“¿Por qué a una persona le roban sus sueños por no poder ver?, ¿cómo hacen las personas con discapacidad visual para leer música?”, son preguntas que Elena Valdenegro (44), creadora de la Fundación IDAVA, se hizo en múltiples ocasiones durante sus primeros años de universidad. Ella siempre tuvo una conexión con la música, tocaba violín en orquesta, y por tanto, cuando empezó a estudiar pedagogía diferencial en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) en 2002 y conoció la asignatura de braille, hizo un “match instantáneo”: decidió investigar en profundidad este sistema de lectura para personas ciegas y buscar la manera de aplicar el braille en esta área artística.
En Chile nadie sabía de qué forma una persona con discapacidad visual podía leer una partitura de música, y es que, según sus palabras, “en ese tiempo no había mucha integración, ni mucho menos, inclusión”. Por esto, decidió enfocar su trabajo de título en ello.
“En varias entrevistas a profesores y vicerrectores de distintas universidades, me dijeron que las personas en situación de discapacidad quedaban excluidas de la música escrita porque no podían leer un solfeo ni una partitura. Había muchas dificultades pero no había soluciones”, cuenta.
Descubrió la existencia de la musicografía braille, que es un sistema lineal donde no se utiliza pentagrama y que consiste en transformar la escritura musical en puntos con relieve. “Ahí me di cuenta de que sí había una solución, y no me podía quedar sentada a esperar que siguieran excluyendo a más personas en la música”, recuerda Elena.
Se contactó con la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) y la invitaron a conocer la oficina que tenían dedicada a la musicografía braille en Madrid. Entre partituras e impresoras, se sintió en el “paraíso de la musicografía braille”. Dentro de su fascinación, aprendió cómo trabajaban este sistema, compró el software QuickBraille y lo trajo a Chile para poder hacer transcripciones musicales.
En el año 2019, Elena decidió crear la Fundación IDAVA con la finalidad de abrir oportunidades para que las personas con discapacidad visual se puedan desarrollar en la industria cultural como artistas y que puedan tener acceso a espectáculos artísticos.
Adiós al asistencialismo
Fundación IDAVA está enfocada en los derechos culturales y vela porque todas las personas puedan desarrollarse como trabajadores en cualquier área, específicamente en la música y el arte. Para lograrlo, hacen transcripciones de material de musicografía braille, cursos de musicografía braille y cuentan con el proyecto Centro Comunitario de Artes Musicales Inclusivas, donde personas en situación de discapacidad visual hacen clases de música e instrumentos musicales a la comunidad.
“Quise darle otra mirada a la discapacidad, en las artes y las culturas. Es fundamental ver el talento antes de la discapacidad, ver a las personas con discapacidad como ciudadanos, creadores y trabajadores”, dice Elena Valdenegro y agrega: “Cuando los ciudadanos ven que los profesores son personas ciegas, los ven de otra forma y eso es lo que queremos hacer con la fundación, cambiar esa mirada asistencialista y reconocer a estas personas como profesionales: es el profesor, es el cantante, es el actor. Es otra mirada”.
Próximamente, la fundación va a abrir un coro comunitario, donde van a poder participar personas de la comuna de Ñuñoa. Además, la fundación hizo una adaptación de la Pérgola de las Flores, con un elenco diverso e intergeneracional –desde los 20 hasta los 75 años–, conformado por personas ciegas con baja visión, actores y actrices profesionales.
Un impulso para soñar
“¿Por qué hago lo que hago?”, se pregunta Elena: “porque me hace feliz”, es la respuesta. “Siempre me he cuestionado las injusticias que hay a mi alrededor. Trato de aportar con lo que puedo. A lo largo de mi carrera vi muchas injusticias y eso me gatilló a hacer todo esto, a tratar de que disminuyan y eventualmente se eliminen”.
“Yo creo que también gran parte del impulso para crear la fundación, me lo dio mi hermano David antes de fallecer hace muchos años. Él era un soñador y un artista. Me impulsó a soñar y no dejar que los sueños se quedaran ahí, sino luchar para que se hagan realidad”, reflexiona.
Esta entrega y ganas de hacer la diferencia hicieron que Elena ganara el Premio Mujer Impacta 2023. Con este reconocimiento pasó a ser parte de una red de emprendedoras sociales, lo que la ha llenado de expectativas: “Quiero que se visibilice el trabajo que he hecho y Mujer Impacta es crucial en esto, nos va a dar un respaldo”.
“Si bien este fue un reconocimiento a IDAVA, también es un reconocimiento a mí como persona natural, al esfuerzo de años. Fue un abrazo, un regaloneo. Algo les hizo sentido en el proyecto que lo quisieron seleccionar”, comenta con emoción.
Respecto al avance que ha habido en la sociedad con el tema inclusión, Elena explica que nos falta mucho como sociedad y hay mucho desconocimiento en la ciudadanía: “Tenemos que ver a las personas con discapacidad desde el enfoque de derecho. Es importante que si una de estas personas quiere ir a una obra de teatro, pueda hacerlo, si quiere ir a un concierto, también, que se abran los accesos para que cualquier ciudadano pueda participar en las actividades del día a día”.