Hace un mes mi menstruación se adelantó en dos semanas, mientras que a una amiga le “llegó” dos veces en un mes. Ninguna tenía problemas anteriores, no habíamos alterado nuestros tratamientos hormonales anticonceptivos ni habíamos hecho nada que pudiese provocar esta situación. Sólo teníamos en común que estábamos viviendo en Santiago, en medio de una de las peores crisis sanitarias del siglo, viendo cómo nuestros trabajos y los de nuestros seres queridos se veían afectados y con el temor de que amigos y familiares se contagien de coronavirus. Básicamente estábamos estresadas.
Pero, ¿esa ansiedad y ese estrés provocado por el contexto actual podría estar afectando nuestro ciclo menstrual? Parece difícil de creer, pero lo cierto que sí, puede. “Una situación de estrés puede desencadenar una alteración hormonal que evita el desarrollo folicular y la ovulación”, asegura Juan Enrique Schwarze, ginecólogo especialista en medicina reproductiva de Clínica Las Condes. Y agrega: “Desde un punto de vista evolutivo esto tiene mucho sentido ya que biológicamente no es conveniente reproducirse y aumentar el número de personas en la familia cuando atravesamos situaciones estresantes o que nos producen ansiedad”.
“El control del ciclo menstrual es un proceso integrado en el cual intervienen el cerebro, el hipotálamo, la hipófisis, el ovario y finalmente el útero”, detalla Manuel Parra, ginecólogo de Clínica Alemana. “Esta integración implica que señales nerviosas que nacen en la parte superior del cerebro lleguen a la hipófisis, glándula que libera las hormonas que estimulan la formación del estrógeno y progesterona en el ovario, que modifican el endometrio en el útero y, finalmente, si no hay concepción, se produce el desprendimiento de la capa interna, y por tanto la menstruación”, explica en relación al paso a paso del ciclo menstrual.
Según asegura Parra, este complejo integrado es susceptible a modificarse por una serie de condiciones, entre las que están enfermedades, pero también situaciones de la vida real como el estrés, la angustia y los trastornos alimenticios.
“La gran mayoría de las alteraciones del ciclo menstrual están asociadas a procesos de estrés y angustia, ya que si nosotros medimos los niveles de gonadotropinas y evaluamos el efecto final que es en el endometrio a través de una ecografía, nos damos cuenta que estos niveles de gonadotropinas están normales y, por lo tanto, no hay una alteración a nivel de la hipófisis y tampoco la hay a nivel de los ovarios” explica Parra. “La angustia y el estrés son capaces de modificar estas señales que llegan a la hipófisis o la liberación misma de las gonadotropinas a nivel de la hipófisis que alteran la maduración del ovocito en el ovario, y por tanto alteran la maduración del endometrio y por lo tanto se pueden producir alteraciones en el ciclo”.
De todas formas, Schwarze recomienda que si una mujer presenta irregularidades en su menstruación, lo mejor es que acuda a su ginecólogo para descartar embarazo o patologías previas.