¿Cambiará la forma de ser papá después de la cuarentena?

Paternidad en cuarentena Paula



El aislamiento preventivo y las cuarentenas obligatorias han llevado a las familias a reestructurar las dinámicas al interior del hogar. En familias nucleares biparentales, donde padre y madre son parte de la fuerza laboral, se dan varias situaciones, entre ellas, que ambos trabajen desde la casa o que alguno tenga que salir a trabajar por ser funcionario de servicios básicos o de salud.

Según la Encuesta Nacional de Empleo publicada en 2019, las mujeres predominan en sectores vinculados al cuidado como el servicio doméstico (93%), salud (74%) y educación (71%). Por otro lado, el Informe sobre brechas de personal de salud entregado por el Minsal en diciembre de 2016, da cuenta de que la mayoría de los técnicos en enfermería son mujeres jóvenes, menores de 35 años. Así, las mujeres pasaron a ser gran parte de la primera línea ante el coronavirus, siendo clave su participación laboral fuera de la casa, lo que en teoría reforzaría la labor de crianza de los hombres.

Pero aunque en el papel da la impresión de que ciertos roles y conductas ligadas al género y a la corresponsabilidad en la crianza -y por ende al rol de padre y madre- podrían verde modificadas después de la pandemia, pareciera no haber un consenso al respecto. ¿Es suficiente estar en casa con los niños para involucrarse más en su crianza y tomar las responsabilidades que corresponden?

Nuevas formas de ser en casa

En términos de roles de género, hay especialistas que miran esta realidad con optimismo. Economistas de las universidades Northwestern y de San Diego, en Estados Unidos, asocian la situación actual con aquella que se vivió luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres se sumaron a la fuerza laboral mientras los hombres iban a la guerra, lo que cambió para siempre la participación laboral femenina en ese país. Ellos creen que por el hecho de que las mujeres forman parte importante de los servicios que no pueden hacer cuarentena, los hombres se están convirtiendo en los cuidadores primarios, lo que a su vez llevaría a una vida doméstica más igualitaria una vez que la crisis termine.

Por otro lado, se podría creer que en los casos donde padre y madre teletrabajan, el cuidado de los niños se divide de manera más equitativa y las mujeres dejan de tener doble o hasta triple jornada entre sus trabajos y la crianza. Pero no todos son igualmente optimistas. “El cambio, desde el punto de vista social, que ha significado la pandemia no ha llevado necesariamente a los hombres a modificar las formas de sus relaciones de género”, asegura Claudio Duarte, académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y participante del Núcleo de Investigación en Género y Sociedad. “Tres meses no es tiempo suficiente para marcar una tendencia, pero lo que hemos logrado ver es que la mayoría de los hombres siguen asumiendo las tareas de la casa como si fueran trabajadores externos, por lo que se les tiene que servir y atender. Las mujeres, por su parte, y dado los condicionamientos de género existentes, asumen las tareas propias del trabajo y las tareas domésticas”, explica. Los hogares donde la mujer es quien sale a trabajar, ya sea porque el hombre está cesante o porque teletrabaja y se queda con los niños, tampoco aportaría a un cambio cultural, asegura el especialista, en cuanto “para los varones ese es un problema, porque uno de los roles principales que sigue imponiendo el patriarcado, pese a todas las movilizaciones feministas, es que el proveedor principal sea el varón”.

Pero, ¿por qué no podrían cambiar? Si cuando trabajan fuera de casa no ven o eligen no ver lo que sus parejas mujeres hacen en términos de crianza, ahora no hay forma de escapar de esa realidad. Pero verlo, insiste Duarte, no es suficiente para que se produzcan cambios. “Los varones naturalmente no vemos que las mujeres tengan más trabajo que nosotros, porque si fuese así nos habríamos dado cuenta de este fenómeno viendo a nuestras mamás y abuelas. Lo que estamos viviendo no necesariamente implica una sensibilización que nos haga decir, ‘ah, en nuestra casa la carga de trabajo está desigualmente distribuida’. Tenemos que tener voluntad de hacer las cosas diferente”.

La Académica Facultad de Artes Liberales de Universidad Adolfo Ibáñez, Michelle Sadler, explica que incluso aunque muchos hombres piensen que están colaborando al lavar, cocinar o cuidar, siguen sin hacer el trabajo de gestión que hacen las mujeres. “El trabajo logístico de crianza es de 24 horas y es mucho mayor al tiempo físico que se dedica a la labor. Es adelantarse y organizar el cuidado, lo que requiere mucho tiempo y energía”, explica. “Al venirnos todos a la casa, el trabajo de la mujer se agudizó, mientras que los hombres no asumieron más responsabilidades, pese a estar físicamente presentes. Por eso ahora vemos que las mujeres sobrecargan su jornada, mientras que si se privilegia el cuidado del trabajo de alguien es el del hombre, entre otras cosas, porque es más común que sea el que gane más”, dice Sadler.

Coincide con ella Jessica González, directora del Centro de Liderazgo de ComunidadMujer. “La sobrecarga del tema de cuidado o dificultades para compatibilizar el cuidado con una red de cuidado que está quebrada y sostener el trabajo remunerado, recae en las mujeres”, dice. Y es que, según asegura, los hombres que son padres de familia y teletrabajan han hecho un cambio marginal en sus labores domésticas. “Da la impresión de que esta crisis está llevando a las mujeres a la casa, manteniéndolas como las principales responsables de las tareas domésticas y los hijos”, asegura.

Una nueva oportunidad de ser papá

Existe la noción de que las labores de crianza son agotadoras y demandantes. Y más en tiempos de pandemia. Independiente de que efectivamente resulta cansador, así como también cansa el trabajo fuera de la casa, pero de la misma forma en que en la oficina hay momentos agradables, de crecimiento y aprendizaje, en la crianza también los hay. Y al estar presente en el día a día de sus hijos, muchos hombres lo están descubriendo. “Posiblemente las mujeres llevamos mejor el confinamiento porque así nos han sociabilizado, pero efectivamente algunos hombres han reflexionado sobre las demandas del hogar, del día a día, que son actividades interminables que hay que replicar”, dice Jessica González.

Los varones estamos dándonos cuenta de lo beneficioso que es para nosotros participar activamente en la crianza”, reflexiona el sociólogo Claudio Duarte. Y añade: “en estos momentos podemos descubrir qué nos pueden enseñar nuestros hijos e hijas, pero para eso tenemos que tener la voluntad de ver lo que estamos viviendo como una oportunidad de aprendizaje”.

“Me encanta pensar que en la situación de confinamiento los hombres se están dando cuenta de la cantidad de trabajo que implica el cuidado de los niños y que esta es una oportunidad de visibilizar el trabajo que implica la crianza. Ojalá eso abra espacios de conversación de cuidados más colectivos”, agrega Michelle Sadler. Y es que aunque suene a más trabajo, esta oportunidad para los hombres se centra en ser más que el principal proveedor o el que pasa tiempo con sus hijos los fines de semana y en vacaciones. Ya que esto, asegura Michelle, abre también espacios para visibilizar la salud mental de los hombres y repensar los arreglos de género. “El gran desafío es impulsar las políticas para que la cocrianza sea posible”, dice.

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