Aunque está más que dicho que cada niño es un individuo y un mundo en sí mismo, mamás y papás siguen comparando el desarrollo de sus hijos con el de los demás. No es por maldad, por supuesto, sino que porque los otros niños son sus únicas referencias para saber si los avances de los suyos van al día o si es que quizás deberían consultar con un especialista sobre algún tipo de atraso psicomotor.

Uno de los aspectos que más preocupan a papás y mamás es el vocabulario y la capacidad del hijo o hija de verbalizar lo que quiere decir. Y es que hay algunos que empiezan a comunicarse tempranamente, mientras que otros demoran un poco más. “Desde que nacemos nos comunicamos con nuestro entorno”, explica Romina Argandoña, fonoaudióloga de Clínica Alemana, y elabora: “El llanto, junto con la interpretación que los cuidadores le dan, constituye uno de los primeros agentes comunicadores. De este modo van surgiendo diferentes hitos que permiten conectar, como la mirada y la sonrisa social, y que son precursores del lenguaje expresivo verbal”.

La especialista dice que al año de vida es esperable que aparezcan las primeras palabras intencionadas, que vendrían siendo “mamá”, “papá” o “tata”, por ejemplo. A los dos años se espera que armen sus primeras frases de dos o tres palabras, como “papá, ven” o “mamá, quiero agua”. Ya llegando a los tres años, los niños podrían expresar gran parte de su pensamiento y sentimientos de manera expresiva verbal.

Argandoña identifica cuatro momentos en los que los cuidadores podrían captar un problema en el desarrollo comunicacional del niño:

  1. Que haya poca intención de interactuar con el interlocutor (no sonríe, no lo sigue con la mirada).
  2. Que las primeras palabras se demoren en aparecer.
  3. Si a los dos años solo se comunica a través de gestos o palabras sueltas.
  4. Si a los tres años usa palabras que se entienden poco.

“Dentro de la evolución del habla y lenguaje es esperable que en los niños menores existan palabras que les cueste producir, como las que son más largas y complejas”, advierte la fonoaudióloga. “Si las dificultades son muy frecuentes, al punto en que la mayoría son ejecutadas de forma poco clara o si solo se comunica a través de gestos, es necesario que sea evaluado por un fonoaudiólogo del área infantil”.

Consejos para estimular la comunicación inicial

Aunque se trata de un proceso natural del desarrollo de cada niño, es posible estimular la comunicación. La fonoaudióloga dice que para esto es imperante que exista la interacción con otro, que suelen ser los padres y cuidadores. “Para que esta interacción sea significativa es aconsejable que se realice a través del juego, y lo ideal es que se usen juguetes representativos de la realidad como medios de transporte, animales, alimentos, muñecos que representen a miembros de la familia y objetos de la casa”, recomienda.

Pedir que reconozcan estos objetos, ayudar a nombrarlos, crear diálogos con ellos, imitar sonidos de los animales, simular situaciones en las que el niño y cuidador tengan un rol, como jugar a vender o a cocinar, por ejemplo, son algunos de los juegos con los que los adultos pueden ayudar a los niños.

De la misma forma, la idea es que esto sea más juego que un trabajo o tarea para el niño, por lo que se recomienda aprovechar momentos de interacción cotidianos, como el baño y las comidas. “Relatar lo que se está haciendo, nombrar las partes del cuerpo y los alimentos que están comiendo o en qué lugar de la casa están, darle órdenes simples o más complejas dependiendo de su edad, como ‘muéstrame tus ojos’ o ‘anda a tu pieza y trae tus zapatos’”, sugiere la especialista.