¿Cuál es el sueño profesional aún por cumplir de Mónica Pérez?
Entrevistar a Barack Obama.
¿Pero no crees que nunca va a responder de verdad lo que uno le pregunte?
Pero es que uno tiene la ilusión de que uno va a ser LA periodista que le va a sacar la confesión esa, genuina. Más que preguntas de políticas internacionales, me hubiera gustado hacerle una entrevista humana cuando vino a Chile… Pero, bueno, no se pudo.
¿Has logrado apropiarte y sentirte cómoda en este rol que estás tomando en el programa de denuncia Esto no tiene nombre? A veces duele la guata perseguir y enfrentar a los denunciados, te lo pregunto porque lo viví en carne propia…
Me he sentido muy cómoda porque es un rol que no me es ajeno. Mi carrera profesional ha sido siempre metida en la pata de los caballos, ya sea en las entrevistas que hay en el matinal de 24 horas, cuando hice La entrevista del domingo, hice Vía pública. Todos eran de debate y enfrentamiento, así que esto es como lo mismo, pero más ido hacia el sector de los servicios, de las empresas, de las instituciones.
El año pasado tomaste la opción de hacer pública la pérdida de tu guagüita y levantar la bandera en pro del aborto terapéutico en Chile. ¿Sigues creyendo que fue importante hablar del tema o te has arrepentido?
Cada vez me convenzo más de que es importante hablar. Debemos aprender en Chile a decir las cosas por su nombre sin que quede el caos. Ni siquiera podemos hablar de aborto terapéutico, porque la Evelyn Matthei lo dijo y casi la querían echar del partido.
Se fue al gobierno rapidito…
Claro, para que se callara, dicen algunos. (Risas).
Pero más allá del tema ideológico, ¿Qué ha implicado para ti la exposición de un tema que es personal, un dolor tan personal?
Obvio que a mí no me agrada mucho que se haya abierto un flanco de mi vida privada. Quise hablarlo una sola vez, pero he tenido que reiterar el tema porque me lo han preguntado. Como ya abrí esa puerta, no puedo ser tan cara de palo de decir, "no, ahora ya no voy a hablar más del tema", ¿me entiendes? Evidentemente como soy periodista y soy respetuosa del trabajo de los periodistas que me entrevistan no puedo cerrar la puerta ciento por ciento de ese capítulo de mi vida privada que, claro, no me gusta estar recordando a cada rato.
¿Fue una decisión de pareja hacer público el tema?
Así es, pero obviamente que con Pancho, mi marido, tratamos de mantener los límites de nuestra vida privada lo más posible. Nosotros tenemos una vida en los medios de comunicación, vivimos también de los medios, entonces tampoco uno puede pretender ser un ser humano de a pie, totalmente privado. Trato de mantener un equilibrio, tendiendo hacia el mayor grado de privacidad posible. Pero, a veces, hay que jugársela no más y eso fue lo que hicimos.
¿Qué es lo mejor y lo peor de ser famoso en Chile?
Lo mejor, sin duda, es que vas a un restaurant y siempre te dan mesa. De hecho, mis amigos siempre me utilizan como la "conseguidora" oficial de mesas. Y lo malo… en realidad yo no pago ningún costo por ser conocida.
¿Cuál es el defecto que más deploras de ti misma?
Soy muy crítica conmigo, con lo que hago. Esa búsqueda angustiosa de la perfección…
Y también eres criticona con los demás.
Sí, tengo una tendencia horrible a ver la falla de cada tema. Eso me hace ser buena periodista, pero por otro lado es agotador. Es desagradable una persona que está viendo siempre lo que está fallando…
A propósito de autocritica, cuando te miras al espejo, ¿qué parte de ti no logra conformarte?
Que todavía no bajo de peso lo suficiente como me gustaría después del embarazo (risas). Esos kilos que quedan pegados y que no hay caso con ellos.
¿Has pensado alguna vez entrar al quirófano para cambiar algo de tu cuerpo?
Mil veces, pero entre que me da susto y que me parece que al final no es el camino. Es preferible estar bien armónicamente, más natural. La gente operada se empieza a ver rara: los ojos no le pegan con las orejas o la nariz no le pega con la boca… Esa parte es la que me ha echado para atrás de la tentación de operarme.
En cuanto a tu desempeño como pareja, ¿te gustaría casarte contigo?
Todo el rato, soy buena onda como pareja. Soy buena compañera con mi marido, tengo mucha conciencia de que hay que trabajar la pareja, que hay que darse tiempo. Además, mantengo las casas bien bonitas, cocino, trato que la alacena esté llena de cosas ricas…
Hablando de sexo, ¿qué cosa o circunstancia logra anularte la libido por completo?
Un comentario pesado, no estar realmente en buena onda con la pareja, ahí no hay caso con la cuestión. No soy de esas que a pesar de estar pasando una mala etapa con sus maridos, igual no más.
¿Eres de las que piensa que no es bueno morir sin antes haberse fumado un buen pito de marihuana?
No sé si un pito, pero sí creo que hay que vivir la vida intensamente. Soy totalmente vividora de la vida. No ahorro lo suficiente precisamente por eso; si quiero disfrutar, gasto; si quiero ir a un viaje, voy. Me arriesgo mucho en la vida, tomo riesgos importantes, que me estresan, pero que siento que me hacen vivir con intensidad.
¿Qué riesgos has tomado últimamente? Me dio curiosidad.
Querer seguir teniendo hijos, por ejemplo, un riesgo muy grave, muy importante.
¿Estás en ese plan Mónica?
No sé, pero creo que sí. Al final ese es mi problema, que no puedo evitar desear ciertas cosas y jugármela y luchar. Soy muy luchadora, le hago mucho frente a los obstáculos, o sea, a mi no me bajan con una sola vez que tenga una dificultad.
Un recado o un consejo de Mónica Pérez al Presidente Sebastián Piñera.
Que de verdad se comprometa con el proyecto de aborto terapéutico a pesar de que Evelyn Matthei ahora está en su gobierno y ya no puede encargarse de la legislación. Él me prometió en una entrevista que no iba a impedir que el proyecto siga adelante. Que se comprometa, que escuche a las mujeres, que es súper loable que haya algunas mujeres que quieran llegar hasta el final de un parto de un hijo que es inviable, pero hay otras muchas que no, y no porque sean malas personas, sino porque a veces no pueden porque no tienen la fortaleza sicológica, ni espiritual, ni familiar, ni económica para hacerlo.