Me tuvo a los 15

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"Pensé que eran hermanas", es la frase que escucha constantemente la estudiante de Diseño Stephanie Schär (23) cuando entra a algún lugar junto a su mamá, 15 años mayor que ella. "Lo más juvenil que tiene mi mamá es que es motivada. Siempre me está incentivando a que haga todo lo que me proponga. Por ella, ojalá me case lo más vieja posible".




Paula 1198, Especial Madres. Sábado 23 de abril de 2016.

El día en que Stephanie nació en la Clínica Las Condes, sus padres tuvieron que pedir que los cambiaran de pieza. Les quedó pequeña: ese 11 de agosto de 1992 llegaron más de 30 personas a conocerla. La mayoría, compañeros de curso del colegio de sus padres. Cuando Paulette Desmadryl (39) supo que estaba embarazada tenía 15 años y Walter Schar (42), en ese entonces su pololo desde hacía tres años, tenía 18. Durante siete meses Paulette usó poleras y pantalones anchos para ocultarlo, mientras que Walter la llevaba a escondidas a satisfacer cada uno de sus antojos. "Mi papá era el único que sabía. Creo que el que mis papás hayan sido tan jóvenes los hizo formar un gran equipo. Justo antes de que yo naciera se casaron. Se separaron dos años después, pero hasta el día de hoy las decisiones las toman en conjunto. Cuando nací, esa dinámica se mantuvo en las dos familias. Los ayudaron a pagar el jardín y el colegio, y se turnaban para cuidarme y jugar conmigo", reflexiona Stephanie.

Después de que Stephanie nació, y aun cuando varios apoderados del colegio se opusieron a que continuara, Paulette terminó cuarto medio y entró a estudiar una carrera profesional. En ese entonces, Stephanie pasaba gran parte del día con la "Tane", como llama con cariño a su abuela materna, a quien acompañaba a clases de bordado, de pintura y de cerámica, mientras su mamá asistía al colegio. Paulette la iba a dejar al jardín y la "Tane" la iba buscar. Cuando volvían a la casa, Stephanie jugaba con sus tres tíos y Yipy, un pastor alemán que tuvo desde que recuerda, hasta que sus papás, tras salir del colegio, regresaban para darle de comer, bañarla y acostarla. "Viví hasta los diez años en la casa de mis abuelos y aunque siempre diferencié quiénes eran mis papás y quiénes eran mis abuelos, sentía un vínculo muy especial con ellos. Era como tener dos papás y dos mamás", confiesa.

"Soy una agradecida. Tengo unos papás súper jóvenes, que me tuvieron cuando eran adolescentes pero supieron comportarse mucho mejor que miles de matrimonios que fracasan de adultos".

Cuando Stephanie cumplió 8, Paulette le contó que tenía una nueva pareja. Dos años más tarde estaban armando maletas. Paulette se iba a casar y se irían a vivir a Boston por los próximos dos años. "Recuerdo que ese momento fue duro. Lo único que me daba pena era separarme de mis abuelos. Pero al mismo tiempo ese viaje nos hizo a mí y a mi mamá inseparables. Estaba casi todo el día con ella, porque no conocíamos a nadie más. Me iba a dejar y a buscar al colegio y tuvo que aprender a ser una excelente cocinera", dice riendo.

Pero tener una mamá joven y prácticamente codearse con sus tíos, también le afectó. En 2011, cuando su abuelo falleció, a Stephanie se le vino el mundo abajo. Sentía que había perdido a su segundo papá. "Creo que la pena que sentí era igual a la que sintieron mis tíos y mi mamá", reconoce. Y agrega: "Yo era una más del grupo de los grandes. Participaba de los turnos que hacían mis tíos para acompañar a mi abuelo en la clínica, estaba al tanto de su estado y de su tratamiento, y estuve dentro de la habitación el día en que falleció", cuenta. Esa noche, recuerda, tomó el conejo de peluche que sus abuelos le habían obsequiado cuando se fue a Estados Unidos y durmió con su abuela.

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Para Stephanie la edad de su madre nunca había sido un gran tema; hasta que cumplió 15 años. Ese día Paulette se sentó junto a ella en el sillón del living y tuvieron una conversación. "Ahora que estás pololeando y ya eres una mujer, tienes que cuidarte", le dijo. "Esa fue la primera vez que advertí lo joven que era mi mamá. Típico que uno dice que las mamás lo saben y entienden todo, pero en el caso de mi mamá era literal. Las cosas que me pasaban a mí a ella le habían pasado apenas 15 años atrás", cuenta. Y agrega: "por primera vez entendí por qué mi mamá eran tan aprensiva y enfática en establecer ciertas reglas, a diferencia de las mamás de mis amigas. No quería que pasara por lo mismo que pasó ella, y aunque siempre fue muy sutil en decírmelo y todo el tiempo me recalcó que nunca fui un error y que me quiso desde el primer momento, me di cuenta de lo chica que me sentía a esa edad y de lo chica que era mi mamá cuando me tuvo", cuenta.

"Típico que uno dice que las mamás lo saben y entienden todo, pero en el caso de mi mamá era literal. Las cosas que me pasaban a mí a ella le habían pasado apenas 15 años atrás".

Sin embargo, aun cuando las reglas de la casa eran claras, Paulette nunca le prohibió nada. Cuando Stephanie quiso cambiarse de carrera, a los días Paulette le tenía coordinada una reunión con la encargada de la universidad y cada vez que Stephanie ha querido viajar, Paulette es la primera en buscarle pasajes. Para Stephanie, tener una mamá joven como la suya, solo tiene beneficios.

"Lo más juvenil que tiene mi mamá es que es motivada. Siempre me está incentivando a que haga todo lo que me proponga. Por ella, ojalá me case lo más vieja posible. Le encanta participar de mis decisiones y cada vez que estoy con amigas ella se incorpora y puede estar horas conversando, porque se entretiene, y eso nunca me ha molestado, al contrario. Me encanta que se sienta cómoda y que pida que le digan Pope en vez de tía. Soy una agradecida. Tengo unos papás súper jóvenes, que me tuvieron cuando eran adolescentes, pero supieron comportarse mucho mejor que miles de matrimonios que fracasan de adultos".

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