Nuestras lectoras preguntan: ¿Es bueno dar instrucciones durante el sexo?
Las inquietudes que surgen en torno a la sexualidad suelen ser infinitas; sin embargo, muchas veces son omitidas por miedo a que se trate de una excepción. En Paula quisimos conversar sobre estos temas abiertamente y darles un espacio a ustedes, nuestras lectoras, para que puedan plantear sus dudas y los expertos ayuden a resolverlas.
LA PREGUNTA
“Por mucho tiempo fui muy culposa con el tema del sexo. Estuve casada más de veinte años y hace dos, me separé. En ese proceso comencé el autodescubrimiento a través de la masturbación –cosa que nunca hice antes– y eso me permitió conocerme y saber qué cosas me gustan más. El problema es que desde que logré llegar al orgasmo sola, siento que me cuesta más con las nuevas parejas sexuales que he tenido. Con el último decidí conversarlo y acordamos ser sinceros y decirnos cuando nos gusta algo o no, pero eso me llevó a muchas veces darles instrucciones durante el sexo y sentir que a ratos reprimía lo que mi pareja sentía y quería hacer. Quisiera saber hasta qué punto es bueno o malo dar instrucciones durante el sexo”.
Pamela, 43 años.
LA RESPUESTA
Lo principal para tener un buen sexo es no suponer, así lo explica la psicóloga y terapeuta sexual Laura Leal. “En las relaciones de pareja, ese es uno de los errores más comunes. Que supuestamente a todas las mujeres les gusta tal cosa y a los hombres otra, pero todos somos diferentes”, dice. Por eso, más que hablar de instrucciones –esa palabra hay que erradicarla del sexo porque, según la experta, implica ver al otro como un objeto–, deberíamos siempre comunicar.
Cristina Valdés San Martín, psicóloga clínica y sexóloga, concuerda: “Es positivo manifestarle al otro lo que te gusta o lo que no, pero en el encuentro sexual existen otras maneras que no tienen que ver únicamente con el lenguaje hablado. La comunicación en la sexualidad va mucho más allá de decirle a alguien ‘me gusta esto’ o ‘saca la mano de acá’. Si estás teniendo sexo con alguien y no te gusta, esa persona tiene que ser capaz de darse cuenta y para eso es clave usar los sentidos”, agrega Laura.
Es importante hablar, pero también debemos aprender a escuchar y descifrar lo que el otro necesita. “Si estás con alguien que no hace ningún sonido y llevas veinte minutos haciendo algo sin esa respuesta, probablemente no le está gustando. O si tiene una expresión de dolor, es porque evidentemente le está doliendo. No se trata entonces de sentarse a conversar formalmente de lo que a cada uno le gusta -lo que también podría funcionar-, pero lo principal es abrir los sentidos. A los hombres les suele costar un poco más eso y quizás ahí hay una tarea de educarlos, pero también nosotras debemos estar atentas. Y si un hombre, a pesar de las señales no te mira, no te escucha y no le importa lo que sientes, entonces quizás no es la persona con la que deberías tener sexo”, explica Laura. En este sentido –agrega– la palabra correcta es guiar. “Las miradas guían, el sonido y el movimiento también. Si veo que su cuerpo se pone frío, la tapo; si tiene miedo, le hago un cariño. El sexo tiene que tener todo eso. Aprender a leer el cuerpo de la otra persona, porque si no es solo coito”.
¿Mejor sola que mal acompañada?
Según Cristina, la respuesta a esta pregunta tiene que ver con las expectativas que tenemos sobre el encuentro sexual. “Si nuestro único fin es llegar al orgasmo, quizás sea más fácil hacerlo sola, porque uno se regula y no tiene que congeniar con un otro. Esa comunicación corporal no es tan expedita como la que se tiene con uno mismo”, dice. Y agrega: “Pero el sexo no es solo eso, es un espacio para compartir y conectar, y mientras más conexión exista, mas posibilidades de sentir placer. Cuando hay muchas instrucciones probablemente lo que se está evidenciando es la ansiedad de llegar a un orgasmo rápidamente y eso no permite relajarse y vivir la experiencia completa del acto sexual”.
En este sentido el autoconocimiento beneficia un buen encuentro sexual, pero es importante entender que son cosas distintas. “Debemos detectar nuestras expectativas cuando nos autoerotizamos y cuando lo hacemos con otro. Porque si nos quedamos solo con el placer del orgasmo que genera la masturbación, no dejamos entrar otras posibilidades de experiencias sexuales”, dice Cristina. Y Laura concluye: “Es distinto tener sexo sola que con alguien, porque ese alguien te puede juzgar, en cambio sola no hay nadie que te vea. Muchas mujeres no se relajan en el sexo porque les da verguenza. Y por lo mismo, conocerse a sí misma puede ser una ventaja en el momento de tener sexo con otro. Si sabes cómo tocarte y qué es lo que te gusta estando sola, podrás transmitirlo a tu pareja. El placer y el orgasmo debemos entrenarlos”.
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