Belén Cámbara creó Räma hace seis años a partir de un deseo de permanencia, de dejar un legado. Dedicada también al maquillaje, aunque es un oficio que le sigue gustando mucho, quería indagar en algo más profundo, llenar un vacío. “Necesitaba desafiarme más y fue en mi primer encuentro con el metal que lo entendí y lo supe inmediatamente. Esto era. Estudié, armé mi taller y empecé con cosas que no tienen tanto que ver con lo que Räma es ahora. Pero no reniego de mi pasado, es lo que me ha llevado a evolucionar”, dice Belén, quien lentamente fue transformando sus creaciones cuando empezó a observar la naturaleza, el movimiento del agua, la textura de la arena, el mar. Elementos que se han convertido en el sello de la marca.
Räma se mueve entre la dualidad del minimalismo con su simpleza de lineas limpias y la perfecta imperfección de lo orgánico. “Creo que es un buen equilibrio que además me permite navegar entre dos mundos que me dan infinitas posibilidades”, cuenta Belén.
En cualquiera de sus estilos, la calidad del producto final es un factor no negociable. Cada pieza se hace a mano, con oficio: desde la idea y el diseño, pasando por varias pruebas en distintos materiales, hasta lijar y sacar brillo. “La personalización y atención al detalle son fundamentales en el proceso para crear joyas atemporales que combinan elegancia con estilo. Puedo dedicarle el tiempo necesario a cada pieza porque el proceso de construcción de cada una merece mi total respeto y paciencia. Quiero asegurarme que las joyas de Räma puedan pasar de generación en generación, que las puedan usar muchas personas y no quede en el olvido porque pasó de moda o el material perdió su calidad”.
“La joyería y mi marca son lo que ahora ocupan el 100% de mi tiempo. Experimentar y crear nuevos diseños me da paz y me llena de creatividad. He podido viajar para mostrar mis joyas y hacer cursos en distintos países, he aprendido a hacer joyas en vidrio y modelar en cera, a trabajar con plata, oro y piedras”. Belén está siempre buscando nuevas inspiraciones; abierta a que le propongan ideas y también a crear cosas en conjunto. “Mi misión es hacerle la pelea a la inmediatez de estos tiempos; las artes y todo proceso creativo es lento, y es por esto que nuestro stock es limitado y casi todo se hace a pedido, reduciendo nuestro impacto ambiental y produciendo de manera ética”.
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