Mientras Cecilia Troncoso (34) habla, su hijo Ángel de 5 años identifica distintas letras y las nombra. “Yo trabajo y me especializo en temas relacionados al autismo así que cuando Ángel ya tenía 8 meses supe que estaba dentro del espectro”, cuenta Cecilia. Si bien el diagnóstico oficial lo recibieron tiempo después con el test ADOS-2, su mamá siempre supo que él era diferente. “Uno como mamá sabe de las capacidades de cada hijo o hija. Y, como profesional del área, se me hizo fácil o más llevadero recibir estos diagnósticos”, explica.
Porque Ángel no solo fue evaluado dentro del Espectro Autista sino que, además, fue diagnosticado con Hiperactividad de desarrollo, Trastorno de procesamiento sensorial y, a hace poco, fue evaluado y se determinó que era un niño con Altas Capacidades. Esto lo convierte en lo que hoy se conoce como 2e, o doble excepcionalidad. Una persona que, por una parte presenta un trastorno del aprendizaje o síndromes que se consideran una discapacidad cognitiva –como TDAH, TEA, trastorno de procesamiento sensorial– y, por otra, capacidades sobresalientes en algún área.
En el caso de Ángel, desde que tenía casi 2 años, ha mostrado un desarrollo lingüístico avanzado para su edad. “Mi hijo tuvo varias señales dentro de la doble excepcionalidad”, recuerda. “Nosotros vivíamos en un condominio y cuando subíamos a nuestro departamento, él veía los números de las patentes de muchos autos en el estacionamiento, las apuntaba y reconocía números y letras sin que nadie se hubiese sentado a enseñárselos”, comenta Cecilia. Además recuerda que, a los 8 meses, la primera palabra que Ángel pronuncio no fue ni “mamá” ni “papá” sino que “reloj”. “Obviamente en ese entonces la R no estaba tan marcada”, explica.
Sin embargo, a pesar de este desarrollo avanzado en el leguaje, Cecilia comenta que, desde que nació, siempre mostró poca intención de comunicación. Tiene varios temas por los cuales se interesa profundamente y tiende a establecer vínculos con personas que muestran interés por esos temas que a él le producen fascinación. “Engancha bien con las personas que se interesan sobre sus intereses”, explica. “Ahí se puede ver una de las señales de TEA por una parte y por otra de las altas capacidades intelectuales”, explica Cecilia.
Pero no todos los casos son como el de Ángel que ha mostrado todas las caras de su Doble Excepcionalidad desde pequeño. María Paz Gomez, Psicóloga de la Universidad Católica de Valparaíso y Ph.D. en Educación Especial, especializada en dotación y talento de la Universidad de Arizona, explica lo importante que es dejar atrás las nociones preconcebidas tales como el que todos los niños 2e manifiestan señales desde pequeños, para poder comenzar a reconocer el amplio espectro en que puede presentarse la doble excepcionalidad. “Creo que es importante quitarnos el estereotipo tan arraigado que la Alta Capacidad es igual a niños genios, brillantes, pequeños Einstein”, comenta. Porque, precisamente, son nombres como Albert Eistein, Marie Curie, Leonardo DaVinci, Jane Austen y hasta Elon Musk, los nombres que se suelen asociarse al concepto de Doble Excepcionalidad generando una expectativa de cómo debiese manifestarse la Alta Capacidad combinada con una discapacidad. Se especula que, estos personajes históricos cuya genialidad es irrefutable, habrían tenido algún tipo de trastorno del aprendizaje.
A pesar de las nociones que se encuentran ampliamente difundidas sobre la Alta Capacidad, María Paz Gomez explica que ésta puede manifestarse de diferentes formas y puede ser muy notoria o prácticamente invisible. Puede manifestarse a temprana edad, o bien presentarse más tarde en el desarrollo –lo que se conoce como late bloomer–, entre muchas otras formas. “Un fenómeno que suele dejar perplejos a quienes lo escuchan, porque tendemos a ser más bien binarios, blanco o negro, para darle orden a las cosas”.
La Alta Capacidad puede coexistir con cualquier otra neurodivergencia. “Ambas condiciones se pueden ver de manera muy diferente. A veces la discapacidad está más escondida, enmascarada, lo que no quiere decir que no esté porque no se ve”, explica María Paz. Otras veces, la especialista explica que es la alta capacidad la que se esconde porque, en un sistema biomédico en el que el foco es la problematización y el tratamiento, identificar un potencial pasa a segundo plano. “Los chicos no pueden fortalecer y trabajar con su potencial. Y por lo mismo, vemos estudiantes con autoestima más baja, con problemas en su salud mental, porque sienten que no encajan en ninguna parte”, comenta la especialista.
Por esta razón, la psicóloga explica que es importante que cambiemos nuestra mirada, nos saquemos el estigma de la genialidad y miremos la doble excepcionalidad más allá del paradigma del déficit. “Cuando los niños, niñas y jóvenes pasan por procesos de evaluación, es importante una mirada amplia, flexible, menos estructurada, que permita profundizar sobre todo en su potencial”, comenta. “A nivel escolar, los estudiantes pueden desmotivarse con aquellas adecuaciones solo focalizadas en lo que requiere apoyo”. Y tal como ha ocurrido con el caso de Ángel y Cecilia, más que intentar forzar su adaptación, lo importante es que las familias busquen espacios que acojan de forma abierta y sin prejuicios a niños que salen de la norma. “Es muy importante conocerlos más allá de la dificultad, saber sus intereses, cómo les gusta aprender, más que hacerlos calzar en un molde predefinido”, explica María Paz. “Trabajar, en este sentido, desde lo positivo y las fortalezas es lo relevante. Los niños tienen claro qué es lo “malo” que les pasa, pero nadie se detienen a mirar y valorar su potencial”.