“Ser no binaria era algo que siempre estuvo presente, pero que no tuvo nombre por mucho tiempo. Cuando era más chica, no habían muchos referentes neutros y que vivieran su expresión de manera más libre como los hay ahora. En mi época, no había series, ni artistas que dieran cuenta de la diversidad; y tampoco se conversaba sobre el tema. Entonces solo sentía una inconformidad con la que no podía hacer mucho.

Cuando entré a estudiar Artes en la Universidad Diego Portales, fue la primera vez que me aproximé a lo que era ser una persona no binaria. Me encontré, en ese espacio, con un círculo de gente abierta y libre que tenía diversas expresiones de género, y me empecé a rodear de ellos. En un momento, todo me hizo clic. Recuerdo que me empecé a rapar y experimentar fuera de lo típicamente femenino, prestándole atención a esta inconformidad.

Al contar esto en mis círculos, me pasó algunas veces que no lo entendían muy bien. Tuve que explicarlo en varias oportunidades porque entiendo que a otras generaciones, que son más distantes con estos temas, les cueste. Afortunadamente, nadie quiso hacerme daño. Más bien, lo difícil fue que se acostumbraran al cambio de nombre y pronombres. Igual viví situaciones de discriminación de parte de gente con la que ya no me relaciono, que me trataban como mujer o me hablaban con mi nombre anterior. Ellos ya no están en mi vida. Y con las personas nuevas, siempre es mejor porque hay una explicación menos. Me presento así: mi nombre es Indra y soy no binaria.

En un momento me di cuenta que era importante cambiarme el nombre de manera oficial y averiguar sobre los pronombres en términos legales. Ahí una amiga me mandó una convocatoria de la Clínica Jurídica de la Universidad de Chile, que desde 2009 ha representado a personas de la comunidad para poder obtener rectificaciones de sus partidas de nacimiento. Así que comencé el proceso en 2021, recopilando todos los documentos y testigos que fuesen necesarios. Yo estaba preparada para lo peor, porque en realidad no sabíamos con qué nos íbamos a topar. Hace poco, habían rechazado una solicitud similar a la mía, y como era primera vez que se pedía cambiar el sexo registral a una X; no había mucho respaldo de base para que saliera bien nuestra sentencia.

Pero salió a favor y ahí, más que euforia, sentí paz. Me sentí tranquila porque no me iba a quedar quieta si es que me dejaban como masculino, cuando había posibilidad de poner una X. Honestamente creo que aún no le tomo el peso al fallo, aunque tengo claro que es parte de la historia. Sé que ha generado un impacto. Ha sido surreal ver cómo se ha compartido la noticia, porque no pensé que podía suceder.

Creo que aún es complicado ser persona no binaria en Chile porque, si bien hay mucha gente abierta a entenderte, hay otra que derechamente no y eso es porque no hay tanta información al respecto.

Pienso que para avanzar hay que impulsar una educación sexual integral que comience desde las infancias para que niños, niñas y adolescentes sepan sobre la existencia de las disidencias. Estoy segura que, al igual que yo, pueden haber otros niños y niñas en la misma situación, que necesitan entenderse a sí mismos, pero que aún no tienen las herramientas. En eso, es clave seguir”.

Indra Ferrari (23) es estudiante de Ilustración y fue la primera persona en ser reconocida por la Justicia como género no binario.