¿Tu amiga, hermana, cuñada, prima, vecina o hija acaba de ser mamá? El posparto y el puerperio pueden ser una etapa muy sensible para muchas mujeres, así que ojo con tus palabras cuando la visites. De la mano de nuestra lectora, la psicóloga perinatal Agustina Bosio, autora del libro 'Mamá de carne y hueso', te damos –con cariño– un listado de comentarios o preguntas a evitar, o bien, pensar dos veces antes de abrir la boca.
,‘Venimos a ver a la guagua, no a ti’. Al visitar a una puérpera hay que tener en cuenta, como regla número uno, que no solo hay un bebé que nace, sino también una madre que nace. Esa mujer estuvo horas pariendo, está cansada, en una contradicción de emociones, y lo que necesita es atención y contención, lo cual va a beneficiar directamente a ese bebé. Para Agustina, una frase como ésta, aunque esté dicha en broma, representa, “literalmente la invisibilización de la madre”. ¿Preparo algo de comer? ¿Necesitas algo? ¿Te lavo los platos? Cualquier ayuda que la visibilice, la contenga y le aliviane la carga será bienvenida.
‘¡No se parece en nada a ti!’. En instancias donde se está desarrollando el apego de la diada madre/hijo o hija, lo último que necesita una madre es que se le cuestione su cercanía al bebé. “Si bien no todas las mamás queremos o necesitamos que los hijos e hijas sean iguales a nosotras, puede que haya una cierta satisfacción en algunas en verse espejadas en su piel, pelo, nariz… esa satisfacción tiene que ver con poder reconocer a quien estaba adentro mío y ahora está afuera”, dice Agustina. Si no sabemos cómo se lo va a tomar, mejor no hacer comentarios al respecto.
‘El bebé está precioso, pero tú tienes muy mala cara’. Decirle a alguien que tiene mala cara ha ayudado exactamente a cero personas a mejorar su cara. Y sí, estar cansada es normal. “Cualquier comentario sobre el aspecto de la madre es absolutamente desagradable en estos contextos. Piensa que es una persona que ha pasado recién por un parto normal o por una cesaría, que es una cirugía mayor, además tiene alterado el ciclo del sueño, ¡nadie va a tener buena cara en esa situación!”
‘Prepárate para no dormir’. Todas las maternidades son distintas y no tiene sentido asustar a alguien; predisponer a esa persona a la tortura de no dormir puede generarle mucha ansiedad y miedo. Sin embargo, Agustina tampoco ve algo mal intencionado en este comentario. “No sé si alguien se puede preparar para dormir, pero sí es bueno que sepa que ocurre, para bajar las expectativas. Sin embargo, igual suena como a una venganza de las que ya son madres y padres, y han experimentado la privación de sueño. Es como si dijeran ‘jajaja, te toca a ti’. Quizás encontremos otras formas de transmitir esa posibilidad”, aclara.
‘¿Le estás dando pecho? La lactancia materna es lo mejor’. Sí, la leche materna es una maravilla, pero recuerda que no es la única opción ni posibilidad de una mujer. La lactancia además es uno de los procesos más difíciles en los primeros meses de puerperio y ocasiona mucha frustración cuando se tienen expectativas demasiado altas de ella. “Cualquier forma de aproximarse a una mujer que recién ha parido sobre la lactancia tiene que ser extremadamente cuidadosa, porque es un tema ultra sensible, que atraviesa un montón de aristas”, dice Agustina. “No siempre es una elección, muchas veces hay problemas fisiológicos o emocionales. No podemos hablar sobre algo que no sabemos. Dar cualquier consejo sobre lactancia sin saber su contexto puede ser algo que abra heridas”, agrega.
‘¿Te puedo dar un consejo?’. ¡Ojo aquí! “No tiene nada de malo, si es que se admite la respuesta NO. Pero socialmente se hace difícil negarse, así que hay que tomar en cuenta eso y no poner a la madre en una situación incómoda. Además, lo que sea que venga de ese consejo puede ser un desastre”, dice Agustina.
