Esta célebre poetisa de la antigüedad nació en la isla de Lesbos y creció junto con el auge de las polis griegas. Y aunque jamás pisó Atenas, su nombre se hizo inmortal a través de su pensamiento y sus emociones. Su obra estaba reunida en nueve tomos en la biblioteca de Alejandría hasta que el papa Gregorio VII, en 1073, ordenó quemar todos los manuscritos por considerarlos inmorales. Porque hablaban de placer y sexo.

Sí. La poesía de Safo no temía explorar el erotismo y a pesar del intento de la Iglesia por borrarla, sus poemas prevalecieron en los poemas de otros poetas y en unos pocos papiros. De hecho, todo lo que sabemos actualmente de esta mujer es a través de su obra. Safo hizo del amor y la decepción amorosa el centro de su trabajo, y sus versos nos enseñan mucho sobre el deseo y las relaciones.

En su poesía, mezcló el gran tema del amor con su propia experiencia. Habló de la belleza, de la nostalgia, del miedo y del deseo. Habló de ser mujer. Vivió una vida intensa y nunca dejó de amar. Después de 2.600 años, su voz y sus enseñanzas siguen vigentes. ¿Qué se rescata para esta convulsionada semana? Safo decía que en la cólera de las peleas, nada convenía más que el silencio.

  • Poesía para mujeres: Escribió para mujeres y niñas pertenecientes al culto de Afrodita, donde celebraban hitos femeninos como la pubertad, el matrimonio y el parto.
  • Fluida: Su poesía dirige el deseo tanto a hombres como a mujeres, ya que su experiencia trasciende al género.
  • Amor: es el tema central de su vida y obra. Sin importar a quién, el amor por sobre todo.