La chilena Margot Duhalde entró a la Escuela de Aviación cuando no se admitían mujeres. Había examinadores que no querían tomar los controles de vuelo, porque pensaban que era inseguro volar con una mujer al mando del avión. Pero eso no la detuvo.

A los dieciséis años, quiso ser aviadora y mintió sobre su edad para poder hacer el curso de piloto de aviación e ingresar al Club Aéreo de Chile. ¿Su plan? Irse a vivir a Europa para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Para esto les dijo a sus padres que se iría a Canadá a trabajar como instructora de vuelo.

Durante la guerra, y mientras estuvo en las fuerzas británicas, Duhalde trabajó para la división de transporte aéreo o Air Transport Auxiliary, donde era la encargada de llevar los aviones de combate a las zonas de conflicto de la Europa continental. Su trabajo era inseguro, temerario y fue clave en la guerra. A pesar de que su mamá esperaba para ella que se quedara en la casa, Margot solía decir que “los aires de independencia” la habían llevado más lejos y a situaciones donde otros requerían su ayuda.

El Oráculo rescata a esta valiente mujer chilena por ser una pionera y por encontrar creativamente la forma de abrirse paso hacia sus sueños. Nada la detuvo. Ni las expectativas de su familia, ni las leyes, ni la incredulidad de sus pares. Es que desde muy chica, cuando un avión de correos aterrizó de emergencia en un potrero de su casa y ella se maravilló con esa nave, supo lo que quería. “Cuando volaba me sentía parte del avión y, a su vez, el avión era parte de mí. La aviación fue mi vida”, dijo.

  • 23 de febrero de 1938: fue la fecha en la que voló por primera vez sola. Dos meses después se convertiría oficialmente en piloto.
  • En la ATA (Air Transport Auxiliary): había 1.152 pilotos hombres durante la Segunda Guerra Mundial y sólo 166 mujeres. Margot fue una de ellas.
  • Jefa de control: al volver de la guerra se convirtió en la primera mujer controladora aérea de Chile. Fue jefa de torre de control para la Fuerza Aérea de Chile por 40 años.