Natacha Valenzuela (53) nació en Viña del Mar, estudió periodismo y siempre tuvo fascinación por la literatura. Le gustaba la cultura y la escritura, pero dice que la inseguridad la llevó a dedicarse por años a trabajar en agencias de comunicación, dejando de lado su verdadera pasión.

“A los 43 me empecé a sentir incómoda, aunque me gustaba mi trabajo. Sentía que algo me faltaba”, cuenta. Así fue como un día se le ocurrió hacer una película animada y un libro para niños. Con muy poca experiencia en el área formó un equipo para lograrlo y a fines de 2017 lanzó ambos proyectos.

Después de terminar la película, pensó en hacerla accesible: “Me empecé a meter en el mundo de la accesibilidad audiovisual. Como mi película tenía muy pocos diálogos pensé que no costaría nada hacerla accesible”. En el Centro de Estudio para Sordos de Valparaíso se enteró que los niños y niñas con discapacidades auditivas no tienen acceso a la literatura infantil, porque muchos aprenden tardíamente el español y se comunican mediante lengua de señas y en ese entonces no había libros infantiles narrados así.

“Me di cuenta de que la infancia en Chile no tenía literatura infantil y como yo venía de ese mundo, de generar contenido para niños e impulsar la literatura, decidí hacer mi primer videolibro adaptado a lengua de señas”, comenta.

A la fecha, Natacha ha creado 21 videolibros que están disponibles en su página web Historias para Todos (https://www.historiasparatodos.cl/) y son narrados en lengua de señas chilena por personas, en su mayoría, con discapacidades auditivas. La narración ocupa cerca de un tercio de la pantalla y las ilustraciones de los cuentos están acompañadas de subtítulos y locuciones, de manera que los videolibros puedan ser disfrutados por personas con discapacidades visuales, hipoacusia o sin ninguna discapacidad.

Incluyendo a través de la literatura

El objetivo principal del proyecto Historias para Todos es garantizar el acceso al arte y la cultura en Chile. “Lo que más me motivó a hacerlo fue descubrir que había un segmento de la población excluida de estos ámbitos. Yo tengo súper claro lo importante que es en la infancia, los beneficios que tiene la literatura en los niños y en las niñas, especialmente en un mundo donde cada día se lee menos y aumenta el uso de las redes sociales”, comparte.

A su vez, Natacha reflexiona: “Para los niños, poder imbuirse en un mundo de fantasía, en un cuento, es una forma de aprender, de adquirir lenguajes, de ser capaz de empatizar, de reconocerse en esa experiencia. Las niñas y niños sordos están muy aislados, muchas veces no saben lo que está pasando, ¿cómo incluyes a los que no saben leer?, ¿cómo aprenden?, ¿cómo se pueden imaginar otro mundo?”.

Para la emprendedora social aún hay mucho trabajo por realizar con el contenido audiovisual que circula en las redes sociales, dado que está abierto al público, pero no adaptado. Su especial preocupación es aquella materia educativa y de divulgación que a sus ojos se está perdiendo.

Natacha también ha escrito libros y novelas infantiles. El lanzamiento de estas obras las hace en colegios para niños y niñas con discapacidad auditiva, por lo que puede ver en primera persona sus reacciones. Muchos educadores diferenciales ocupan el contenido de Historias para Todos en sus salas de clase.

Por su labor y aporte a la comunidad, esta agente de cambio fue ganadora del Premio Mujer Impacta 2020. “Ser parte de Mujer Impacta ha sido muy importante para mí por la visibilidad que le han dado al proyecto, a la necesidad de lectura en la primera infancia de la comunidad sorda. Además, me siento parte de una comunidad de mujeres bacanes. Me siento energizada e inspirada. Mujer Impacta nos está cuidando y apoyando permanentemente y yo me siento afortunada de ser parte de este grupo”, comenta.

Una necesidad de todos

Natacha Valenzuela cree que es importante que “la gente entienda que las personas sordas o ciegas son personas con tantas capacidades como las otras. Simplemente es un tema sensorial y eso no los debería inhabilitar del todo. Lo principal es incluir en la cultura y en la información”.

“Cuando hablamos de accesibilidad, no hablamos solamente de personas en situación de discapacidad que nacieron así, hablamos de todo lo que es la tercera edad. Todos empezamos a perder la visión y el oído cuando envejecemos, por lo tanto generar material accesible es una necesidad de toda la sociedad. Se puede empezar con subtítulos, usando un intérprete en lengua de señas o poner audiodescripción”, concluye.