“Hace seis meses terminé con Iván. Estuvimos juntos por cinco años y tuvimos una relación muy linda y sana. Nos conocimos en primer año de universidad. Nunca me voy a olvidar la primera vez que lo vi, él estaba sentado en una silla de plástico en medio del patio conversando con dos tipos. Llevaba puesta una chaqueta verde, unos jeans arremangados y una zapatillas negras. Apenas lo vi me gustó, tenía algo que llamaba profundamente mi atención.

Pasaron los meses hasta que un día me atreví a acercarme. En un recreo me senté a su lado y le pregunté su nombre. Ahí supe también que venía recién llegando a Santiago desde Iquique, lugar donde nació y pasó toda su adolescencia. Poco a poco nos fuimos acercando, conversábamos en el patio, íbamos a tomar cerveza después de clases, paseábamos por el barrio de la universidad y un par de veces estudiamos juntos. Aunque él estaba en historia y yo en bachillerato, teníamos algunos ramos en común, ramos que usé como excusa perfecta para conquistarlo. Iván cada día me gustaba más.

Lo que empezó siendo una relación de compañeros, rápidamente se convirtió en un romance. Tres meses después de ese primer encuentro estábamos pololeando y yo ya le había presentado a todas mis amigas, a mis amigos y familia. Iván estaba súper solo en Santiago, como no conocía a nadie se adaptó rápidamente a mis dinámicas y todo mi entorno lo acogió. Bueno, él es súper simpático, divertido y se los ganó a todos casi sin que nos diéramos cuenta. Era como si llevásemos una vida juntos.

Un año después de salir de la universidad decidimos ponerle fin a nuestra relación. Fue una decisión tomada de manera muy consciente porque ambos sentimos que, sin darnos cuenta, nos empezamos a alejar. Él estaba. trabajando y yo aún descubriendo que quería hacer. Y el hecho de estar en etapas tan diferentes generó un quiebre. Así fue como decidimos terminar la relación, un. quiebre que fue muy tranquilo y conversado.

Con Iván no estamos juntos hace seis meses, y aunque fue de mutuo acuerdo me molesta el hecho de que aún sigue viendo a mis amigas y amigos. Yo sé que son su mundo acá en Santiago porque desde que llegó ha sido con ellos con quienes ha hecho su vida, pero aunque lo quiero -y probablemente lo voy a querer siempre-, por algo decidimos separarnos. Y me cuesta hacerlo con él tan encima de todo lo que me rodea. Me ha pasado varias veces que llamo a algún amigo para ir a tomarnos algo y me responde que no puede, que ya quedó con Iván. Y me da rabia, me incomoda y me dan ganas de llorar de la frustración. No es que yo quiera dejarlo solo ni que vaya a prohibirles que se vean si durante tanto tiempo nos apañaron como pareja y obviamente eso termina generando lazos importantes, pero hoy quiero recuperar esas amistadas y sin Iván de por medio.

Sé que puedo sonar muy egoísta pero necesito seguir adelante y teniéndolo tan cerca de seguro me será imposible”.

Claudia tiene 24 años y es diseñadora.