LA PREGUNTA
“Soy mamá soltera y mi hijo dejó de ver a su papá cuando tenía 1 año. Después de eso no he tenido parejas ni algún referente paterno para él. Ahora tiene 4 años y en varias ocasiones lo he pillado jugando a que tiene un papá, e incluso hace poco “inventó” en el jardín que lo había visto y me pidió que lo fuéramos a buscar. Antes de que comenzara la pandemia comenzamos un tratamiento con psicóloga, pero lo tuvimos que suspender por la cuarentena. Tampoco puedo buscar ni acercarme a su papá biológico por temas de violencia. Por eso me gustaría saber si es necesario que mi hijo tenga un referente masculino”.
Carla, 42 años.
LA RESPUESTA
El último Censo de 2017 reflejó que ha aumentado la proporción de hogares donde se declara jefa de hogar a una mujer, pasando de 25% a 31,5% entre 1992 y 2002, y llegando a un 41,6% en 2017. Si hablamos específicamente de los hogares monoparentales, la cifra aumenta a un 85%, lo que evidencia que en nuestra cultura son las mujeres las que están a la cabeza de los cuidados.
Estas cifras muestran que la realidad de muchos niños en este país es que crecen sin una imagen paterna en un contexto en que el rol de madre y padre están presentes. “Vivimos en una sociedad aún tradicional y los niños ven a su alrededor que el formato más común de familia es un papá, una mamá y sus hijos. Lo ven en el colegio con sus compañeros y en la televisión, y por tanto es normal que quienes no lo tienen tengan dudas o que en ocasiones manifiestan esa carencia”, explica la psicóloga infantil de Clínica Alemana, Sonia Castro.
Según la psicóloga infanto juvenil de Clínica Santa María, María Pía Castro, esto se resuelve hablando con los pequeños respecto de su origen. “Si les das una buena explicación, sin entrar en tantos detalles dependiendo de su edad, los niños logran liberar esa sensación inconsciente de abandono. Se les puede explicar que el papá existe, pero que por diferentes razones no puede vivir con ellos porque quizás no estaba preparado para ser papá, por ejemplo. Sólo esa explicación les permite a las niñas y niños cerrar una duda que tenían pendiente, algo que estaba inconcluso para ellos y que les generaba angustia”.
Según la experta, es importante tener en cuenta que los seres humanos configuramos a nuestro padre a través de los ojos de nuestra madre, entonces va a depender de cómo la mamá transmite la imagen del papá a ese niño, el cómo éste va a ver a su progenitor y su rol. “Si hubo daño en esa relación y la madre no lo ha sanado, probablemente le va a transmitir a ese hijo esa idea negativa del padre y desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica eso les puede provocar a los menores problemas para relacionarse con el resto. Esto se explica porque –según la teoría– los niños se ven como un todo a ellos y su madre hasta el momento del destete, recién ahí aparece el padre y los pequeños ven que existe un tercero y aprenden con él sobre la confianza en otros”.
¿Tiene que ser necesariamente el padre ese otro?
Generalmente se dice que basta con que exista un figura masculina que haga el complemento, eso cuando se habla de una familia “tradicional”. “Actualmente hay familias que se constituyen con parejas homosexuales –gays o lesbianas– y uno de los dos siempre asume un rol distinto. Suele haber uno que contiene y el otro pone normas. Y eso es lo que necesitan los niños, independiente del género de quien cumpla ese rol”, agrega María Pía.
“Si no hay un padre presente el niño puede armar una figura de apego con el abuelo, un tío, el hermano mayor o también con una abuela, una tía o cualquier otro familiar que cumpla el rol de protección cuando la madre no puede estar. Las niñas y niños siempre debieran tener más de una figura protectora”, agrega Sonia.
Esto es importante porque aunque hay mamás que dicen que son mamás y papás a la vez, a veces detrás de eso hay un afán de protección que puede ser dañino para ambos. “Las mamás gallinas, que tratan de proteger ante todo a sus pollos, pueden generar relaciones intensas y muy exigentes para ambos. El equilibrio en la crianza se trata de que si falta uno de los padres, se debe buscar a un otro que cumpla un rol de contrapesar lo que haga el que sí está presente”, dice María Pía, quien además concluye: “Pero tan importante como que exista más de un rol, es que seamos claros con las niñas y niños respecto de su origen. Hacerlo les permite entender que existen distintos tipos de familia, que a él le tocó la que tiene, y que sea quien sea el que la confirma, lo quiere y lo va a cuidar siempre. Esa seguridad les permite liberar angustias, dudas y descansar”.