Paula 1224. Sábado 22 de abril de 2017. Especial Madres.
En Chile una mujer embarazada tiene derecho a ser atendida durante el preparto, parto y puerperio independientemente de su nacionalidad. Para comenzar sus controles, debe pedir hora en sus primeras ocho semanas de embarazo en el Cesfam –Centro de Salud Familiar– más cercano a su domicilio. Si no hay patologías ni complejidades, es atendida en el consultorio hasta el parto, y después en un hospital, hasta que la den de alta. Si las inmigrantes están indocumentadas, el servicio social del hospital hace los trámites con Extranjería para entregarles una visa provisoria que les garantiza un año más de derecho a atención. Una vez que se tienen los documentos, la matrona hace el comprobante de parto para inscribir a la guagua en el Registro Civil: hay un nuevo chileno.
Pediatría multicultural
El Patronato Madre-Hijo es una fundación que atiende gratis a niños chilenos e inmigrantes hasta los 3 años. Está en Estación Central y dispone de pediatras, kinesiólogos, fonoaudiólogos, sicólogos y asistentes sociales que evalúan el desarrollo de los niños, sus patologías y tratamientos específicos.
Del 11% de extranjeros que atendieron hasta diciembre del año pasado, el 74% correspondió a haitianos. Por eso, la fundación inició una serie de planes: hoy, si una consulta dura 20 minutos para alguien que habla español, a un haitiano le dedican 35; han contratado traductores, y en las salas hay diccionarios y afiches traducidos al créole. "También implementaremos un sistema de redes con organizaciones sociales para que los adultos accedan a capacitaciones laborales y bolsas de trabajo", cuenta Paulina Cárcamo, responsable del área de Inmigración e Interculturalidad del Patronato. www.patronato.cl
Hospital San Borja, pionero
"A veces entro a la sala de maternidad y digo 'levanten la mano las chilenas', y nadie responde. ¡Solo hay extranjeras!", cuenta sonriente Alejandro Casals, jefe de Ginecología del Hospital San Borja. De hecho, si en 2010 los partos de inmigrantes llegaron al 14% del total, el año pasado la cifra creció al 50%. De los 24 países incluidos en esta cifra, la mayoría son madres peruanas y haitianas; y estas últimas han doblado su participación en los últimos meses. "La realidad comenzó a cambiar por la barrera cultural e idiomática", añade Casals. Había mujeres que llegaban con tanto temor por el embarazo, que se tiraban al suelo, gritando, angustiadas sin comprender el idioma. Por eso, el año pasado implementaron un protocolo: contrataron orientadores haitianos para hacerlas sentir acogidas, intérpretes de créole, y cursos del idioma para todos los funcionarios. También se hace a las embarazadas inmigrantes talleres de lactancia y de preparación de parto.
Diferencias culturales
Por Anita Román, presidenta del Colegio de Matronas y Matrones
"Los primeros en dar señales de que la realidad para las matronas estaba cambiando fueron los servicios de salud en el centro y norte del país. Al comienzo fue con las mujeres peruanas y hace unos cinco años aparecieron las haitianas y poco a poco nos fuimos adaptando a esta nueva necesidad. En otros países la situación puede ser muy precaria; algunas mujeres no paren en centros de salud, otras sí, pero sin posibilidad de anestesia y acá la agradecen. La lactancia no es una práctica que esté tan instalada, pero la hemos ido motivando. Además, la mayoría de las inmigrantes no tiene la costumbre de controlarse durante el embarazo, muchas llegan en la etapa final y eso es grave, porque hay exámenes como el de la sífilis o de la diabetes gestacional, que si llegan tarde ya no se pueden diagnosticar. Y, si tienen la patología, puede haber riesgos serios".
*En la foto: Judeline Delva, Nadege Joseph y Simone Fleurimat, junto a sus hijos