgasmo, no vale.
Muchas mujeres tienen la creencia de que, si la masturbación no alcanza el clímax, es una masturbación “fallida” y cargada de frustración. “Pareciera que el orgasmo es el trofeo, entonces nos perdemos de todo el camino que nos lleva hacia ese lugar, en vez de disfrutarlo”, reflexiona Javiera Henríquez. Existe esa presión de tener que llegar al orgasmo y la que no llega no se siente del todo bien. Pero, aclara la experta, finalmente lo importante es disfrutar lo que estamos viviendo en este momento, ya sea a través de las caricias, de la conexión con el otro y con uno misma.