Incluso antes de la cuarentena y el teletrabajo, la televisión era el comodín para mantener tranquilos a los niños. Si los padres o cuidadores necesitan hacer algo sin que ellos intervengan, se enciende y se olvidan por un rato. El problema es que en el contexto actual ese “un rato” ha pasado a convertirse en “todo el día”, y los más chicos terminan pegados a la pantalla desde que despiertan hasta que se acuestan a dormir.

Al principio de este periodo importaba poco quebrar los hábitos, porque había un sentimiento de que esto no iba a durar mucho tiempo. Pero los días han ido pasando, ya llevamos tres meses, las rutinas se van perdiendo y los niños van acumulando más horas viendo televisión. El problema está en que existen distintos estudios que han demostrado que un exceso de pantallas, especialmente en niños en etapa pre escolar, puede afectar el desarrollo del lenguaje, de la lectura e incluso de la memoria a corto plazo.

“Para algunos papás es complicado generar hábitos durante la cuarentena debido a las distintas situaciones de estrés que viven tanto ellos como los niños y niñas, pero es importante hacerlo”, asegura la educadora de párvulos Florencia Lastra. Y agrega: “Hay que buscar actividades fuera de la televisión que les permita conectar con juegos y manualidades, y que puedan hacer de forma más o menos independiente”.

Claves para evitar el televisor

Rutinas: Aunque según Florencia en muchos casos es una tarea que está pendiente desde mucho antes de la llegada del coronavirus, es fundamental que se establezcan límites y horarios para hacer los deberes, jugar e incluso ver televisión por un tiempo determinado y limitado. “Es útil hacer un horario con la rutina e incluir actividades entretenidas como manualidades, baile, arte, lenguaje o matemáticas. La idea es conversar estas rutinas con ellos y escribirlas en un cartel grande para que entiendan lo que va a pasar”, recomienda la educadora de párvulos Loreto Ashcroft. Para ella, una manera de involucrar a los niños con sus actividades es felicitarlos cuando las realizan y hacerles sentir que sus labores también son importantes dentro de la familia.

Separar espacios: “Esto es clave, especialmente en las casas con más habitantes”, dice Florencia sobre buscar espacios protegidos para que los niños jueguen. La idea es que estén lejos de la televisión o que esta se mantenga apagada y no como ruido ambiente mientras hacen otras actividades. Los adultos, explica la especialista, debemos asumir que el orden en ciertos lugares se va a perder para dar paso a zonas de juego improvisadas, pues los niños que no pueden salir necesitan esos espacios. Y tenemos que permitir que estos existan fuera del lugar donde está el televisor, así como en distintos lugares de la casa o departamento.

Proponer actividades: Los adultos no podemos esperar que los niños calendaricen sus días por su cuenta e inventen actividades que los entretengan todo el día. Debemos proponer y facilitar alternativas lejos de la televisión, si no ¿qué beneficio ven los niños de todo esto? “Generalmente los niños mayores de tres años pueden seguir solos juegos que ayudamos a iniciar, mientras que si tienen hermanos pueden jugar entre ellos, pero uno como adulto tiene que hacerse responsable de buscar alternativas para que la tele no sea la única opción”, dice Florencia.