‘No te quejes, disfruta’. La maternidad ha sido idealizada durante toda la historia de la humanidad, démosle a las mujeres la instancia y la confianza para quejarse todo lo que quieran; quizás esa madre necesita que la escuchen. “Hay muchas situaciones que son muy difíciles de vivir en la maternidad y tenemos el derecho de quejarnos, porque además de ahí vienen las oportunidades de cambio. La queja es súper legitima e importante, movilizadora y genera empatía con otras madres. Si vamos a ver a una puérpera estemos dispuestas a escucharla en lo que tiene que decir”
‘¿Seguro que no tiene hambre/frio/sueño/mal de ojo?’. No pongas en cuestión la intuición de una madre, nunca. “Los diagnósticos de los externos que creen que porque están viendo a ese bebe un ratito saben más que la mujer que lo parió y lo ve 24/7 desde que nació, es terrible. La gente quiere ayudar, pero lo que logran es que las mujeres duden de sí mismas respecto a algo que ellas saben”, recomienda Agustina.
‘No te angusties ni llores, la guagua siente todo lo que tu sientes’. Es un consejo imposible y que solo genera culpa, dice la psicóloga. “Es como pedirle a una persona ‘reprímete por otro’, eso está mal. Si bien es verdad que hay una fusión emocional entre recién nacido y su mamá, en la medida en que esa emoción se pueda elaborar y expresar será mejor. No podemos evitar sentir lo que sentimos, muchas veces las madres están en contextos difícil u hostiles. Lo que hay que hacer es escuchar y ayudar”.
‘No te preocupes, ya bajarás la guata’. “No hay que opinar del cuerpo de otro y punto”, dice Agustina. “Estos cambios son involuntarios y normales, el cuerpo toma distintas formas porque biológicamente se adapta a la maternidad, está bien tener guata, el útero sigue estando grande y la zona tuvo que acumular grasa para contener a ese bebé. Este comentario, respecto a una mujer que tiene que reconocer su cuerpo luego del parto, puede generar mucha angustia e inseguridad”.
‘No lo tomes tanto que se va a acostumbrar a los brazos’. ¿Qué hay de malo en que se acostumbre a los brazos? Te recordamos los beneficios del apego físico: estimula la lactancia, permite generar lazos de amor entre madre y bebé, lo que fortalece su vínculo y desarrolla la seguridad y la futura autonomía de ese niño o niña. Para Agustina, “los niños no se acostumbran a los brazos, necesitan de los brazos, es parte de la exterogestación; no estamos hechos para separarnos hasta por lo menos 9 meses”. En todo caso, Agustina dice que el comentario contrario tampoco es correcto. “Sabemos que las madres se cansan de tenerlos en brazos, así que tampoco debemos decir que DEBEN tomarlos en brazos todo el tiempo”.
‘Qué rico quedarse todo el día en la casa y no trabajar’. “¡Esto sí que da rabia!”, dice Agustina. “Las mujeres recién paridas trabajan las 24 horas del día. Están alertas permanentemente, los niveles de estrés son súper altos, sumado al trabajo doméstico que muchas veces también deben hacer. Es un trabajo muy agotador y no hay que invisibilizarlo, especialmente si viene de la pareja, cuando dicen ‘bueno, yo estoy trabajando’, es terrible”, agrega. No olvidar: El cuidado de otro y las labores domésticas son un trabajo, quizás el más difícil de todos y representa más del 20% del PIB ampliado, más que cualquier otra actividad económica.
‘¿Y para cuándo la parejita?’. Evitarlo a toda costa, aunque sea en broma. “Es imposible pensar en otro hijo o hija cuando recién te estás conectando con éste; recién lo estás procesando, así que por favor silencio. No hay que meterse en la planificación familiar de la gente”, dice Agustina.