“Cuando nació mi hija Camila me dijeron que era una pelota de carne y que llevara una cama de agua a la clínica. Yo no entendía nada, no la podía tener en brazos porque se fracturaba. Ella nació con osteogénesis imperfecta, trastorno genético también conocido como huesos de cristal”, relata Gladys “Popa” Ramírez (65), creadora de la Fundación Amigos de Jesús.
Esta iniciativa nació como un agradecimiento de ella hacia la sociedad. “Sentía que tenía que agradecer de alguna forma el apoyo que le habían dado a mi familia. Además, vivo día a día la discapacidad, sé lo que es ser cuidadora cuando no tienes acceso a las necesidades básicas. Valoré las oportunidades que había tenido para crecer como mamá y como persona”, comparte.
Desde 2005 Amigos de Jesús ofrece acogida a niños y jóvenes vulnerables en situación de discapacidad -motora, mental, psiquiátrica-, promoviendo la inclusión, el encuentro y vínculo entre ellos. Cuenta con un centro en Cerro Navia que recibe diariamente a 70 niños y jóvenes, y atiende a sus familiares, que son alrededor de 550.
La fundación trabaja con cuatro programas distintos: el primero es el centro diurno en donde atienden a los jóvenes dependientes de un cuidador; luego está vida independiente, donde preparan a los beneficiarios para la vida cotidiana; en tercer lugar está inclusión laboral; y por último el programa de familia, donde acompañan a los familiares de cada uno de los participantes para entregar una rehabilitación comunitaria.
Además, Amigos de Jesús posee un hogar de acogida en Sagrada Familia, Curicó, en donde viven siete jóvenes en situación de discapacidad que no tienen familia o lugar a donde ir.
Para hacer un acompañamiento integral y acoger con dignidad, los beneficiarios tienen la posibilidad de participar en talleres de pintura para reforzar la autoestima y hacen salidas periódicas para conocer espacios públicos y culturales. Por otro lado, los familiares también pueden realizar cursos de reconocimiento y autoestima.
Un trabajo en conjunto
En 2017 “Popa” Ramírez ganó el Premio Mujer Impacta por su labor en la causa inclusión y ahora es parte de una red de emprendedoras sociales donde puede hacer crecer su iniciativa.
“Mujer Impacta ayuda a que las personas se conecten con las distintas realidades que tenemos en Chile. Además, la fundación me ha dado la posibilidad de que personas de mi equipo se formen con cursos y talleres. Abrió una puerta que estaba pequeñita y hoy día tenemos un tremendo portón donde puedo trabajar junto a otras mujeres.”, concluye.
Ladrona de corazones
“Ha sido maravilloso el despertar de la “Popa” a través de esta iniciativa. Me siento empoderada y siento que lo que hago importa e impacta. Cada día estoy más enamorada de la Fundación Amigos de Jesús”, dice la emprendedora social. “Me llena cambiar la historia robándole el corazón a las personas. Lo más importante es el encuentro del amor y yo creo que cuando otros te ofrecen las manos, ayudarte y abrazarte, tiene un gran valor que no se puede comprar con dinero. Muchas veces nos quedamos con mirar y no actuar, pero cuando actuamos e invitamos a otros, podemos hacer un cambio”.