Mi peor defecto son los celos
La actriz Sigrid Alegría –que estuvo en pantalla con Separados, de TVN, y cantando y actuando en el musical Chicago–, confiesa que en lo personal ha tenido que invertir en terapias para trabajar un aspecto incómodo de su personalidad: es tan celosa que se enferma.
Paula 1123. Sábado 8 de junio 2013.
Tienes un hijo grande y ahora dos guaguas (1 y 3 años) ¿qué ha sido lo bueno, lo malo y lo distinto de esta segunda maternidad?
Lo distinto es que tengo más conciencia de lo que está pasando, por lo tanto he gozado más la maternidad. Cuando tuve a mi primer hijo, Alonso, yo tenía 23 años y a esa edad la vida se te va muy rápido, entonces hay cosas que de repente no las tengo grabadas. Ahora le estoy prestando más atención a esta maternidad, que me obliga a estar súper concentrada porque, además, los chicos son dos. ¡Me pillaron volando bajo!
¿Y lo malo?
A los 23 años tenía una cantidad de energía y agilidad enormes y el embarazo fue súper cómodo, como andar con mochila. Los recientes fueron embarazos más complicados, hay una fatiga de material de por medio.
¿Estás agotada?
Tengo unos hijos preciosos, un matrimonio que me entretiene mucho, y estoy haciendo el musical Chicago que me fascina. Entonces estoy cansada pero muy contenta.
¿Cómo ha sido la exigencia de hacer un musical, con baile, canto y actuación? Te metiste en algo bien complicado.
Sí, y cuando empecé se me olvidó que ya tenía casi 40 años, entonces me dolía todo, pero ya estamos enrieladas. Es un trabajo súper entretenido. Es el sueño secreto de toda niña, cuando uno bailaba frente al espejo en tu pieza, sin que nadie te viera. Ahora tengo permiso para jugar a eso en el escenario.
¿Cuál ha sido el mejor personaje, al que más has querido dentro de tus actuaciones en teleseries?
Uy, me he enamorado de varias. Me enamoré mucho de una monja que fue mi primer papel. Y, por cierto, el personaje de la madre en ¿Dónde está Elisa?, que sentí que me obligaba a encontrarme con el rigor y el esfuerzo; ese personaje me hizo transpirar y sufrir.
Llorabas mucho con ese personaje.
Sí, y me obligó a trabajar mucho. Y ahora el personaje que hice en Separados (TVN) lo he gozado, me gustó como salió. Yo le tenía susto a la comedia porque para mí es algo muy delicado porque te puedes pasar para la punta y pasar por ordinaria rápidamente. Pero no fue así.
¿Tú eres de esas actrices que se empelota o no en la tele?
Pero sí, niña. Aunque no tengo nada nuevo que mostrar (risas).
Varias actrices que he entrevistado se aburrieron del piluchismo.
Es verdad, pero lo bueno es que ya no se usa tanto, como que pasó de moda, como que ningún director te pide empiluchamiento ya.
¿Eso es un alivio?
Sí, especialmente a estas alturas, porque cuando eres más chica andas más valiente, pero ahora ya no tanto.
¿Cuál es el defecto que más deploras de ti misma?
Peleo mucho con mis patas cortas, encuentro que son muy chiquititas, yo me pondría unos 7 centímetros más.
Y a un nivel sicológico, ¿cuál es tu defecto?
Uhhh, soy súper celosa y me cuesta mucho controlarlo. He aprendido y Juan Andrés, mi marido, me da la tranquilidad y sabe como cuidarme de esas cosas.
¿Por celos metiste la pata mucho en tu vida? Escandalillos, desequilibrios.
Me pasa que me enclaustro. Te quito la palabra y no existes para mí, es algo muy raro: en vez de ponerme a gritar, borro a esa persona de mi vida. A veces me llegaba a enfermar, me daban vómitos, me enfermaba de la guata, no podía dormir. ¡Qué loca!
¿Y qué has hecho para poder superarlo, Sigrid? ¿Mucha plata gastada en terapia?
Unas cuantas lucas y unos cuantos años de terapia. De hecho, cuando conocí a mi marido le advertí: oye, yo tengo este problemita.
¿Cuántas veces estuviste a punto de casarte?
Una vez antes que esta. Me pidieron matrimonio, dije que sí, pero después que no. Creo que fui súper lúcida. Porque efectivamente estaba esperando el ingrediente especial que encontré cuando apareció Juan Andrés. Era lo que yo estaba esperando, secretamente, por eso también me casé tan grande.
¿Eras media desconfiada del amor, de los hombres?
Soy temerosa e insegura. Es que, ¿sabes?, me gorrearon harto, fíjate. Cuando era más chica era súper inocente y después me di cuenta que era demasiado inocente.
De tus paseos por el sicólogo, ¿cuáles terapias han sido efectivas y cuáles no?
Cuando me mandaron en el colegio no me sirvió de nada. Súper adivinables: dibuja a tu familia en animales. Lo encontraba fome. Pero ya más grande empecé a trabajar con terapeutas que sí me gustaron y actualmente me gusta ir y hablar una hora de mí me parece rico.
Para calmar el nervio ¿sexo, pisco sour, shopping o deporte?
Sexo.
¿A pesar de las guaguas?
Bueno, las guaguas no llegaron caminando (risas).
¿Qué cosa o circunstancia te logra anular la libido por completo?
Nada mucho, hasta los calcetines los perdono.
¿Y los embarazos?
No, para nada, había que ponerse un poco más creativa nomás.
¿Qué tipo de hombre te hace salir arrancando?
El cursi, el galán, el obvio, me carga.
Álvaro Rudolphy ha sido tu pareja televisa casi permanente. ¿Nunca te ha gustado un poco?
No, fíjate. Y yo a él tampoco, creo (risas). No, nunca nos confundimos, nunca.
¿Es fácil confundirse cuando te toca darle un beso a un actor?
No se siente, se hace nomás, es como tomarse de la mano. Es que hay una conciencia de que uno está contando un cuento, entonces eso te mantiene lejos porque yo tengo mi propia vida.
¿No te pasan cosas cuando das un beso actuando?
A mí no me ha pasado pero he visto que a mi alrededor sí sucede.
¿Quién es tu candidato o candidata para el próximo Presidente de Chile?
Era a ojos cerrados la Michelle, pero escuché una entrevista de Velasco y me pareció bien interesante también.
O sea, ¿podrías cambiar tu voto en este momento?
Estoy abierta.
Escucha el podcast de esta entrevista en www.paulafm.cl
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