Axé

nostalgia axe web



La otra noche fui a la disco y después de bailar unas canciones de reggaetón antiguo sonó un clásico del axé: Ota otes. Automáticamente la mayoría de los que estaban en la pista comenzaron a bailarla. Los que no recordaban la coreografía o no se la sabían, copiaban. Yo sí la recordaba.

Al oírla tuve un flashback a los años 2000, cuando era tan chica que veía la tele del living como si fuera una pantalla de cine. Así recordé a la Ceci, mi tía que se sabía todas las coreografías de Axe Bahía y que las practicaba por la tarde para seguirles el paso cuando el grupo salía en Mekano: todos con poca ropa, pero brillante y una energía contagiosa.

Recuerdo que me gustaban tanto que me compraba sus stickers en la feria, los que terminaban todos pegados en el refrigerador o en el respaldo de mi cama. Creo que algunos de mis primos todavía los tienen pegados en sus muebles porque sacarlos era difícil.

Yo miraba a la Ceci e intentaba imitarla. Me acuerdo que algunas de mis amigas querían ser Flaviana, otras Francini, pero yo quería ser mi tía. Pienso en cómo me debo haber visto de sólo  7 años bailando canciones con coreografías medias sexualizadas. Y ahora, con más de 20, me siento igual que la Ceci veinteañera y pienso que logré aprenderme una coreografía sin perderme. Con mis amigas bailamos la canción en fila y terminamos transpiradas, más que bailando toda la noche. Esto no sería un problema, si tuviéramos el cintillo que usaba Bruno en la frente.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.