Alejandra González (36) es ingeniera comercial, magíster en marketing y actualmente se encuentra estudiando cerámica y porcelana en la escuela de arte de la PUC. “Quiero seguir especializándome en cerámica y escultura”, dice. Y es que esta mujer, nacida en Cauquenes, región del Maule, tuvo una infancia muy estimulante en términos artísticos.
Con una mamá educadora de párvulos y su “gueli” –como le decía a su abuela– profesora normalista, desde muy chica le inculcaron el ir creando y explorando la creatividad. “Soy de la generación sin tele, sin internet, así que no quedaba otra que hacer amigos imaginarios y ponerse a jugar con lo que fuera”, dice.
Por circunstancias de la vida, decidió estudiar Ingeniería Comercial, un mundo que podría verse como antagonista a su lado más artístico, pero que ella agradece pues, como dice, le ha enseñado y entregado muchas herramientas que hoy puede aplicar a su proyecto Expresionarte.
“Este proyecto nació por la necesidad de expresarme a través de arte, luego de vivir un duelo super importante en mi vida –el fallecimiento de su padre–, un tributo a mi gueli y también por la necesidad de darle un espacio a todo mi mundo interior y poder compartir eso con más personas. Creo que es muy lindo poder compartir tu experiencia y trasmitir lo que te apasiona, me encanta que todos se motiven a crear aunque no sean del mundo artístico y piensen que no tienen habilidades, porque creo que el arte es para todos”, dice.
Alejandra, de manos zurdas e inquietas, también ha sido bastante autodidacta. “Durante más de 15 años ha ido aprendiendo a través de varios cursos y talleres, de todo un poco; porque me gusta aprender de varias disciplinas para poder ir descubriéndome, desde óleo, corazones mexicanos, pintura, bordado, acrílico, bisutería, cerámica, porcelana, etc.”, dice.
Vivió un tiempo en Copenhagen, Dinamarca, lo que le permitió conocer y vivir el famoso hygge, término acuñado por los daneses que consiste en una forma de vivir basada en la búsqueda de momentos tranquilos para el cuerpo y la mente, que nos hacen sentir bien. “Eso es lo que busco transmitir con mi proyecto y, especialmente en mis talleres: que los asistentes puedan sentirse en un espacio seguro y que se permitan bajar la guardia unas pocas horas para crear en conjunto y disfrutar sin expectativas”, agrega.
Actualmente ofrece un taller de Terrazo con ecoresina acrílica que –según dice– tiene varias cualidades que lo hacen único. “Primero es un material biodegradable y muy amigable con el medio ambiente, lo que lo diferencia de las otras resinas. Es un proceso limpio, a base de agua, que se puede trabajar en ambientes cerrados sin ningún problema. Y creo que una de las cosas más lindas, es que es un proceso seguro; el resultado está garantizado, no puede salir mal, y eso es muy importante para calmar la ansiedad, construye confianza en una misma, y puede ayudarnos a encontrar un poco de tranquilidad”, afirma.
Próximamente hará talleres de cerámica en Casona Gatuna, en Barrio Italia, un espacio muy inspirador en donde varios de sus compañeros desarrollan diferentes oficios y artes.
Más información en su Instagram @expresionartee.