Mujeres que impactan: Valentina Muñoz y su misión de abrir caminos en tecnología

Valentina Muñoz - Mujer Impacta Paula



Cuando Valentina llegó al Liceo Carmela Carvajal, no imaginaba que ese lugar marcaría para siempre su camino. Era solo una adolescente que buscaba adaptarse a su nueva etapa de educación secundaria, en un establecimiento emblemático de Santiago, conocido por su excelencia académica.

Entre las muchas actividades que ofrecía el liceo, hubo una que capturó su atención de inmediato: el taller de robótica. Al principio, todo le pareció un mundo extraño. Las mesas repletas de piezas de Lego, cables de colores, sensores y computadores eran como un lenguaje desconocido. Pero, con el tiempo, ese lenguaje se convirtió en parte de su día a día.

Ahí, Valentina aprendió a programar y a ensamblar robots con sus propias manos. Cada pieza encajaba como si, junto con el robot, ella también estuviera armando su propio futuro. Su curiosidad creció, y con ella, también su habilidad. No pasó mucho tiempo antes de que se atreviera a dar el siguiente paso: competir.

Durante cuatro años consecutivos, participó en la First Lego League, la competencia de robótica educativa más grande del mundo. Cada torneo era un desafío que la obligaba a superarse. Trabajaba largas horas perfeccionando cada movimiento, cada línea de código. Y el esfuerzo dio frutos. No solo destacó en las competencias, sino que se convirtió en tricampeona regional, campeona nacional y, finalmente, campeona internacional. Cuando recibió este último trofeo, fue el momento en que entendió que la tecnología no era solo un pasatiempo; era su pasión y el camino que deseaba seguir.

Pero la relación de Valentina con la tecnología había comenzado mucho antes de llegar al Liceo Carmela Carvajal. Desde niña, ese mundo ya despertaba su curiosidad. Recuerda perfectamente cuando a los 9 años acompañó a su mamá al trabajo y le tocó ver a un grupo de informáticos que corría por los pasillos para resolver una alerta de ciberataque. Cuando les preguntó qué estaban haciendo, la respuesta fue simple: “Estamos salvando el mundo”, le contestaron. “Para mí –con la inocencia de esos años– eso fue como, ¡wow, qué locura!”, recuerda

valentina muñoz paula

A los 14 años su interés la llevó aún más lejos. Con una determinación poco común para su edad, comenzó a asistir como oyente a clases de programación en la Universidad de Chile. Se sentaba entre estudiantes mayores, tomaba apuntes con entusiasmo y, al cabo de un tiempo, obtuvo incluso un certificado que validaba sus conocimientos. “Desde entonces, no he parado. Me dediqué a buscar todos los cursos, talleres y becas gratuitas disponibles, nunca he gastado un peso en aprender a programar”, comenta.

Para ella, programar no era solo adquirir habilidades; era abrir puertas hacia un futuro que había empezado a imaginar desde que era una niña en la oficina de su madre.

Compartir conocimiento

Su ímpetu por la tecnología se cruzó pronto con otro motor: la necesidad de abrir camino para más niñas en el mundo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Así, con solo 15 años, fundó la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI), una organización que busca promover, potenciar y retener el talento STEM entre niñas y adolescentes.

A través de AMUJI, impulsó una iniciativa que tendría impacto nacional. Con el apoyo de UNICEF, organizó una consulta en la que participaron más de 100 niñas, con el objetivo de contribuir a la creación de la primera Política de Inteligencia Artificial en Chile. “Logramos que la política reconozca y proteja los derechos de niños, niñas y adolescentes”, señala.

Gracias a ese trabajo, lograron que el documento final, elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, incluyera el reconocimiento y la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, un hito que la posicionó como la programadora más joven en contribuir a una política pública en Chile. En 2021, ese camino la llevó a colaborar directamente con el Ministerio de Ciencia como Embajadora Juvenil de la Política de Igualdad de Género en CTCI (Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación).

Su trayectoria pronto trascendió las fronteras nacionales. En 2021, se convirtió en la mujer más joven y la única latinoamericana seleccionada por el Secretario General de la ONU como Defensora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un rol reservado a líderes que promueven los desafíos globales de desarrollo.

Premio Mujer Impacta

Hoy Valentina es considerada una de las jóvenes más influyentes del país. “Para mí ser reconocida por la ONU es una responsabilidad, y eso es lo que me ha hecho seguir la línea de activismo; tener un propósito que va más allá de mí, algo colectivo que hacemos porque creemos en la gente y en lo que podemos lograr juntos”, señala.

Por todo esto es que el 2024 fue ganadora del Premio Mujer Impacta, junto a otras nueve agentes de cambio. “Fue muy lindo, fue un cariñito al corazón, a mi trabajo que llevo tantos años haciendo. La Red de Mujer Impacta es algo que yo no cambiaría por nada en el mundo y que no he visto en ningún otro lado. Es un acompañamiento constante, una retroalimentación, una red de apoyo y un espacio seguro de mujeres potentes, brillantes y muy diversas” finaliza.

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