Paula Digital.

Desde principios del siglo XX, el impacto directo de las guerras en las poblaciones civiles se ha ido agravando: a menudo son víctimas de los bombardeos, ataques y abusos, y cuando no, quedan atrapadas entre las facciones en combate sin posibilidad de recibir asistencia, o se ven obligadas a huir en las más adversas condiciones.

Cuando las estructuras de salud son dañadas, destruidas o son inexistentes, los mecanismos de apoyo social colapsan y el acceso a la asistencia sanitaria se hace difícil. Las mujeres inmersas en estos contextos de violencia presentan un elevado grado de vulnerabilidad, afectadas especialmente por emergencias obstétricas, complicaciones del embarazo y del parto. Están expuestas a un alto riesgo de ser víctimas de violencia sexual, además de ser las que suelen ocuparse del mantenimiento de su familia.

República Centroafricana, Yemen, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Irak son algunas de las crisis humanitarias en las que Médicos Sin Fronteras (MSF) brinda asistencia y donde las mujeres sufren el daño directo de las guerras.