María Eugenia Valdés (57) se formó en un colegio de monjas y a raíz del sistema en el que vivía con su familia, tomó la decisión de estudiar trabajo social. En el camino participó en comunidades de vida cristiana y movimientos apostólicos donde pudo discernir su vocación religiosa. Luego de terminar su carrera a los 25 años, entró en la Congregación Religiosa del Sagrado Corazón y nunca más salió: “Siempre quise tener los pies bien puestos en la tierra y en el barro”, dice.
Por necesidad de un grupo de hombres jóvenes homosexuales de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX), en 2010 nació Padis+, Pastoral de la Diversidad Sexual: “Ellos querían buscar un lugar en el que pudieran vivir su religiosidad abiertamente sin tener que estar en la clandestinidad con su fe y orientación sexual”, comenta María Eugenia.
A los tres meses de la creación del grupo -compuesto por 20 hombres en un inicio-, la invitaron a participar de la pastoral, ya que querían la presencia de alguna religiosa para que también, mujeres lesbianas o bisexuales se animaran a inscribirse. “Me emocionaba cuando escuchaba sus testimonios, porque cada uno ponía su corazón ahí y lo abría. Todos hablaban de su historia de discriminación, de su historia no resuelta. Si ellos lograban asentarse y reconocerse como hijos amados por Dios, eso iba a tener un gran impacto. Me bastó con ir a una sola reunión con ellos para verlo y decidir unirme”.
Ofreciendo un acompañamiento necesario
Padis+ es un espacio de acogida y contención para personas de la diversidad sexual en la Iglesia católica que hoy en día cuenta con más de 60 asistentes regulares a sus reuniones y que desde su creación ha ayudado a más de 200 personas, siendo la mayoría jóvenes adultos.
Dos años después de su formación, nació un grupo para padres con hijos de la diversidad como una necesidad debido al castigo social que muchos estaban recibiendo por la orientación sexual de sus hijos. Luego se creó una iniciativa que convoca a mujeres de las minorías. Con las dos agrupaciones se hacen reuniones presenciales u online cada quince días y han podido acoger también a inmigrantes de varios países.
Gracias a su labor en la causa inclusión, Valdés ganó el Premio Mujer Impacta 2014 y ahora es parte de una red de emprendedoras sociales en donde puede escalar su impacto: “Fue una sorpresa. Es muy importante ver el testimonio de otras mujeres en sus respectivos rubros y también visibilizar las distintas realidades. Estoy muy agradecida de lo que hace la fundación, me siento parte, y agradezco la oportunidad de formarme y abrir redes”.
“Invito a mirar a las personas”
Siendo parte de Padis+, María Eugenia Valdés sigue luchando por la sensibilización de la diversidad sexual y la contención de las personas que son parte de la pastoral y sus familiares. Asimismo, busca que el tema sea normalizado, sobre todo dentro de la Iglesia.
Según ella, si bien el tema de la diversidad se ha abierto más en Chile, sigue habiendo gente que no logra conjugar bien la fe con su orientación sexual y que no tiene naturalizada su realidad.
“Seguiré apostando por una iglesia del estilo de Jesús, amplia y abierta. Invito a mirar a las personas, lo que no tiene que ver con su identidad sexual, de género o procedencia social. Todas las personas son dignas de respeto, admiración y de amor. Respetémonos y démonos el espacio para escucharnos. La diversidad es buena, es la dignidad del ser humano”, finaliza la agente de cambio.