“Aprender siempre, eso es estar viva”, Freya Stark

Freya Stark



Hija de una madre polaca y un papá inglés, ambos artistas, Freya creció en Italia. Cuando cumplió 9 años, sus papás le regalaron Las mil y una noches, lo que le abrió una puerta a la imaginación y la curiosidad. Siendo una niña, creció fascinada por los viajes y lo desconocido. A los 13 años, su pelo se atascó en la máquina de una fábrica textil y el accidente le desfiguró la cara. Tuvo que pasar largos períodos de su vida haciéndose injertos de piel y durante su convalecencia encontró en la lectura una forma de escape.

Maravillada por la cultura oriental, estudió historia y aprendió a leer en árabe y persa. Durante la Primera Guerra Mundial viajó a Beirut, Líbano y Bagdad. Atravesó peligrosos desiertos encima de camellos y cruzó zonas que hasta entonces eran desconocidas por Occidente, siempre mirando, anotando y escribiendo. Se hizo experta en arte islámico, en cultura árabe y geografía. Exploradora, cartógrafa, artista y aventurera, su vida estaba motivada por su incansable deseo de aprender.

En plena cuarentena mundial, el Oráculo nos recuerda la figura de esta excepcional mujer para que reconectemos con otras formas de viaje, como lo hizo Freya mientras tuvo que estar en su casa: a través de los libros. Además, ahora tenemos el conocimiento a un click de distancia en Internet. “No hay mejor forma de conocer lo humano que viajar y salir al mundo”, dijo. Y como por ahora no podemos salir al mundo, dejemos que el mundo y toda su maravilla venga a nosotras.

  • Políglota: Más de diez idiomas llegó a dominar en su vida. Árabe, persa y turco, entre ellos.
  • Aventurera: Cuando llegó a Bagdad se negó a quedarse en la casa de un diplomático inglés y se alojó con un zapatero en el barrio de las prostitutas. Desde allí se internó en Irán occidental en busca del Valle de los Asesinos, donde escribió un libro.
  • Crítica: A pesar de que se mostraba siempre abierta e interesada por aprender de las otras culturas, no dudó en criticar las prácticas esclavistas y machistas de Oriente.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.