“Cuando estudiaba arquitectura estuve muy metida en el tema de la fotografía. Me acuerdo de haber hecho viajes Kenia, Egipto o distintos lugares de Europa donde iba a todas partes con mis dos cámaras de fotos análogas, una en blanco y negro y otra a color. A la vuelta, tenía que revelar esos rollos, con toda la ansiedad que esa espera implicaba. Al hacerlo, me enfrentaba al problema de no encontrar álbumes de fotos que no fuesen plásticos. La verdad es que me daba pena pegarlas ahí porque no me gustaban, los encontraba horribles.

Mi mamá siempre tuvo en la casa álbumes de los años 70 que tenían ese papel protector entre una página y otra y que para mi gusto eran mucho más lindos como soporte, servían también como adorno. De a poco empecé a investigar cómo se hacían, trabajo que no era fácil porque tienen un fuelle para que puedan soportar la cantidad de papel que llevan adentro, entre otros cientos de detalles. Visité a varios maestros encuadernadores en el centro de Santiago para que me explicaran cómo se hacían y de a poco fui aprendiendo y adquiriendo los implementos necesarios como las prensas de fierro (hoy tenemos 12), la guillotina (que sigue siendo manual, no eléctrica) y las diferentes terminaciones. Así es como nuestra creación estrella empezaron a ser los álbumes de foto, todos hechos con papeles libres de ácidos para que las fotografías no se dañen con el paso del tiempo y con un papel protector para que no se rayen entre ellas cuando se topan en las páginas.

Mi objetivo es ir siempre mejorando y buscando nuevas técnicas que hagan que las cosas de Ru Papel sean de excelente calidad. Yo trabajo en el día a día con Jaque, que se ha especializado y se ha convertido, igual que yo, en una experta en esto. Las dos estamos constantemente analizando la producción, viendo cómo mejorar, evaluando cartones, viendo qué revestimientos importar, eligiendo las nuevas paletas de colores. No usamos cualquier cinta ni cualquier elástico, nos preocupamos de que combinen; elegimos papeles que soporten bien la escritura en pluma o grafito; papeles que sean livianos y suaves. En cada producto hay un montón de detalles que han sido evaluados minuciosamente, nada está acá por azar. Todo está hecho a mano y con un trabajo lleno de preocupación y buena factura.

Para mí dedicarme a esto es un placer, no me siento trabajando. Lo que más me gusta es ver cuando llegan clientes con sus álbumes o libretas de años a mostrarme que siguen intactos. Me gusta que vean y valoren la calidad que hay detrás de lo que hacemos. Me gusta estar desarrollando belleza alrededor de cosas que usamos en el día a día, que la libreta en la que anotamos cosas del trabajo sea linda y esté bien hecha, lo mismo con el lápiz que llevamos a todas partes. Escribir sobre un rico papel con una buena pluma siento que es un aporte a este mundo que anda tan rápido. Sentarse y hacer ese ejercicio de escribir es un regalo, nos da una pausa que creo es fundamental en estos tiempos. Además, nos acordamos de nuestra infancia y eso me encanta.

Galeria Drugstore L23A (Av. Providencia 2124, Providencia), Santiago, Chile.

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