En 2016, Magdalena Ceballos se compró una máquina de coser. Estaba puérpera y sin trabajo. Como creció en una familia de mujeres creativas -su abuela hacía ropa y le gustaba pintar al óleo- pensó que con esa herramienta podría crear algunas cosas. Justo ese año su abuela murió y Magdalena heredó una caja llena de pasamanería. Fue con su máquina y este material que creó su primera muñeca, que dio comienzo a este laboratorio textil que ella misma define como un espacio de detención e introspección en el que trabaja con diversas texturas, materialidades y colores haciendo piezas únicas. Hace dos colecciones al año y además trabaja a pedido.
Instagram @mundoparaleloartdolls.