Según datos compartidos por Netflix, The kissing booth es una de las producciones propias más vistas en la historia de la compañía de streaming, con cerca de 46 millones de reproducciones. La película protagonizada por Jacob Elordi y Joey King, basada en una novela del mismo nombre y publicada en la plataforma Wattpad, cuenta la historia de una adolescente de secundaria que se enamora del hermano mayor de su mejor amigo. Todo el romance transcurre como un tira y afloja entre dos personajes que se resisten a la atracción que sienten el uno por el otro y, en consecuencia, canalizan sus sentimientos de formas poco sanas: celos, mentiras, manipulaciones o trucos para conseguir una reacción de ese otro deseado. Cosas que en el mundo de las comedias románticas suelen utilizarse como recurso para sacar suspiros de las audiencias.
Esta historia de ficción dirigida al público juvenil, después de encuentros, desencuentros y confusiones, termina, como muchas otras ,con un final feliz. Pero The kissing booth está lejos de ser la única en su especie: todavía predominan los de referentes culturales que día a día siguen tergiversando un mensaje de amor en las relaciones de pareja que para los adolescentes ya es difícil de dilucidar. Y es que según un estudio publicado por el Instituto de la Mujer sobre Amores tempranos y violencia en el pololeo, las nociones de amor romántico están profundamente arraigadas en los adolescentes de nuestro país y las consecuencias de ello en las primeras relaciones amorosas son graves.
Según la encuesta realizada por la organización a jóvenes entre 14 y 29 años, 7 de cada 10 de los consultados cree que una mujer frágil –como el perfil femenino que suele mostrarse en series y novelas– tiene un atractivo especial para los hombres. La publicación plantea que estos datos despiertan una alerta respecto al rol asignado a las mujeres en las relaciones, porque las ubica en una posición de vulnerabilidad ante la violencia. Precisamente otra de las preguntas planteadas a los encuestados confirma que, en una relación violenta, las mujeres tienden a ser la últimas en identificar este tipo de comportamientos porque han sido socializadas para normalizar conductas agresivas de parte de una pareja.
“El orden social del género y el modelo de amor romántico en que se inspirarían las relaciones sexo-amorosas y que entiende la relación de pareja como un espacio jerárquico y, por tanto, desigual; serían, antecedentes de la naturalización de practicas violentas al interior de éstas”, explica el estudio.
Otras de las construcciones propias del amor romántico que han calado profundo en el inconsciente de los jóvenes de nuestro país son las nociones de que el amor en una pareja todo lo puede –frase con la que 9 de cada 10 encuestados dice estar de acuerdo– o la idea de la que existe la media naranja. Según el estudio, el 85% de los jóvenes entre 14 y 18 cree en alguna parte todos tenemos una pareja predestinada y el mismo documento explica que estas formas de entender las relaciones amorosas pueden ser perniciosos porque implican una idealización del amor que se vincula con la aceptación del maltrato y la violencia al asociar el sentimiento a una especie de mito de amor omnipotente.
“Hay mucho refuerzo en la televisión del sufrimiento y de la violencia como parte de la normalidad y esto se cruza con el amor”, explica Gloria Leal, directora del Instituto de la Mujer y coordinadora general del estudio. “En pos del amor puedo aceptar abusos o malos tratos porque es parte de lo que me toca vivir. El estudio muestra que los adolescentes siguen dándole al amor romántico un rol preponderante y de eje en sus relaciones y que, además, lo relacionan con la posesión y con roles tradicionales de la mujer como una persona que debe estar dedicada al cuidado de otros y no en una posición de igualdad”.
Y si bien los referentes culturales de amor romántico más clásico tienen mucho que ver con cómo entienden el amor los adolescentes, según la explica la psicóloga clínica Camila Chamorro, existen además otros aspectos que inciden en su concepción de las relaciones. “Hay otros factores que intervienen como las referencias familiares o aspectos contextuales, como la condena pública al amor romántico o las ‘funas’ a las conductas abusivas en las relaciones de pareja”, agrega. La especialista reconoce que, al menos en ese sentido, han habido avances respecto a la educación sexual y emocional de los adolescentes. “Actualmente existe una mayor visibilización de la violencia de diversa índole, al mismo tiempo que es fuertemente condenada por los pares y eso hace que muchos se alejen de las concepciones románticas clásicas del amor, dando paso a ideas más sanas y construidas en conjunto de las relaciones”, explica Chamorro.
Sin embargo, el peso de la cultura es fuerte. Y el arraigo de los modelos imperantes en los medios sigue siendo la fuerza predominante según las cifras publicadas por el Instituto de la Mujer. Conductas que son pan de cada día en escenas de comedias románticas, en series o en las páginas de un libro o capítulo de fan fiction, también son prácticas recurrentes en los pololeos adolescentes: 1 de cada 5 jóvenes señaló que sus parejas les han puesto trampas para saber hasta qué punto los quieren; 1 de cada 5 señaló que sus parejas han revisado sus objetos personales sin permiso; a 3 de cada 10 jóvenes sus parejas les dicen con quién no deben salir o juntarse y la mitad de los jóvenes cree que los celos son una prueba de amor.
Camila Chamorro explica que la prevalencia de este tipo de creencias puede ser problemática no solo en el pololeo, sino que también en relaciones futuras. “La adolescencia es un proceso relevante, sobre todo en lo que a relaciones sociales y afectivas se refiere porque las primeras pareja suelen ser el primer vínculo exogámico (fuera de la familia)”, explica la psicóloga. “Ese primer amor se vuelve una condición de los amores venideros, y de ahí que esté investido de cierta idealización. Por esto es que la repetición de patrones en pololeos adolescentes suelen conducir a vínculos o relaciones patológicas”.
La especialista aclara que es relevante resolver estas conductas o formas de noviazgo o vínculo que pueden darse en la adolescencia para que no adquieran un carácter patológico en las relaciones adultas. “Los pololeos pueden sentar un precedente para el futuro, porque existe la posibilidad de amar después, tal como ya se ha amado antes, rememorando aquellas primeras relaciones, aunque hayan sido informales o adolescentes, pero que en el momento que fueron vivenciadas”, comenta.
Para corregir estos patrones la especialista es enfática en señalar que no basta con advertir y concientizar. “Se debe educar responsablemente al respecto, y en ese sentido nos queda bastante trabajo y actualización por delante”, comenta. Gloria Leal plantea que es necesario que los paradigmas cambien desde la primera infancia para ir creando modelos sanos de relación dentro de la comunidad. “Hay que establecer relaciones de respeto en lo social, en lo laboral y en lo educativo, en las que no haya distinción entre hombres y mujeres”, explica. “Si seguimos avanzando con los mitos del amor romántico a cuestas vamos a seguir por el camino de una sociedad que seguirá siendo violenta sobre todo en situaciones de crisis”.