Mujeres en el mundo de las start-ups

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En 2003 una estudiante de Ingeniería Química y Eléctrica de la Universidad de Stanford en California —que decidió abandonar su carrera— fundó la compañía de insumos farmacéuticos Theranos con la promesa de revolucionar el mercado del testeo de muestras de sangre. Elizabeth Holmes, de entonces 19 años, se lanzó en busca de financiamiento para desarrollar la tecnología necesaria que le permitiría desarrollar un prototipo de su descubrimiento y masificarlo para convertirlo en un producto rentable.

De forma similar, muchas mujeres en distintas partes del mundo, incluido nuestro país, se lanzan en busca de financiamiento para sus start ups esperando que inversionistas crean en sus proyectos, sus capacidades y talentos, para convertir esas ideas en productos que pueden revolucionar la industria de la tecnología.

Sin embargo, a diferencia del caso Theranos y de la experiencia de Elizabeth Holmes quien, un año más tarde ya había conseguido $6.9 millones de dólares para poner en marcha su proyecto, la mayoría de las mujeres en el mundo de los emprendimientos tecnológicos no logran capturar esos preciados fondos para llevar sus ideas al universo material.

Sin duda que el mundo de los negocios es un escenario incierto y altamente competitivo. Ximena Henríquez, Ingeniero Civil Industrial de la Universidad Católica y CEO de Tres60, se ha especializado en el área de la tecnología y conoce el rubro de las start ups de cerca. Ha trabajado en la Asociación Chilena de Venture Capital y también liderando procesos de scouting y due diligence de distintas start ups tecnológicas. Con esa experiencia es que explica que los canales de financiamiento para un proyecto tecnológico —y en general de cualquier industria— en Chile son principalmente 3: fondos Corfo, Venture Capitals e inversionistas privados también conocidos como Ángeles. Cada uno de ellos opera e interviene en distintas etapas del proceso de crecimiento de una start up, desde que deja la incubadora o aceleradora, hasta que se convierte en un negocio viable.

Y es que, salir de la etapa del start up para escalar de un prototipo a un producto masivo requiere de cantidades importantes de dinero y de inversiones que muchas y muchos no logran conseguir. Sin embargo, es un secreto a voces que para proyectos liderados por hombres el proceso de asegurar estos fondos cruciales para dar vida a una start up tecnológica pareciera ser más sencillo. Y con ello, las probabilidades de evolucionar a la siguiente etapa se vuelven considerablemente más elevadas.

De acuerdo con datos publicados por la consultora que provee información sobre compañías de oferta pública y privadas del rubro tecnológico Crunchbase, de los miles de millones de dólares que desembolsaron en 2020 los distintos Venture Capitals dedicados a la inversión en tecnología, solo un 2,3% fueron a parar a start ups lideradas por mujeres fundadoras.

Ximena explica que, si bien en su experiencia no ha observado un sesgo explícito contra los emprendimientos femeninos en su área, sí confirma que hay más dificultad para asegurar financiamiento. “Me parece que hay una mayor exigencia cuando tú llegas a pedir capital”, comenta. “Si pones a un hombre y una mujer yo siento que puede ser que a la mujer le exijan más Kpi que a los hombres de alguna forma para demostrar tracción, para demostrar ventas futuras, proyecciones. Creo que hoy día la mujer se le pide un plan mucho más detallado”. Ximena agrega que es una crítica constructiva para un escenario que debiese equipararse. “No es algo que ocurra de forma tan pública, es algo que quizás se da más bien tras bambalinas”, aclara.

En una industria que sigue siendo liderada por hombres, pareciera inevitable que existan prejuicios que operan como barreras de entrada para las mujeres que buscan abrirse camino. Según el último reporte sobre Diversidad en el Mundo de los Venture Capitals elaborado por la consultora Deloitte, solo un 23% de los profesionales vinculados a inversión dentro de este tipo de empresas son mujeres. Esta falta de mujeres a cargo de la evaluación y la toma de decisiones respecto de quiénes reciben financiamiento, impacta directamente en los sesgos a los que se enfrentan quienes buscan oportunidades comerciales para sus proyectos.

Ximena confirma que, muchas veces, existen diferencias en el trato que reciben las mujeres vinculadas al área de la tecnología. Sobre todo cuando se supera el umbral de los 40 años. “Aquí el prejuicio es que como mujer, dependiendo de la edad, su conocimiento técnico probablemente no sea tan digital ni tan técnico. En cambio, si ven una mujer más joven de 20 o 25 años, probablemente asuman que es de una generación que ya tiene la tecnología un poco más incorporada”, comenta.

Un estudio publicado por Harvard Business Review explica que las mujeres son cuestionadas de forma diferente y reciben otros tipo de preguntas cuando se presentan en una entrevista ante potenciales inversores. Y esto, afecta la cantidad de financiamiento que reciben. Según la investigación, la tendencia en el caso de los hombres era hacia las preguntas respecto de las potenciales ganancias del negocio. Para las mujeres era todo lo contrario, debían defenderse respecto de los posibles escenarios de fracaso. Ximena agrega que, de similar forma, en su experiencia las mujeres son cuestionadas respecto de sus conocimientos de manera recurrente en círculos profesionales. Agrega que la mayoría tiene que acreditar de forma mucho más sólida que sus contrapartes masculinos con estudios el que sí poseen los conocimientos técnicos para sentarse a la mesa a conversar siquiera. “Yo me doy cuenta por ejemplo en reuniones que tratan de hablarme de forma no tan técnica. Yo les digo al tiro que también conozco de los mismos temas así que ‘háblame no más’”, cuenta. Explica que, en general, la presunción es que como eres mujer no tienes el conocimiento técnico. “Y eso yo creo que es el principal prejuicio que me ha tocado vivir”.

Si bien el caso de Theranos es uno que, muy probablemente parecía en sus inicios ser el trailblazer que abriría camino para las mujeres en la industria del desarrollo tecnológico, su desenlace terminó perjudicando enormemente la credibilidad de los emprendimientos tecnológicos en general. Tras conocerse el fraude cometido por Holmes y su socio probablemente muchas start ups son sometidas a un escrutinio mucho más riguroso. Y con justa razón. No solo porque los inversores tienen derecho a asegurar que sus recursos van dirigidos a proyectos que realmente son lo que prometen, sino porque además, los gestores detrás de cada start up tecnológica merecen una evaluación justa de viabilidad de su idea. Y es que, por esta misma razón, el sesgo que muchas veces de forma solapada opera en contra de aquellos que son liderados por mujeres fundadoras debiese ser erradicado de un rubro que no solo se perjudica a si mismo cuando limita la entrada de femenina al campo de juego, sino que, además, limita el desarrollo tecnológico del que miles de personas podrían beneficiarse.

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