Probablemente sea el libro más famoso cuando hablamos de sexualidad. Dices Kamasutra, y la mayoría piensa automáticamente en un catálogo de posiciones sexuales, pero siempre de a dos. ¿Qué pasa cuando llevamos esa búsqueda de placer al terreno individual?
Eso es lo que pensaron Jane Morgan y Cata Ramírez –ambas impulsoras del reconocido sexshop Japi Jane– al momento de pensar en su reciente libro Mi propio sutra, una guía para conectar con tú placer. Y es que durante siglos la masturbación femenina ha sido una narrativa fragmentada y eclipsada por relatos que se han centrado casi exclusivamente en el placer masculino, dicen las autoras. Este enfoque sesgado ha relegado el placer y la autonomía de las mujeres a un segundo plano, dejando enormes vacíos en nuestra comprensión del bienestar sexual femenino.
Por eso, la primera parte del libro se centra en entregar información sobre nuestra anatomía, el orgasmo, los limitantes del placer, los mitos y los beneficios de la masturbación. “Muchas mujeres no se tocan porque no se conocen, pero otras tampoco lo hacen por el estigma que implica. Escuchamos a muchas decir que no lo necesitan, que para eso tienen a su marido, o que las mujeres que se tocan son muy calientes, tienen un problema o están insatisfechas”, dice Cata.
“La información es importante porque nos otorga libertad para tomar decisiones. No sirve de nada repetir el discurso de ‘empoderate’ de tu cuerpo, si no entregamos primero las herramientas necesarias para que eso sea posible. Y si hacemos una radiografía honesta del terreno en el que nos encontramos: todos, de manera transversal, somos ignorantes y estamos abandonados en temas de educación sexual”, agrega.
Es cierto que en los últimos años se ha comenzado a abrir la oportunidad de cuestionarnos estas ideas limitantes, como por ejemplo que las mujeres estamos menos interesadas en el sexo que los hombres, y por eso es más frecuente escuchar de mujeres mayores frases como: ‘es que yo fui tan tonta, tan pava’ en comparación con las nuevas generaciones. En ese sentido, este libro es una excusa para hacerse preguntas y para abrir un diálogo interno e idealmente también uno social, ya que muchas mujeres aún enfrentan culpa, vergüenza o desconocimiento al explorar su propia sexualidad.
– Desde la fundación de Japi Jane en 2006, ¿han visto un cambio en la sociedad chilena respecto a la sexualidad? ¿Y particularmente en la sexualidad femenina?
Jane: Definitivamente. En los últimos 18 años hemos sido testigos de una transformación importante en la forma en que Chile aborda la sexualidad. En esos años hablar abiertamente de placer y sexualidad -especialmente desde una perspectiva femenina- era todavía un tabú muy fuerte. Sin embargo, con el tiempo, hemos visto cómo estos temas han comenzado a ocupar un espacio más visible en la conversación pública.
– La tienda debe ser un buen espacio para tomarle el pulso al desplante de la gente…
Cata: Siempre va a haber personas tímidas, pero me acuerdo que cuando recién partimos con la Jane, no existía una tienda física porque la gente no estaba dispuesta a ir a una tienda. Vendíamos por internet o en grupos cerrados. Los primeros cinco años estos juguetes los presentamos con la excusa de que eran accesorios para encender la llama de la relación, para hacerse masajes con la pareja, que eran un complemento a los encuentros. Y es que en esos años el público no estaba preparado para que nosotras instaláramos el concepto de masturbación femenina. Ahí saltaban las mujeres que decían que no lo necesitaban, que se sentirían ridículas; ‘me daría vergüenza ajena de mí misma’, dijo una vez una de ellas.
En 2011 apareció el libro Las 50 sombras de Grey y generó una revolución que nosotras también tanteamos en la tienda; mujeres que pudieron conectarse con su imaginario erótico y desde ahí acercarse mayormente a sus fantasías. Eso fue bonito, ver cómo, de a poco, se fue gestando este cambio en el que las mujeres comenzaron a cultivar esta sexualidad individual.
Pongámonos creativas
Ese es el llamado de la segunda parte del libro: una guía de 20 poses –cucharita solita, masturba-zen, chorritos de placer, la llave triple, entre otras– ilustradas por Andrea Barja y creadas por las mismas autoras que, literalmente, invitan a poner manos a la obra.
– ¿Cómo surgen estas poses?
Cata: De nuestras experiencias como mujeres de más de 40 años. También de todas las mujeres con las que nos hemos vinculado en estos años. Hay muchas mujeres que no se han acercado a la experiencia de la masturbación porque no saben cómo hacerlo. O incluso que conocen una sola forma, que es una técnica cumplidora pero un acto más bien mecánico y no imaginan que pueden tener un encuentro sexual delicioso consigo mismas, que la masturbación puede ser un camino igual de lúdico que si decidieran compartir su sexualidad con alguien. Por eso pensamos en hacer esta guía.
– Sin hacer spoiler, ¿en qué consisten estas posiciones?
Cata: No hay solo posiciones pensando en cómo poner el cuerpo, también tiene que ver con los propios ciclos naturales de las mujeres, los diversos espacios posibles y contextos. Por ejemplo, para las mujeres con hijos pequeños a veces el baño, en la ducha, es el único espacio en que encuentran privacidad. Entre las 20 poses hay algunas que tienen una mayor elaboración o sofisticación, y otras más simples pensando que no todos los momentos de la vida o estados de ánimo te van a permitir hacer una gran ceremonia.
– ¿Cómo esperan que este libro sea recibido por las mujeres en Chile?
Jane: Esperamos que este libro sea recibido como un espacio seguro y motivador para reflexionar, aprender y disfrutar. Queremos que las mujeres en Chile se sientan empoderadas para explorar su placer sin culpa ni prejuicios, y que Mi Propio Sutra se convierta en un compañero de viaje hacia una vida sexual más plena y satisfactoria.
Cata: Sería hermoso que se hiciera famoso como el Kamasutra, porque la masturbación es una gran práctica en muchos sentidos, que nos hace bien no solo para nuestro cuerpo, también para nuestro corazón, tiene beneficios para todo nuestro organismo, y también para la parte relacional. En la medida en que uno tiene dominio de su cuerpo, que aprende a reconocer sus reacciones eróticas, sus lugares, sus ritmos, eso termina alimentando las relaciones. Hay algo más profundo que solo gatillar orgasmos; todo alrededor se resiente cuando nuestra sexualidad está truncada.