A Paulina se le llenan los ojos de lágrimas al recordar lo sucedido. Llevaba seis meses saliendo con Gabriel. Se habían conocido en una fiesta universitaria y, desde entonces, se vieron prácticamente todos los días. Se había enganchado de él. Mucho. Hasta que un lunes, él le dijo que ya no quería estar con ella. El comentario la tomó desprevenida. Intentó conversar con él ese día, pero tenía tanta pena que decidió esperar al siguiente, con más calma. El domingo, ya no lo encontraba en redes sociales. Le dejó mensajes por WhatsApp. Primero, se ponía el doble check azul. Sin respuestas. Después, simplemente no le llegaban. La había bloqueado.
“Me da mucha pena, porque él me eliminó de su vida como si yo nunca hubiera existido. Y está bien, no llegamos a ser pareja formal, pero salimos juntos, nos relacionamos íntimamente, hicimos planes. Creo que merecía más que eso. O al menos una respuesta más clara”, comenta.
Paulina, claramente, no es la única persona que ya ha pasado por esto. La situación, incluso, ya tiene una palabra (ghosting), que deriva del inglés “ghost”, que significa fantasma.
La práctica ocurre desde hace mucho y es posible ver en películas, series y libros. Pero el término se volvió popular en 2015, cuando la actriz Charlize Theron rompió su relación con Sean Penn y lo ghosteó, ignorando sus mensajes, llamadas y correos. Ese mismo año, el término empezó a integrar el diccionario británico Collins. Y, con el paso del tiempo, el “ghosting” pasó a ser usado no solo para relaciones de pareja, sino también de amistad o de trabajo.
Redes sociales
A pesar de que el ghosting es atemporal, la era digital ha cambiado las reglas del juego. Es lo que plantea María Zysman, psicopedagoga y autora del libro “Ciberbullying: cuando el maltrato viaja en las redes”. Ahí, plantea que “las redes sociales generan un espacio confuso, cambiando las reglas del sentido común, con un lenguaje que desdibuja la responsabilidad a la hora de relacionarnos”.
Eso explicaría la gran frecuencia del ghosting en la actualidad. De acuerdo con un estudio de 2018 de la Universidad Western Ontario, un 72% de las personas lo ha sufrido y un 64,5% lo ha realizado.
Que sea una tendencia no disminuye los efectos negativos que sufrir un ghosting pueden acarrear. Una investigación realizada en Estados Unidos en 2021, por ejemplo, mostró que las personas que sufrieron ghosting presentaron mayores niveles de ansiedad que aquellas que no pasaron por la situación.
Es el caso de Patricio. Después de mucho tiempo con dudas sobre si ingresar o no a Tinder, descargó la aplicación. Se juntó con una mujer que le gustó mucho, pasaron la noche juntos y, al día siguiente, ella dejó de contestarle. “Soy capaz de entender que yo no le haya gustado o que no haya disfrutado de nuestra noche juntos, pero me hubiese gustado que me hubiese dicho algo. Creo que la responsabilidad afectiva va por ahí, independiente de si queremos o no estar juntos. Cuando me dejó de contestar, yo estuve todo el tiempo pendiente del celular, a ver si me pescaba o no. Nunca me dijo nada y yo decidí desinstalar la app”, cuenta.
En un mensaje en sus redes sociales, la académica de Psicología Clínica de la Universidad de Brasilia, Valeska Zanello, apuntó justamente en esa línea: “Responsabilidad afectiva no quiere decir que tienes que tener una reciprocidad en el afecto. Eso es otra cosa. A veces pasa que simplemente no te gusta una persona o se termina el encanto. Pero sigue siendo necesario tener responsabilidad con el otro, entregándole algún tipo de respuesta o explicación”, planteó.
De acuerdo con la psicóloga, independientemente del grado de relación con un otro, cuando no se tiene en consideración sus emociones, se puede producir un gran daño, deterioro de su autoestima e inseguridades en futuras relaciones. Dejar que alguien genere sus propias conclusiones y considere que puede haber hecho algo mal o que no vale lo suficiente incluso puede desencadenar alteraciones afectivas.
Ser responsable
Francisca Venegas, psicóloga clínica y creadora del podcast Sana Incertidumbre, define responsabilidad afectiva como una acción que se basa en el consenso, en el cuidado y en el diálogo sobre los sentimientos y emociones que surgen en una relación de cualquier naturaleza. “Cuidar implica escuchar al otro y acompañarlo, teniendo en cuenta sus emociones. No hacerse cargo necesariamente, sino ser consciente de que todo acto que realices dentro de una relación va a tener una consecuencia, positiva o negativa, hacia el otro”, dice.
En ese sentido, la experta plantea que, si solo consideramos las definiciones de ghosting, este no sería ser responsable afectivamente, “porque no me hago cargo del impacto que va a tener mi acción sobre la otra persona el hecho de que yo desaparezca. Va a llenar al otro con ideas de culpa, rabia y mucha ansiedad”.
Pero, añade la psicóloga, no se puede desconsiderar que las razones que podrían llevar a una persona a hacer ghosting son muy variadas: “No siempre es porque una persona es desconsiderada. A veces, simplemente le da miedo enfrentar una situación y quedar como la mala o el malo -independiente de que al final esto ocurra-. Hay otras personas a las que también les da miedo porque sienten que si le dicen a la otra que no quieren seguir saliendo con ella, esta les va a presionar tanto que van a ceder y van a decir que sí, entonces sienten que la única herramienta que tienen a su mano es el ghosting. Por otra parte, también puede pasar que uno esté en una relación abusiva, y que sienta que su única herramienta es eliminar a la persona y salir de ahí. Salvo por este último caso, sería muy bueno que todas las personas trabajaran para no dejar heridas en otras”.
No solo la víctima de un ghosting sufre. Al evitar enfrentarse a un conflicto, los “fantasmas” no detienen la fuente de ansiedad, y en muchas ocasiones tendrá que lidiar con la preocupación más adelante, teniendo un efecto rebote.
Por eso, Francisca Venegas sostiene que hacerse cargo requiere cierta valentía. “Si somos más responsables afectivamente las personas van a tener menos heridas. Sin responsabilidad afectiva, no es posible construir relaciones sanas. Es importante trabajarla, porque sino vamos de nuevo, en el futuro, a dejar heridas. Entonces es fundamental tener eso claro: tenemos un impacto muy grande en todas las personas que nos rodean, querámoslo o no”.
Antoine de Saint-Exupéry tenía razón al plantear, en el clásico Principito, que “te vuelves eternamente responsable por aquello que cautivas”. Aunque en aquella época no existiera el “ghosting”.