“Las personas con depresión tenemos más facilidad para estar aislados porque la mayor parte del tiempo no queremos salir de nuestras casas”, dice María Paz Núñez sobre cómo ha estado viviendo el proceso de cuarentena desde hace más de un mes en Santiago Centro. Previo a la crisis sanitaria había tenido que empezar a salir e interactuar con gente, forzosamente, pues era parte del tratamiento para la depresión diagnosticada con la que vive hace varios años. Dada la cuarentena esa tarea se vio en pausa.

El problema es que aprovechar este contexto para no salir y no tener que interactuar socialmente es, en términos coloquiales, pan para hoy y hambre para mañana, pues en muchos sentidos puede significar un retraso en el tratamiento y en los avances que se habían logrado. Según el psiquiatra experto en postraumático, depresión, angustia e insomnio, Cristián Norambuena, uno de los problemas es que se produce una demora en retomar un estilo de vida saludable. “La persona con depresión tiende a retraerse, a evitar el contacto social, distanciarse y descuidar su cuidado personal, por lo que se termina en un estilo de vida depresivo que genera más depresión, siendo un círculo vicioso que puede llevar a un estado crónico”.

“Es fundamental que las personas con depresión mantengan su tratamiento”, enfatiza el especialista, “la telemedicina cuenta con evidencia científica que avala ampliamente su efectividad en el tratamiento de la depresión”. Norambuena añade que la persistencia a largo plazo de síntomas depresivos se asocia a una peor calidad de vida y puede conducir a otras condiciones médicas tales como sobrepeso, obesidad, resistencia a la insulina y más. “Por otra parte, mantener el ánimo depresivo por tiempos prolongados es un factor de riesgo para hacer adicciones como el alcohol o el tabaco”, añade.

Cuarentena en soledad

A partir de esta semana, una parte importante del país se encuentra en cuarentena y un porcentaje de esas personas vive sola. En 2017 el INE informó que casi el 15% de los chilenos se encontraba en esa situación, y en enero de este año se dio a conocer que medio millón de adultos mayores vive sin compañía. Dependiendo de la gravedad del cuadro depresivo que padezca una persona puede que el peligro que corra viviendo solo sea mayor o menor.

“Lo más riesgoso es en depresivos graves, pues existe el peligro suicida”, advierte Norambuena. Y añade: “En la actual pandemia se suman otros factores que incrementan este riesgo, en particular el estrés psicológico crónico y aislamiento social, cuya combinación puede llevar a un desenlace trágico”.

Por otro lado, siempre está la posibilidad de que personas desarrollen cuadros depresivos en medio de la cuarentena y con todo el contexto de la pandemia, pero este riesgo aumenta exponencialmente en personas que viven solas. Según un estudio del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh publicado en 2016, los adultos que viven solos tienen más probabilidades de desarrollar una depresión que quienes viven con sus parejas u otros integrantes de la familia.

Por lo mismo, la Organización Mundial de la Salud entregó una serie de recomendaciones de autocuidado para las personas que viven solas durante la cuarentena:

1. Sigue conectado y mantén tus redes de relaciones sociales, tratando de mantener las rutinas diarias o crear otras nuevas. Aunque las autoridades hayan limitado el contacto social físico, te puedes seguir comunicando a través de correos electrónicos, redes sociales, videoconferencias y llamadas telefónicas.

2. Cuando estés estresado, presta atención a tus necesidades y sentimientos.

3. Busca actualización de información y orientaciones prácticas a ciertas horas del día, sin dar seguimiento a rumores que te generen ansiedad o te hagan sentir incómodo.

Es fundamental que una persona con depresión mantenga su tratamiento, ya sea por video llamadas con su médico tratante o asistiendo presencialmente a consultas. Para este último caso existe un Permiso Temporal Individual que permite asistir a establecimientos de salud y otro para la compra de insumos básicos, de tal forma que el tratamiento con medicamentos no quede en pausa. Ambos permisos se pueden pedir en Comisaría Virtual.

Además, quienes estén enfrentando pensamientos suicidas y no tienes con quién hablar pueden llamar a Salud Responde del Ministerio de Salud (600 360 7777) o escribir a la Fundación José Ignacio (contacto@fundacionjoseignacio.org).