Influenciada por la relevancia de la educación desde temprana edad, aspiró a desempeñarse como educadora nutrida por una firme convicción por la pedagogía. Susana Navarro (53), estudió en la Universidad Católica Silva Henríquez con el objetivo de cumplir su sueño y generar grandes impactos.
La vida a menudo presenta giros inesperados que alteran el transcurso del destino de maneras que nunca podríamos haber anticipado. Para Susana, ese giro llegó con el accidente de su hijo, un suceso que transformó su vida por completo. Su hijo sufrió un accidente grave que demandó toda su atención y cuidado, por lo que sus estudios debieron quedar en pausa.
No obstante, luego de años de procesos de rehabilitación de su hijo, Susana tras ausentarse por 8 años, decidió volver a cumplir su sueño de ser profesora: “Seguía con esto de querer ser profesora, era mi sueño de vida y esta tragedia más reforzó en mí ese deseo, más consolidó lo que yo venía pensando con respecto al tema de la educación. Hice varias gestiones acompañada de gente que me apoyó y volví a la universidad. Después de 8 años volví a mi quinto semestre”.
Ganadora del Premio Mujer Impacta 2013, Susana trabaja por la causa de educación y actualmente es directora de la Escuela Presbiteriana Del Salvador en la comuna de La Granja donde hace 15 años, se enfrenta al desafío de educar a niños en su mayoría provenientes de familias en situación de vulnerabilidad.
Escuela Presbiteriana Del Salvador
Cuando a Susana se le presenta la oportunidad de ser directora de este establecimiento, no lo piensa dos veces y se lanza al desafío. “La primera vez que vi este colegio por fuera dije ‘yo voy a hacer que sea el colegio más lindo, la escuela más linda para mis alumnos”.
Como directora de una escuela ubicada en una comunidad desfavorecida, se enfrenta al desafío de trabajar con niños que provienen del 90% de familias en situación de vulnerabilidad. A pesar de este contexto, su enfoque educativo va más allá de lo puramente cognitivo, abarcando también aspectos sociales y espirituales.
A pesar de las posibles dificultades que pudieran surgir a raíz del porcentaje de vulnerabilidad, Susana se sentía completamente preparada para ello: “Debido al accidente de mi hijo, tuve que desarrollar la resiliencia, la paciencia, generar estrategias de aprendizaje para que él pudiera aprender a leer y pudiera terminar sus estudios. Mirar la educación desde un ángulo completamente distinto y de acuerdo a las necesidades que pueda tener cada niño. Ahí entendí que estaba preparada para todo lo que viniera”.
Además, como resultado del perseverante trabajo de Susana y de su equipo, el Simce 2012 la ubicó con 20 puntos por sobre las otras del mismo segmento socioeconómico y la segunda con mejor promedio en la Región Metropolitana.
Su compromiso radica en brindar una educación de calidad que no solo nutra la mente, sino que también fortalezca el tejido social y promueva el desarrollo integral de cada estudiante, reconocido por el Mineduc como una de las 25 escuelas con menor acoso escolar dentro de las 11.000 que funcionan en el país.
Premio Mujer Impacta
En 2013 Susana Navarro ganó el Premio Mujer Impacta y pasó a ser parte de una red de emprendedoras sociales que trabajan para convertirse en un agente de cambio en nuestro país.
Gracias a nuevos recursos y herramientas proporcionadas por la Fundación Mujer Impacta, ha podido facilitar procesos que antes no podía y así avanzar en el desarrollo de su proyecto, ya que a pesar de que la escuela estaba consolidada, ahora puede ver mejorias en su proyecto social.
“El premio es un crecimiento, va desde el ámbito personal hasta el de la iniciativa. Pude sacar mi magíster y a la vez impulsar a mis colegas a que hagan capacitaciones, así crecemos todos. En cuanto al crecimiento, reforzó aún más las ganas que teníamos de generar cambios”, señala.
Sueños a futuro
Desde el primer día que Susana y su equipo han tomado cada oportunidad de crecimiento y mejoras para su escuela. Es por ello que cree que aún es necesario seguir trabajando: “Queremos hacer media en el colegio, estábamos en conversaciones pero nos atrasamos debido al estallido, luego llegó la pandemia, y después tuvimos que reforzar el tiempo perdido. Ahora ya es tiempo de nuevamente crear proyectos”.
Es por ello que esta emprendedora social hace hincapié en la importancia de la educación, de buscar nuevas oportunidades que beneficien la escuela ya que “Cada niño es una flor que hay que cuidar: hay que cuidarles el corazón, su autoestima, tratarlos con amor y con disciplina porque sin disciplina, nosotros no llegamos a nada” comenta.